Considera que el Gobierno de Pedro Sánchez ha sido valiente al abordar el quid de la cuestión sobre el Valle de los Caídos que es sacar de ahí los restos de Franco. El periodista Fernando Olmeda, actual director de Comunicación del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, publicó hace diez años el libro El Valle de los Caídos. Una memoria de España. Ahora, Península lo ha reeditado. Al leerlo, no da la impresión de que fuese escrito hace tanto tiempo. Sus datos siguen vigentes y de él se concluye que dicho monumento "no fue concebido, en ningún momento, para albergar en pie de igualdad los restos de los caídos de ambos bandos" de la Guerra Civil.

Pregunta.- ¿Por qué reeditar ahora este libro? ¿Hay más interés en el Valle de los Caídos por el objetivo del Gobierno de sacar los restos de Franco de él?

Respuesta.- Es una oportunidad editorial. Es una decisión acertada por dos razones. Primera, por su vigencia absoluta. Todos los datos, y toda la investigación, tienen todo el rigor y la veracidad de hace diez años. No ha sufrido ninguna alteración ni cambio, ni se ha incluido nada de los últimos tiempos. Es interesante poner en valor el trabajo documental, siempre muy bien valorado tanto desde la izquierda, que es lo razonable, como por algunos sectores de la derecha, conocedores del Valle de los Caídos, como por ejemplo desde Falange. Su rigor destruye cualquier especulación sobre si es un libro sesgado, partidista u oportunista. Siempre me ha enorgullecido el que no haya tenido ningún tipo de discusión en cuanto al contenido. Por eso, sigue siendo un libro de cabecera. La segunda razón es que se habla tanto del Valle de los Caídos, por la exhumación de los restos de Franco, que el lector va a encontrar algunas razones históricas que pueden sustentar el criterio de conveniencia de la exhumación de los restos. No es que el libro respalde el criterio del Gobierno; pero sí que, de alguna manera, por los poros de su piel se transmite la idea que ese monumento emblemático de la dictadura tendría otro futuro si no estuvieran los restos de Franco.

P.- ¿La derecha es consciente de que no entraban en los planes oficiales los muertos republicanos?

R.- La derecha, como se ha demostrado todos estos años, se rige por criterios de demagogia superficial. Es decir, mucha gente habla y habla de manera superficial, que es lo que es la demagogia, y casi nadie se para a entrar efectivamente en lo profundo. Por eso, es recomendable el libro para lectores de derechas. En él, se comprueba que ese monumento no fue concebido, en ningún momento, para albergar en pie de igualdad los restos de los caídos de ambos bandos. Hay muchos ejemplos. Se ve en el propio discurso del Caudillo cuando se inauguró. Y en toda la documentación oficial que aparece en el libro. Siempre se habla de los caídos y mártires del bando vencedor. En los escritos de los gobiernos civiles, de los ayuntamientos, de la Guardia Civil y del Ministerio de la Gobernación.

P.- Y de las víctimas de la "barbarie roja".

R.- Sí, de la barbarie roja. Pero siempre de los caídos y mártires del bando vencedor. La idea de reconciliación es una idea ex novo. Durante décadas, y sobre todo cuando se llegó el momento de debatir la Ley de Memoria Histórica, se acentuó la idea de que es un monumento a la reconciliación, sobre todo desde el anterior padre abad, Anselmo Álvarez. Eso es una mentira histórica. Si hay restos republicanos en el monumento, como se explica en el libro, es por dos criterios, uno cuantitativo y otro cualitativo. Interesaba llenar el Valle de los Caídos. Entonces, cuantos más restos, mejor. El criterio cualitativo era, y lo entendieron así muchos alcaldes, sacar de su término municipal, restos, huellas y pistas que demostraran la represión posterior a la Guerra Civil. Es muy interesante analizar cuáles son los criterios que utilizaron determinados alcaldes para quedar bien con el gobernador civil y poner a su disposición un número indeterminado de cuerpos de rojos, que siempre aparecen como desconocidos en la lista oficial. Hay muchas familias que piden al Caudillo que su familiar repose en el Valle de los Caídos. Uno, porque le consideran un héroe y es un destino mejor al cementerio parroquial del pueblo. Otros, porque muchos de esos franquistas que murieron durante la Guerra Civil, 1936-1939, no fueron exactamente ni héroes ni mártires. Porque hubo accidentes de tráfico, suicidios o simples accidentes en la manipulación de armamento. Muchas de esas familias piden a Franco elevar a la categoría de héroe a sus familiares. Por otro lado, se produce lo contrario, que es que tanto familiares de caídos del bando vencedor como familiares del bando perdedor no son consultados en esta gran movilización de cuerpos. Hay muchas familias franquistas a las que no se les consulta. Y no digamos ya en las víctimas del bando leal a la República. El capítulo del libro que se titula La coartada de los republicanos sin nombre me parece que es un tesoro porque pone en evidencia los mecanismos perversos de la burocracia franquista que paradójicamente muchos ayuntamientos no atendieron.

