La elecciones del próximo 4 de mayo se están convirtiendo en históricas. No solo por la importancia debido la coyuntura social y política que vive en España sino también por las consecuencias que pueden tener en el futuro de algunas formaciones y líderes españoles.

El primero que viene a la mente es Pablo Iglesias. En una jugada arriesgada y generosa para con su formación a nivel nacional, el fundador de Podemos ha sido capaz de inmolarse por el futuro de su partido y vuelve a la tierra que le vio nacer. Iglesias llegó al escenario político al grito de Madrid será la tumba del fascismo y curiosamente, es el pueblo madrileño quien tiene en su mano cavar la suya. Pero también puede renacer y conseguir reiventarseen un momento determinante. Su papel en el Gobierno se había convertido en secundario e Iglesias había dejado de ser influyente, derivando su papel a explosivas intervenciones en televisión y con la carga de unos pésimos resultados electorales (Galicia, Euskadi, Cataluña) en la espalda.

Ante la deriva de Unidas Podemos y su marginación por el PSOE en el Gobierno, Iglesias busca en Madrid un golpe de efecto que le permita seguir siendo influyente algunos años más porque con Isa Serra como candidata, las encuestas estaban siendo demoledoras para Podemos. Aunque sea pasando de ser vicepresidente del Gobierno y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030 a ser portavoz de una formación minoritaria en el Congreso regional. Ante sí tiene una batalla fraternal con Mónica García. Que en realidad es con Íñigo Errejón. Y viceversa, claro. Una pelea que tiene un claro perjudicado: el votante de izquierda que ve una vez más la falta de unión de unos políticos que no están a su altura. 

Por su parte, Isabel Díaz Ayuso ya ha dado por "acabado" al expresentador de La Tuerka, programa en el que se vieron las caras tiempo atrás. Sin embargo, la candidata del PP y Miguel Ángel Rodríguez, por mucho que su estrategia de cara a la campaña les obligue a expresar eso, saben que no se puede descartar tan rápido a alguien tan hábil como Pablo Iglesias, al que ya han definido como "un caribeño con chándal que vive de los demás en mansiones y con séquitos de mujeres". En campaña electoral, las descalificaciones personales son sinónimo de miedo.

Otro partido que parece destinado al fracaso pero que ha tratado de buscar un golpe de efecto es Cs. Aguado era sinónimo de derrota y la humillación sometida por Ayuso le convertía en un candidato incapaz de seducir a nadie. La llegada del, posiblemente, mejor activo que le queda a la formación de Inés Arrimadas ha sido una buena noticia para un partido herido de muerte. De esta manera, Edmundo Bal busca conseguir ese ansiado 5% que le permita seguir teniendo representación en la Asamblea y poder hacerse importantes de cara una futura investidura, ya sea de Ángel Gabilono o Isabel Díaz Ayuso. El objetivo está en esos 7 escaños que te permitan ser alguien.

Sea como sea, la campaña electoral se entrevé apasionante y cada día trae nuevas novedades a una actualidad política más parecida a veces a una serie de Aaron Sorkin que a la mera realidad. Ante un momento tan efervescente, las empresas demoscópicas siguen publicando el estado del votante madrileño y ya se empiezan a ver los primeros cambios respecto a las elecciones de 2019. Tras el análisis de los elementos de la última semana de Hamalgama, DYM, GAD3, Sociométrica, Sigma 2 y Electomanía y elaborar un promedio de todos sus datos, llega una nueva edición de la madre de todas las encuestas en Madrid.

Intención de voto

En apenas dos años, la escena política madrileña ha experimentado un cambio radical. No solo por las caras nuevas, sino también por el comportamiento del electorado. Si en mayo de 2019 Ángel Gabilondo fue el líder más votado con el 27,3% de los votos, en la actualidad Isabel Díaz Ayuso sería quien ganaría las elecciones con un contundente 39%. A pesar del ascenso de la líder conservadora, el socialista todavía lograría conservar el 25,1% de los votos.

A continuación, el resultado de Edmundo Bal sería dramático y evidenciaría la situación de crisis que vive Ciudadanos. Sin embargo, al realizarse las encuestas, el exdiputado nacional todavía no había sido elegido candidato. Es posible que la marcha de Ignacio Aguado provoque una mejoría de votos. SIn embargo, los datos evidencian que Cs pasaría del 19,4% de los votos a un 4,5%. Por su parte, la ultraderecha confirma su buena situación y Rocío Monasterio pasaría de hacer un 8,8% al 10% que podría ser clave para dar la mayoría a Ayuso.

En cuanto a la izquierda, se confirma su división y Más Madrid y Podemos irán por separado a las elecciones. Una decisión lógica teniendo en cuenta de falta de relación entre ambas organizaciones pero que merma sus posibilidades electorales. Mónica García empeoraría ligeramente el resultado de Íñigo Errejón en 2019 y conseguiría en la actualidad el 10,7% de los votos y Podemos se mantendría alrededor del 9%. 

Escaños

En cuanto al reparto de escaños, cabe destacar que la victoria de Ayuso se traduciría en una horquilla de 55-56 escaños para el Partido Popular. Un gran resultado respecto a 2019 cuando los populares de Madrid consiguieron 30 asientos en la Asamblea. Teniendo en cuenta que la mayoría absoluta está en 69 escaños, los 14 que conseguiría Vox podrían ser suficientes para garantizar la victoria de Ayuso y sumar los ansiados 69. Por tanto, se serviría de la ultraderecha para renovar el poder por dos años. Además, Cs, tras no alcanzar el 5% se quedaría sin representación en la Asamblea madrileña.

En cuanto a la izquierda, el PSM conseguiría entre 35 escaños, Más Madrid 15 y Podemos estaría entre 12 escaños. 62 escaños insuficientes para arrebatar el poder a la derecha.