Albert Rivera ha dimitido. Tras el desplome de proporciones bíblicas de Ciudadanos, que ha perdido 47 escaños con respecto a abril, el ya expresidente de la formación naranja ha anunciado que no recogerá su acta de diputado y que abandona la vida política. Tras un emotivo discurso en el que ha mantenido el tipo, dirigentes del partido han subido al escenario a arroparle. Y entre todos ellos ha destacado Inés Arrimadas.

No solo porque todos los focos están puestos en ella como posible sustituta, sino porque se la ha visto visiblemente compungida, emocionada. Se adivinaban las lágrimas en su rostro emocionado.

Junto a ella, Begoña Villacís, que también parecía estar a punto de romper a llorar. Melisa Rodríguez, Edmundo Bal, Luis Garicano, Miguel Gutiérrez y Sara Giménez entre otros han abrigado a Rivera.

Sustituta natural

La marcha de Rivera deja una ineludible pregunta: ¿Quién le sucederá? El ya exlíder naranja ha convocado un Congreso extraordinario para fijar un nuevo rumbo y, sobre todo, un nuevo capitán del barco. Capitán o capitana.

Inés Arrimadas se perfila como la sucesora natural de Rivera, pero en primer lugar debe dar el paso y, en segundo, ganar el Congreso.

Su carrera ha sido meteórica. Desde que asumió el liderazgo de Ciudadanos en Cataluña ha conseguido ganar las elecciones autonómicas, aunque no se presentó a la investidura, y ser la cabeza visible de la oposición. Tras su paso por la región, desembarcó en Madrid de cara al 28A, llegando a ser portavoz parlamentaria.