Rocío Monasterio destapó la Caja de Pandora anunciando a bombo y platillo que Vox ya había firmado un acuerdo con el Partido Popular para entrar en el futuro Gobierno de la Comunidad de Madrid encabezado por Isabel Díaz Ayuso. Entonces, los acontecimientos se atropellaron y Albert Rivera primero, y Pablo Casado después, salieron a enmendar a Monasterio.

El presidente de Ciudadanos ha insistido en que no han firmado nada y que tampoco prevén hacerlo porque únicamente aceptarán gobernar con los populares en un Ejecutivo que, a lo sumo, integre a dos partidos, no a tres como pretenden los de Santiago Abascal.

“Puedo asegurar que nosotros ni lo hemos firmado ni lo vamos a firmar”, espetó Rivera durante su comparecencia ante los medios tras la reunión con Pedro Sánchez.

Preguntado por si le preocupa que sus socios del PP sí que lo hayan firmado y esto condicione la composición de Gobierno, el líder naranja reitera que “lo que firme o no la señora Ayuso y lo que diga la señora de Vox no lo sé, solo sé lo que puede hacer Ciudadanos y lo que ha hecho. Ciudadanos tiene un mandato por unanimidad de la Ejecutiva para formar gobiernos con, como mucho, otro partido político y con preferencia por el PP, que es lo que estamos haciendo. Estamos negociando formar un gobierno en Madrid, un gobierno de Ciudadanos y el PP, con dos partidos en coalición".

¿'No' es 'no'?

Rivera niega la existencia de acuerdo o pacto alguno con Vox, pero los precedentes siembran la duda. Ignacio Aguado levantó el veto a la ultraderecha reuniéndose con Rocío Monasterio. Intentó evitar las cámaras, pero hubo trágala y hubo foto. Asimismo, se produjo un acuerdo de facto entre los naranjas y Vox, por más que en Ciudadanos se empeñen en negarlo.

El líder de la formación naranja intentó con poco éxito explicar por qué Vox ha entrado en la Mesa de la Asamblea y no Más Madrid. Primero alegó razones de proporcionalidad, pero cuando los periodistas le recordaron que la candidatura de Íñigo Errejón tiene más escaños y se ha quedado fuera, intento rehacerse y acabó culpando a Podemos y PSOE por no negociar.

Resulta evidente que hubo un acuerdo a tres bandas: Ciudadanos prestó votos a PP y este, a su vez, a Vox. Un combo perfecto para hacerse con el control de la mesa por cinco a dos (Dos PP, dos Ciudadanos, uno Vox y dos PSOE). En otras palabras, Vox entró en la Mesa gracias a los votos que los naranjas prestaron a los populares.

Si se ha negociado la Asamblea, ¿por qué no iba a negociarse el Gobierno? Desde Ciudadanos insisten en que no conformarán ejecutivo con un tercer partido. Pero había una posibilidad que ya planea sobre la región y que daría lugar a una fórmula aceptada por todos.

En un gobierno autonómico hay muchos cargos y, en este sentido, a Ciudadanos no le importaría que los dirigentes de Vox ocupase direcciones generales en lugar de consejerías.

Por su parte, el PP también ha negado la existencia de un acuerdo cerrado. Tras reunirse con Pedro Sánchez, ha aclarado que se trata de un documento mediante el cual se habla de "proporcionalidad en entes y presupuestos", pero que no hay nada cerrado.