"El que es un monumento a la reconciliación es una idea ex novo y una mentira histórica"

 

P.- En su libro no se puede encontrar verdades absolutas sobre el número de trabajadores penados y obreros libres que construyeron el Valle de los Caídos, sobre el coste de las obras o sobre el número exacto de personas sepultadas en la cripta.

R.- Hay enormes huecos, lagunas, ausencias, secretos y documentos desaparecidos que te impiden reconstruir con un rigor 100% lo que ocurrió. Se pueden hacer estimaciones, cálculos, a lo que yo casi siempre me niego. Ni siquiera se sabe a ciencia cierta cuántos muertos hay en el Valle de los Caídos, aunque haya una cifra oficial de 34.000 y pico. Lo importante es la mecánica de la represión. Si estudias el Régimen Nazi o la dictadura argentina, ¿qué importa más? ¿Decir 1.000.00 de muertos? ¿1.100.000? ¿O 1.600.000? ¿O realmente entender la mecánica y transmitir a las nuevas generaciones las mecánicas de la represión?

P.- ¿Cómo calificaría el mecanismo de la redención de penas por el trabajo en el Valle de los Caídos?

R.- No soy experto, pero digamos que, en los años 40 sobre todo, en los primeros años, cuando Franco vende el sistema de redención de penas por el trabajo, los que van allí sufren la misma situación de explotación que en otros campos de trabajo o batallones disciplinarios. Lo que yo siempre he dicho es que allí se disfrutaba de mejores condiciones de vida que en las prisiones ordinarias. Es interesante señalar, como matización, cómo se volvió en contra de Franco su propio delirio. Lo que él pensaba que tenía que estar construido en un año se tardó 20, con todo lo que supuso de afectación a las arcas públicas, lo que costó aquello, las personas que murieron, las personas que tuvieron muertes diferidas en el tiempo por la silicosis, no sólo accidentes en el momento. Y el lío descomunal en el que se fue convirtiendo el Valle de los Caídos, que al principio era atendido por presos republicanos y obreros libres que cobraban un sueldo que estaban en tres destacamentos, de tres empresas, Banús, Molán y San Román. Cuando se pide más mano de obra, empiezan a llegar presos comunes, porque no había ya republicanos, porque habían sido puestos en libertad progresivamente. El libro descubre ciertas claves, o ciertas situaciones, que demuestran la insensatez de la idea y cómo fue utilizada por Franco. Al principio, como demagogia postvictoria. También, cómo se convirtió en un calvario.

Una mujer permanece junto a la tumba del general Francisco Franco, en la basílica de Santa Cruz del Valle de los Caídos. EFE/Archivo

Una mujer permanece junto a la tumba del general Francisco Franco, en la basílica de Santa Cruz del Valle de los Caídos. EFE/Archivo

 

P.- ¿Franco quiso implantar un estilo nacional a imagen y semejanza del Reich?

R.- Claro. Se manejan diferentes bocetos. Hay arquitectos del Régimen que rodean a Franco. Le hacen muchas recomendaciones. Básicamente él quiere tener algo parecido a una pirámide, de faraones. Quiere un sitio más alto y mejor que el Monasterio de El Escorial, pero con la grandilocuencia del III Reich. En 1939-1940, imagínese la situación y vinculación con Hitler, la entrevista en Hendaya, la Guerra Mundial. Aparte, Pedro Muguruza, que fue el primer arquitecto, tenía una querencia enorme hacia la estética de Albert Speer, el que diseñó lo que deberían ser las futuras ciudades nazis. Toda la base de estética arquitectónica se vincula con el nazismo. También es verdad que finalmente puede más la cruz. Sí, la inspiración es nacional socialista, pero finalmente el Valle de los Caídos tiene inspiración nacional católica, porque el elemento principal es la cruz. Tiene que ver con el régimen nacional católico.

