En el Partido Popular dan por hecho que la secretaría general la ocupará una mujer, continuando así la “tradición” impuesta por Mariano Rajoy en el XVI Congreso celebrado en junio de 2008 y donde fue designada “número dos” del partido una desconocida por aquel entonces, María Dolores de Cospedal, que diez años después tiene todavía en su mano, junto al presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, la designación de la mujer (u hombre) que acompañará a Pablo Casado a los despachos de dirección de la séptima planta de la sede madrileña de Génova 3.

Es decir, y siempre ateniéndonos a la rumorología “popular” y a las fuentes consultadas por ELPLURAL.COM, tanto Cospedal como Feijóo “tendrán” derecho a veto en la designación de la secretaria (o secretario) general del PP, ya que “Pablo ha logrado la presidencia gracias al apoyo público de Dolores; velado de Alberto, y dentro de los pactos tácitos fruto de esos apoyos se encuentra la elección de la secretaria”, comentan.

Una manchega de currículum sospechoso…

Partiendo de esta premisa, y sabiendo como sabemos que Cospedal quiere que sea una castellano-manchega su sucesora al frente de la secretaría general del PP, encabeza las quinielas la diputada por Ciudad Real y exalcaldesa de esta ciudad, además de actual  vicepresidenta tercera de la Mesa del Congreso de los Diputados, Rosa Romero, gran conocedora de la Cámara Baja, donde ha sido parlamentaria durante cinco legislaturas. Romero ha desempeñado importantes cargos en las Ejecutivas presididas por José María Aznar, ha sido secretaria del partido en Castilla-La Mancha y presidenta de la formación en Ciudad Real. Conoce, por lo tanto, el aparato de la formación y por si fuera poco es amiga de Pablo Casado.

Sin embargo, Rosa Romero arrastra una pesada mochila marcada por supuestos casos de corrupción. Fue denunciada por un constructor por corrupción, el Banco de España le impuso una multa de 15.000 euros por una falta grave en su gestión como consejera de la extinta Caja Castilla-La Mancha, y su nombre apareció en un escándalo de adjudicación de viviendas de protección oficial, entre otras polémicas aun por resolver. Se habla de ella también como posible sucesora de Cospedal en tierras castellano-manchegas.

…Y una gallega “enchufada” de Baltar

En el noroeste del mapa genovés se encuentra Galicia, cuyo respaldo masivo a Casado ha sido determinante para que el palentino alcanzara la presidencia del PP. De ahí la inclusión en la Ejecutiva de la diputada por Orense, Ana Belén Vázquez, que junto con Rosa Romero forma parte del sudoku territorial que Casado tendrá que despejar. La diputada, exalcaldesa de Bande, cuyo bastón de mando traspasó a su marido, como buena oresana, es una de las 104 enchufadas por el expresidente de la Diputación de Orense, José Luis Baltar, condenado a 9 años de inhabilitación por colocar a dedo a numerosos militantes del PP, entre los que se encontraba, supuestamente, la actual diputada “popular” por esta provincia, curiosamente la única demarcación gallega que apoyó a Soraya Sáenz de Santamaría.

Dos exministras bien consideradas

Al margen de estas dos posibles candidatas, salpicadas por cantadas polémicas, Pablo Casado cuenta con banquillo para la Secretaría General del PP, siempre y cuando sea mujer. Así las cosas, en la parrilla de salida también se encuentran dos exministras del Gobierno de Mariano Rajoy y declaradas “enemigas” de la exvicepresidenta, y que han jugado un papel determinante en la campaña de Casado en las primarias del PP. Dolors Monserrat, fiel seguidora de María Dolores de Cospedal, de la que fue su portavoz, no dudó un momento en pasarse a las filas de Casado cuando la exministra de Defensa no superó el filtro de la primera vuelta. Desde ese momento ha trabajado por la candidatura de Casado y en su haber cuenta su gran conocimiento de Cataluña y su currículum político “más limpio que una patena”, reconocen las fuentes consultadas por este periódico.

Otra exministra que decidió asistir a la comida anti-Soraya tras perder su candidata (Cospedal) las primarias, fue la titular de Agricultura, Isabel García Tejerina, que al igual que Monserrat forma parte de nuevo Comité Ejecutivo de Casado. Ambas carecen de experiencia política y no controlan el aparato genovés.

Andrea Levy, la preferida

Andrea Levy, hasta el sábado vicesecretaria de Estudios y Programas del PP, manifestó desde el principio su apoyo a la candidatura de Pablo Casado, a quien considera “mi amigo”, destacando el “trabajo duro en momentos difíciles” desarrollando por el ya presidente del PP, “con capacidad de sacrificio, humildad y muchísima pasión”. Según nuestros interlocutores, Andrea Levy, que en principio no contaría con el veto de Feijóo ni de Cospedal, se perfila como la gran favorita para llevar el día a día del partido. Eso sí, no es diputada nacional y muchos han depositado sus esperanzas en ella para reconducir la debacle del PP en Cataluña, donde Levy ocupa un escaño desde las elecciones de 2015. Junto a Casado y Maroto fueron los jóvenes elegidos por Rajoy “para renovar la cara y el discurso del partido”.

Otras candidatas

Hay más banquillo. A saber: Esperanza Oña, exalcaldesa de Fuengirola y licenciada en Medicina; Margarita Prohens Rigo, dirigente del PP de Baleares y licenciada en Traducción e Interpretación; Emma Buj Sánchez, alcaldesa de Teruel y diplomada en Graduado Social; Begoña Carrasco García, portavoz del PP de Castellón y licenciada en Derecho y  María Del Carmen Hernández Bento, diputada por Canarias, licenciada en Ciencias Físicas y profesora de matemáticas.

Sea como sea, el caso es que muchas de estas mujeres ocuparán, sino la secretaría general, sí, al menos, algunas de las vicesecretaría aún por designar. La solución, en unas horas.