Arturo Pérez-Reverte se encuentra inmerso en la promoción de su nueva obra. Esta vez, su nuevo libro está alejado totalmente de la ficción, después de concluir recientemente la trilogía de Falcó con su novela Sabotaje. Una historia de España es su nuevo hijo literario, un conglomerado de artículos en los que repasa la vida del país.

El escritor, periodista y académico concedió una entrevista al diario ABC, publicada el pasado sábado. En ella, Pérez-Reverte aborda la historia de España y cómo se ha llegado a la situación actual. Durante la conversación se le pregunta por la reiterada idea de su nueva novela en la que insiste en la “mediocridad que nos ha caracterizado”.

El escritor explica que “no somos mediocres”, sino que “nos obligan” a serlo. “Por razones geopolíticas, como los italianos, somos una raza superior”, desliza el periodista en su respuesta. “Los italianos, los portugueses, los españoles, los mediterráneos, somos superiores sin duda”, prosigue antes de reconocer que él sí cree en la “raza mediterránea”.

Explica que Platón y Aristóteles, entre otros personajes, generan una “riqueza y potencia intelectual extraordinaria” e insiste en que “somos más brillantes que un anglosajón o un alemán”. Sin embargo, Pérez-Reverte considera que “no nos permiten serlo” y señala que “tenemos una especie de garrote imaginario que nos machaca”.

Esa mediocridad, continúa, es “justamente lo triste” porque si un pueblo “es mediocre, tiene lo que se merece”. No obstante, Pérez-Reverte profundiza en su tesis y explica que “no somos así” y es esto precisamente “lo que me atormenta”.

Contra la Iglesia

Pero el escritor también deja en las páginas de su obra algunas críticas a la Iglesia Católica, a la que describe como “una sucesión de errores históricos”. Sin embargo, eso sí, reconoce “la labor de los monasterios y los conventos” porque la considera “importantísima en España y en Europa”.

Asegura que en España, la Iglesia “evoluciona hacia posiciones muy próximas al poder, además de muy conservadoras”. El escritor destaca que este hecho “cierra mucho el paso al progreso en un caso clarísimo que es la Ilustración”. Además, reconoce que no puede perdonarle a la Iglesia que “en mi libro escolar en el 58 se dijera que ‘las perniciosas doctrinas liberales y los judíos, esa raza que con sus crímenes y vilezas…’. Firmaba el libro el obispo de Zaragoza”.