P.- Los turistas extranjeros alucinan con el Valle de los Caídos al verlo.

R- El problema del Valle de los Caídos es que no está bien explicado. Es decir, recibe un número grande de turistas al año. Es cierto que últimamente con el tema de los restos de Franco hay más turistas. El problema es que aquello no tiene la narrativa del siglo XXI que merece. El Valle de los Caídos merece una narrativa museística del siglo XXI. No puedes llegar ahí y no tener nada. El turista alucina por la grandiosidad del espacio llamado Monte Abantos. Alucina por los metros de altura que tiene la cruz. Alucina por esa basílica dentro de una cueva. Pero es sólo una sensación emocional y hacerse un selfie.

P.- Y también alucinan porque esté allí los restos de un dictador.

R.- No estoy seguro de eso. No estoy seguro de que alucinen porque Franco esté ahí. El problema que tiene el Valle de los Caídos es la dejación absoluta que la democracia ha tenido respecto al lugar, por diferentes razones. En los primeros años de democracia, porque había otras prioridades. Cuando llega Felipe González en 1982, hay otras prioridades. Tenemos un país con una crisis enorme, un 23-F, un terrorismo, etcétera. Y luego se va posponiendo el tema. Se va dejando aparte. Cuando llega el PP, ni te cuento. Es José Luis Rodríguez Zapatero el que, con la Ley de Memoria Histórica, intenta normalizar el asunto. Y desde hace diez años el Valle de los Caídos se va muriendo solo. Está moribundo porque el PP no tiene ningún tipo de interés en hacer nada.

"La idea de sacar a Franco de ahí es sólo un primer paso. Es una decisión bastante razonable y sensata"

P.- ¿Se le ha enquistado a Pedro Sánchez?

R.- Sánchez ha hecho lo que ha considerado que era mejor en términos internacionales. Efectivamente, la idea de sacar a Franco de ahí, la exhumación de sus restos, es sólo un primer paso. A mí me parece que es una decisión bastante razonable y sensata. Tengamos en cuenta que, como dice el libro, según unos papeles que se desclasificaron del Departamento de Estado de EE UU, estando Henry Kissinger como secretario de Estado, el Gobierno tenía como principal opción de inhumación para Franco el panteón familiar de El Pardo. Unos meses antes de su muerte, papeles desclasificados del Pentágono, informan de que, en caso de su muerte, el destino sería el panteón familiar de El Pardo.

El escrito, Fernando Olmeda

Fernando Olmeda, junto a su libro 'El Valle de los Caídos. Una memoria de España'

 

P.- De hecho, en el libro escribe que si Franco habló sobre dónde quería que le enterraran, "no ha trascendido" o fue "un secreto bien guardado".

R.- Quienes defienden que quería ser enterrado ahí se basan única y exclusivamente en dos cosas. Una, en que un día viendo el monumento le dijo al arquitecto Diego Méndez medio en broma que "yo aquí un día". Méndez le contestó: "Lo que usted diga". El segundo argumento para sustentar la tesis de que él quería ser enterrado ahí fue que el Rey firmó el decreto. Hay que ponerse en la piel de don Juan Carlos, que le han proclamado Rey y unas horas después firma lo que le ponen delante. Realmente, creo que Franco quería ser enterrado con su esposa. En el panteón familiar, a la espera del fallecimiento de Carmen Polo. Esto viene a cuento de lo de Pedro Sánchez. No hay evolución del Valle de los Caídos, no hay modernización, no hay un futuro para el Valle de los Caídos si Franco sigue ahí. Es inviable totalmente. José Antonio Primo de Rivera sí puede continuar ahí, porque es, llamémosle así, un mártir porque fue fusilado a principios de la Guerra. Pero, ni los propios falangistas consideran a Franco un caído de la Guerra.

P.- ¿Una democracia se puede permitir tener los restos de un dictador en un lugar como el Valle de los Caídos?

R.- Lo razonable para las democracias modernas es la pedagogía. Lo razonable es pasar a las nuevas generaciones una lectura de la historia que no sea la historia que contaron los vencedores. ¿Dónde deben estar los restos del dictador que murió hace más de 43 años? El sentido común indica que deberían estar en el panteón familiar. No deben de estar a estas alturas en el Valle de los Caídos. Tampoco voy a entrar ahora en cuestiones legales ni en polémica, pero tampoco es razonable el coletazo de la familia reivindicando que lo trasladen a la cripta de la Almudena, donde está su hija. Eso es un coletazo que atiende a cuestiones emocionales, pero que no hace ningún bien al debate público. Lo razonable es que esté en un lugar discreto, católico si lo consideran así, que se le rinda culto o que vayan a verlo quienes lo consideren oportuno. Hay que apelar al sentido común y a la responsabilidad con las nuevas generaciones.

