Los defensores de la Sanidad Pública en Galicia culpan a Núñez Feijóo y Rajoy de los recortes y problemas.
La Xunta de Galicia presentó hace un par de semanas sus presupuestos para el año próximo. Sin duda 2016 será un ejercicio importante porque los gallegos volverán a ir a las urnas, bien para ratificar el batacazo 'popular' de mayo (el peor resultado del PP en unas municipales en la historia), bien para volver a respaldar a Alberto Núñez Feijóo. Por ello, no extraña que entre las partidas aprobadas destaque una: el incremento del 4,4% en Sanidad.
Desde que se dio luz verde a las cuentas, diferentes dirigentes autonómicos en clave regional y local, han demostrado que la cita electoral está a la vuelta de la esquina. Lo han puesto de manifiesto tratando de explicar el contenido y reparto del dinero público. En este apartado, una vez más, la supuesta pedagogía incide en la Sanidad, no en vano los problemas por los que atraviesa en Galicia han llegado a costarle el puesto a la máxima autoridad regional en la materia, al margen del presidente, es decir, la conselleira Nuria Mosquera.
Pedagogía 'política'
Un ejemplo. La nueva portavoz del PP en Vigo, ciudad más grande de Galicia y quizás la más denostada en esta materia (es la que soporta mayores listas de espera), hablaba la semana pasada de que en estos presupuestos hay 160 millones de inversión para esta urbe y su área metropolitana. Esto, según Elena Muñoz (su predecesor está imputado en la Operación Patos) equivaldría “a unos 500 euros por cada ciudadano”, que viéndolo así no está nada mal.
Sin embargo, como casi todo en la vida, ese dinero también tiene una explicación. La primera es que saldrían del bolsillo de los ciudadanos, también los vigueses, que pagan antes en concepto de impuestos, es decir, no es un regalo caído del cielo. La segunda, que de esa cantidad hay que descontar una parte importante del Hospital Álvaro Cunqueiro, en concreto, algo así como casi 70 millones. Es lo que se denomina canon y que la Xunta sitúa en unos 42 millones pero a los que hay que añadir el montante relativo a los servicios que han sido privatizados (cafetería, lavandería, etc) y que supondrán más de 25 millones, más o menos. De todo esto ya advirtió ELPLURAL.COM hace algunas semanas, puesto que es el mismo procedimiento y modelo instaurado por Esperanza Aguirre en Madrid con los hospitales de nueva construcción.
La aspiración de Feijóo
En la base de las polémicas que más daño pueden hacer a las aspiraciones políticas de Núñez Feijóo, en Galicia o Madrid, se encuentra, precisamente, la situación de la sanidad pública gallega, una de las que más recortes ha sufrido en medio de las políticas de austeridad generalizadas.
Por eso, como era de esperar según los cánones propagandísticos, la materia en cuestión tiene que ocupar titulares en negrita en la documentación de las partidas para 2016. Y así ha sido. Sin embargo, el conflicto surgido en el nuevo hospital Álvaro Cunqueiro, ha servido para que la ciudadanía visibilice un camino hacia la privatización que los sindicatos vienen denunciando desde hace años.
El truco del Almendruco
Al tiempo que la portavoz popular en Vigo, siguiendo las líneas básicas -y muy simples- de la propaganda política, hablaba de una inversión histórica para la ciudad, el presupuesto global para la sanidad gallega, después de años de recortes, aumenta un 4,4%. La partida llegará a los 140 millones, todo un logro para los dirigentes autonómicos. Pero como en la anterior masterclass pedagógica de la edil 'popular', el lustre dura poco. De ese dinero hay que descontar los casi 68 millones -los mismos que antes- que van a parar a los bolsillos de la UTE que se encarga de la gestión del complejo hospitalario de Vigo, es decir el canon mencionado más arriba.
Este es el dinero que cada año (lo lógico es que cada ejercicio experimente el incremento correspondiente, como mínimo, al IPC) las arcas públicas tendrán que abonar, una factura que se pierde en el tiempo (hasta el dos mil treinta y pico) y en el espacio, más de 1.600 millones de euros en total.
Negocio redondo
Muchos, en especial organizaciones sindicales y entidades que luchan por la defensa de la Sanidad Pública, observan en este modelo público-privado un negocio redondo para la compañía adjudicataria. Cabe destacar que esa visión idílica para la concesionaria se centra, no tanto en el canon anual, que como tal girará en torno a los 40/42 millones, sino en esos 'otros' servicios, como lavandería, cafetería, etc, cuyo coste puede ser objeto de mayores 'fluctuaciones'.
En definitiva, cuando desde la Xunta de Galicia o el Partido Popular tratan de hacer pedagogía sobre las cuentas y dineros públicos, las medias verdades se convierten tras las aclaraciones de instituciones, entidades y colectivos, en demagogia cuyas consecuencias se verán cada año, y aquí no hablamos de elecciones, sino de lo que la concesionaria en este caso del Álvaro Cunqueiro reclamará de más para hacer frente a las 'necesidades del servicio'.
Más salario
Por cierto que en medio de todo esto, en los presupuestos aprobados en solitario por el Partido Popular de Galicia gracias a la mayoría de la que goza, se ha contemplado un incremento del sueldo del presidente autonómico, Alberto Núñez Feijóo, y del resto de su Ejecutivo. Esta mutación de la austeridad al 'dispendio' tiene una justificación, según han dicho los responsables regionales: vienen tiempos mejores.