La fábrica de pasta de papel que desde finales de los años 50 se levanta al pie de la ría de Pontevedra, Ence, ha estado casi siempre rodeada de polémica, sobre todo porque se la considera responsable de la contaminación de las aguas de la ría con metales pesados, especialmente mercurio.

La concesión estaba a punto de terminar, expiraba en 2018, cuando el Gobierno aprobó una prórroga de 60 años, acción que le valió a Mariano Rajoy el título de 'persona non grata' en su propia ciudad. El consistorio pontevedrés, gobernado por Miguel Anxo Fernández Lores, del Bloque Nacionalista Galego (BNG), quien, desde el principio, mostró su intención de sacar la celulosa del paisaje pontevedrés, no tardó en otorgarle esta 'distinción'.

Ence vuelve ahora a centrar el debate, pero no por las aguas del mar, el aire que respiran los vecinos de la zona, o algunos de los nombres que figuran en el Consejo de Administración de la empresa, como el de Isabel Tocino-ex ministra de Medio Ambiente con Aznar- o Carlos del Álamo, -primer conselleiro de Medio Ambiente de Manuel Fraga. Lo hace por su posible responsabilidad en la ola de incendios que ha azotado Galicia.

Aunque ha habido algunas voces que han llegado a acusar directamente a la empresa de estar detrás de la quema de los montes, la mayor parte de las quejas tienen que ver con su papel en la promoción de la expansión de las plantaciones de eucalipto en esta comunidad autónoma, lo que ha llevado a una política forestal basada en el monocultivo.

Galicia es el principal mercado en el que Ence se aprovisiona. Esta región produce entre el 50 y el 55% de la madera en rollo española. La fábrica compra eucalipto, muchas veces, de forma directa, sin intermediarios, lo que lleva a cientos de particulares a su plantación.

Una especie colonizadora

Pero el eucalipto es, además, una especie, al igual que el pino, invasiva y tolerante al fuego. “Es una especie pirófila, lo que significa que puede arder y rebrotar”, explica a ELPLURAL.COM Pedro Pablo Gallego, profesor de Fisiología Vegetal de la Universidad de Vigo. “Mientras otras especies mueren, el fuego representa una oportunidad para su reproducción”.

Esto implica que “cuántos más incendios, más eucaliptos y más pinos habrá”, subraya. “Así se ha ido colonizando todo el territorio”.

En bosques de especies endémicas, como castaños o encinas, los incendios no tendrían la misma envergadura, ya que “se protegen mejor del fuego”, apunta este biólogo.

“La biodiversidad de un castaño es brutal”, insiste, “sobre él pueden vivir 30 especies de aves, 200 de mariposas y miles de insectos”, algo que no ocurre con los eucaliptos.

Mala gestión del monte

A esto hay que sumar, que, a diferencia de lo que ocurre con estos árboles en países como Australia, donde hay bosques naturales de esta especie, en Galicia “constituyen un cultivo, por lo que deberían tener un manejo como tal que no tienen”. El profesor Gallego recuerda que esta comunidad autónoma cuenta con “más de la mitad de la masa forestal española”. “El 66% del monte, sin embargo, es privado”, indica, y en su mayor parte no está explotado. “El 33% están en manos de mancomunidades- la parte mejor cuidada- y el 1% es público”.

Para muchos el eucalipto “es un medio de ahorro”. Lo plantan y lo cortan cuando precisan unos ingresos extra. Esto supone que “no se realiza la corta en el momento de máxima rentabilidad, los 12-16 años”, sostiene el profesor Gallego. La mayor parte de los propietarios lo hacen entre los 19 y los 22 años, y hay quien supera ese tiempo. “Supone un 'plan de pensiones', pero sin cuidar”, resume.

Galicia tiene una población aproximada de 2'8 millones de habitantes, de los cuales, 672.000 son propietarios de un pequeño trocito de tierra. Se trata de fincas de muy poca extensión, casi siempre heredadas, de las que, en ocasiones, ni tan siquiera se tiene constancia. La media de parcela es inferior a 0,5 hectáreas.

Ence se defiende

Ence no ha tardado en responder a quienes le señalan con el dedo. A través de un comunicado, alega que “la mayoría de los incendios de estos días se han producido en zonas de interior, donde no crece el eucalipto”. Recurren a un informe del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, que señala que “en el periodo 2000-2014, al año, menos del 1% de los eucaliptales gallegos son pasto de las llamas, lo que significa el 7% de la superficie quemada” e insisten en que, según datos de la Xunta de Galicia, más del 70% del terreno que arde es monte abandonado”.

La empresa habla del abandono del suelo, subrayando que en “los montes arbolados bien gestionados y mantenidos hay una incidencia notablemente menor de incendios, porque se limpian con frecuencia, son rentables y se cuidan, porque generan riqueza y el productor procura evitar que ésta se pierda. “Aquellas que el propietario no mantiene ni limpia, son las que arden”, sentencia.