Si bien la tarde transcurrió sin ningún incidente, más allá de algún grito o boicot contra la prensa que trataba de cubrir la “Olimpiada Republicana” convocada por los CDR, todo cambió cuando llegó un grupo de neonazis con banderas franquistas que al grito de “¡Seig Heil!” provocó que los Mossos d’Esquadra tuvieran que realizar un cordón policial para evitar que fascistas y antifascitas se mezclasen.

Las imágenes de las cargas de los agentes están dando la vuelta al mundo. El independentismo las utiliza como señal de la opresión que sufre el movimiento, a pesar de que sea el propio Torra quien esté al frente del dispositivo. Mossos, Policía Nacional y Guardia Civil están cooperando, tratando de calmar los ánimos de los violentos que, sistemáticamente, aparecen cuando llega a su fin la convocatoria oficial de manifestaciones.

Pelotas de goma en El Prat, golpes con porras a la altura de la cabeza, persecuciones con los furgones a toda velocidad… motivos que parte del independentismo y de personas afines a la causa utilizan para arremeter contra los cuerpos de seguridad atendiendo al cambio de actitud de los agentes cuando tuvieron la oportunidad de retener a los fascistas congregados ayer en plaza Artós.

El Departament d’Interior, con el sometido a examen Miquel Buch a la cabeza, se defiende alegando que no habían “dispositivos suficientes” para la detención de los ultras “ante el número de manifestaciones simultáneas”.

Interior

Este viernes Fernando Grande-Marlaska, ministro de Interior, ha incidido en la idea de sus homólogos: “Los Mossos cuentan con los recursos con los que cuentan”, ha alegado, a la par que dejaba claro que “la coordinación está siendo efectiva”.

Los Mossos optaron por controlar en vez de detener, ya que las 13.000 personas congregadas en la zona dificultaban focalizar la atención en un solo punto caliente. Esta cuarta jornada de protestas se saldó, tal y como ha informado La Vanguardia, con 19 detenidos y 42 personas heridas, 36 solo en Barcelona.