A las 22:30 horas de este caluroso domingo de junio, la Casa Labra, el restaurante que vio nacer -clandestinamente- al Partido Socialista Obrero Español en 1879, volvía a ser el escenario de un momento clave para el socialismo. Pues es allí donde Jordi Évole ha entrevistado, en su programa en laSexta, a Pedro Sánchez, el actual presidente del Gobierno de España y secretario general del PSOE. 

A falta de menos de un mes para las elecciones generales, adelantadas por sorpresa justo después de los comicios municipales y autonómicos por el mismísimo Sánchez, se emite este programa especial de Lo de Évole, en el que el presidente del Gobierno se ha sentado junto a su entrevistador para responder sobre todo aquello que rodea esta precipitada cita con las urnas, pero también para mostrar un Sánchez humano, vulnerable y capaz de rectificar.

Esta entrevista se da casi siete años después del último encuentro entre ambos en la entrevista en un bar de Madrid que sirvió de punto de partida para que el Sánchez de entonces, derrotado ante las circunstancias, comenzase a recuperar el control del PSOE, que más tarde le llevaría a la Moncloa. 

La pandemia afectó a todos

"Yo no soy perfecto" le ha admitido Pedro Sánchez a su entrevistador, pero no solo no es perfecto, sino que es humano, y en los peores momentos de la pandemia de Covid-19 que sesgó tantas vidas en nuestro país y en el mundo, el presidente solo quería dar seguridad a los ciudadanos españoles, una seguridad que no siempre podía proporcionar: "Cuando salia a los medios de comunicación tenía que dar una seguridad que yo mismo no tenía". 

Esta inestable situación, tan terrorífica como desbordante, que nos dejó el coronavirus, afectó a la salud mental de cientos de miles de personas. También a Sánchez, que tras ver cómo sus seres querido enfermaban durante la primera ola del virus, se despertaba por las noches "empapado de sudor" y pensaba: "Debo tener COVID". Sin embargo, siempre daba negativo en las PCR, y no fue hasta que le reconocieron los médicos de la Moncloa que supo que lo que estaba sufriendo era "un nivel de estrés" que no había tenido nunca a lo largo de toda su vida.

Además, tras ser preguntado por Évole si había llorado durante aquellos duros meses, el presidente del Gobierno ha reconocido: "En la pandemia he llorado de frustración y de rabia. Uno de los momentos más difíciles fue el homenaje a las víctimas sanitarias y escuché el reproche de familiares de porqué no tenían protección. No había ni respiradores... Incautamos las de las plazas de toros. Y esa lección nos tiene que hacer pensar en ser más fuertes en futuras pandemias, que llegarán", se ha sincerado Sánchez, dando a conocer su faceta más vulnerable.

Ir al psicólogo "no es un estigma"

La salud mental, durante el mandato de Sánchez y a raíz de la pandemia, se ha convertido en una de las cuestiones de actualidad para la sociedad española. Los debates que han surgido sobre cómo tratarla y la necesidad de reforzarla con recursos públicos ha formado parte también de los discursos políticos. Durante la entrevista con Évole, el presidente del Gobierno ha comentado esta cuestión incluso desde su propia perspectiva.

Sánchez no ha tenido reparos, en este sentido, en reconocer que tuvo que acudir a un psicólogo en un momento concreto de su vida: "He tenido que hacerlo, hace tiempo, pero no hubiera tenido ningún problema en hacerlo ahora. No me parece que sea un estigma".

Al hilo, ha remarcado que aunque durante la pandemia y los años posteriores no ha tenido que acudir a este especialista, sí es necesario visibilizar la salud mental: "No he ido la psicólogo, pero hay que visibilizarlo", ha reivindicado.

Por último, ha lamentado que tras poner el marcha la línea 024 de atención a la conducta suicida en España, la demanda haya sido tan alta: "El número de llamadas y de solicitudes de atención ha sido espectacular, han sido decenas de miles", ha revelado el presidente del Gobierno.