P.- ¿Cree que le ha beneficiado o perjudicado a Pedro Sánchez su apuesta por sacar los restos de Franco de allí?

R.- Yo creo que el presidente y la vicepresidenta Carmen Calvo, que es de quien depende realmente este asunto, han demostrado una enorme dosis de arrojo, de valentía, para afrontar todas las cuestiones abiertas cuando han llegado al Gobierno. Del mismo modo que afrontan cuestiones de ámbito social o territorial, también de Memoria Histórica. Me parece que es un ejercicio de responsabilidad de su parte. Sobre la gestión; podemos tener debates, dudas. Pero Pedro Sánchez ha hecho lo que no hicieron los demás. Lo que no hicieron Mariano Rajoy o José María Aznar, pero tampoco Zapatero. Zapatero dejó una Ley de Memoria Histórica que diez años después es manifiestamente mejorable. Y fue un gran paso, un paso gigantesco, en la retirada de los símbolos, las calles y muchas cosas más, como todo el dinero habilitado para las víctimas. En el caso del Valle de los Caídos, se limitaron los actos de exaltación de la dictadura allí. Tampoco se hizo mucho más. Pedro Sánchez ha dado un paso muy valiente, que genera una enorme polémica, pero que es el quid de la cuestión. Puedes decir que no queremos a los benedictinos ahí o que hagamos un museo o tiremos la cruz; pero el quid de la cuestión es lo que este Gobierno ha abordado, que es sacar de ahí a Franco. Sería bonito ver qué ocurre una vez que los restos del dictador no estén en el Valle de Caídos. Es un primer paso. No sé si habrá más o menos turistas o si el teleférico va a subir o bajar o si va a cambiar la señalética. Es una decisión muy responsable y valiente.

"Ni los propios falangistas consideran a Franco un caído de la Guerra"

P.- ¿Habría que sacar de allí a la comunidad religiosa?

R.- No lo creo. El servicio religioso que hace es muy útil para los que acuden allí a rezar. Lo que hay que hacer es replantearse por completo la cuestión financiera del Valle de los Caídos, lo que se llama la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. El déficit continuo del lugar. Cuestiones como la Escolanía del Valle de los Caídos son discutibles. Recuperar el lugar con una mejor señalética, con una narrativa distinta, con una basílica a la que la gente pueda ir a rezar sin problemas y circunscribiendo a lo religioso a la comunidad benedictina. Por desgracia, la comunidad benedictina se ha salido del círculo de sus competencias. Se ha salido de manera clara, de manera evidente, con este nuevo padre abad, Santiago Cantera. Se ha salido de la competencia religiosa para alinearse con la familia Franco, para intervenir, para opinar, para obstaculizar y creo que eso no es de recibo. El Vaticano no lo puede permitir. Ellos tienen consagrada su vida a la religión, pero tienen que hacer sólo eso. Y dejar que el Estado laico en el que vivimos actúe en un espacio que tiene que ser laico, con cruz o sin ella.

"El Valle de los Caídos no deja de ser un símbolo. El problema son las dos Españas"

P.- Con todo, ¿el Valle de los Caídos divide a la sociedad española ahora más que nunca?

R.- La vida política y las polémicas públicas van más deprisa que nunca. El Valle de los Caídos es el símbolo de las dos Españas. Es una metáfora simbólica de las dos Españas. Pero, no deja de ser un símbolo. El problema son las dos Españas.

P.- Para unos es "patrimonio de todos" mientras que para otros es "un mausoleo privado propiedad de franquistas trasnochados"

R.- Eso es. Y cada uno se acerca con el ánimo de curioso o de adhesión a una causa. Pero, insisto, no deja de ser un símbolo. El problema es el momento de confrontación violenta, de ataque a la estabilidad institucional y a la estabilidad política por parte del desafío independentista y la reacción de la derecha trifálica, que se está viviendo. El problema es la división real que hay en España. Las dos Españas reales que está generando la derecha con este discurso injurioso.