Milián Mestre habla con ELPLURAL.COM de su éxito en Internet -"me han desbordado el Twitter", asegura sorprendido- pero también de sus enfrentamientos del pasado, que según reconoce ahora, eran "órdenes" de Fraga: "Él me utilizó como punta de lanza para hacer reflexionar a cierto líder del partido".

Pregunta: ¿Por qué cree que ha tenido tanto éxito su entrevista de este domingo?
Respuesta: Yo soy el primer sorprendido, porque esa fue una entrevista que dura dos horas y, por lo tanto, ellos han seleccionado un fragmento. Yo soy el primer sorprendido del impacto. Lo que yo digo ahí es lo que siempre he dicho, yo no he cambiado el discurso. Pero creo que la sensibilidad de la gente ahora es tan viva, que cuando alguien se atreve a decir lo que yo siempre he dicho se convierte en una sorpresa. A mí lo único que hace esto es certificarme una cosa: hace más de un año que yo digo que el sentido común es revolucionario en estos momentos.



P: Usted dejó la política en el año 2000...
R: En las elecciones del año 2000 yo me marché de la lista por discrepancias muy fuertes con el partido, particularmente con la posición de Aznar en los temas de Cataluña. Yo no estaba nada de acuerdo y tenía muchos incidentes y enganchadas y me di cuenta de que allí estaba de más. Yo sobraba porque mi manera de pensar no encajaba con la manera de pensar de los que gobernaban el partido. Y me fui.

P: Desde entonces han pasado doce años. Si usted lleva tanto tiempo criticando a la clase política, ¿los que hemos cambiado somos los ciudadanos?
R: Yo creo que la política ha empeorado. En aquel momento eran criterios encontrados, visiones estratégicas distintas. Yo entonces, por ejemplo, pensaba que había que dar un trato muy distinto a Cataluña del que se estaba haciendo, cuyo resultado inicial había sido precisamente el Pacto del Majestic, que fue un pacto que se forjó entre Jordi Pujol y yo durante tres años. Con reuniones que nadie sabía y que yo comunicaba a la dirección del partido.

Y de repente se dio un viraje en el año 2000... bueno antes del 2000 ya tenían expectativas de mayoría absoluta y algún sabio de la estrategia de Aznar debió pensar que con esa mayoría no necesitaban a los catalanes ni a Pujol. Y dieron un golpe de volante y ahí es donde yo les decía que era un error, un error y un error. Y ahí se acabó la historia: se consiguió la mayoría absoluta y se pagaron las consecuencias en 2004.

P: ¿Cómo ha sentado en su antiguo partido su entrevista del domingo?
R: No tengo ni idea, a mí del partido no me ha llamado nadie. Hace un rato, hace 20 minutos, me ha llamado un miembro del partido en Cataluña y me ha felicitado y me ha dicho: "Hay mucha gente que no se atreve a decirlo pero están de acuerdo contigo". Me ha llamado mucha gente, me han desbordado el Twitter... Hay más de 5.000 tuits enviados en 4 ó 5 horas esa noche, sé que ha sido el programa de mayor audiencia... pero yo no tengo del partido ningún reflejo.

P: Usted ha sido durante años un estrecho colaborador de Manuel Fraga. A mucha gente llama la atención que Fraga, siendo una persona que formó parte de una dictadura, parecía ser el último autocrítico que quedaba en el partido. Sobre todo después de que Rajoy consiguiese apaciguar a todos los disidentes internos.
R: Yo siempre he dicho, y siempre lo repetiré, que Fraga era lo más abierto del partido. A mí, lo que no me toleraban otros, Fraga no solamente me lo toleró sino que incluso me pedía consejo. Ahora que está muerto lo puedo decir: algunos de los enfrentamientos que yo tuve con la dirección del partido en la primera legislatura de Aznar fueron órdenes de Fraga. Él me utilizó como punta de lanza para hacer reflexionar a cierto líder del partido. Evidentemente, como yo nunca lo dije, pensaban que era la chaladura de Manolo Millán, decían que estaba loco.

P: Pero el que le apoyaba a usted por detrás era Fraga
R: Con todo lo que yo dije, nunca recibí un correctivo de Fraga. Yo veía a Fraga permanente, y estaba en contacto con él permanentemente. Nunca me corrigió nada. Y en sus últimos años en Galicia, en algunas cosas del partido me pedía a mí opinión y consejo. Precisamente yo esto no lo he dicho nunca. Ahora él ya está muerto y es irreversible y he pagado las consecuencias. Ahora lo puedo decir.

P: Usted apoya un pacto de Estado entre los partidos. Pero esto contrasta con que diga que en todas las formaciones políticas el ascenso es a base de ser mediocre.
R: Ya, pero hay lo que hay. Y hay que jugar con las pelotas que tenemos en el campo y las camisetas que llevamos cada uno. Si no hay una revolución y se cambia el sistema de partidos, hay los partidos que hay y en las condiciones que están. Por lo que no es contradictorio. El país está tan mal y necesita tanto la unidad de criterios de todos para empujar en la misma dirección que yo entiendo que, haya mediocres en los partidos o no, el sentido común invita a la unidad de fuerzas. Nadie puede inventarse una situación nueva. Y si esto no se hace a tiempo aparecerán populistas que crearán problemas muy serios.

P: ¿Cuánto tiempo cree que nos queda para refundar la política antes de que aparezcan esos populistas que usted señala?
R: Yo creo que ahora tenemos por delante cinco años tremendamente sensibles. Si no reaccionamos antes de cinco años ya será demasiado tarde.