Después de que el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, en una contestación al portavoz de En Marea, Luís Villares, se dirigiese a la diputada nacionalista, Ana Pontón, diciéndole que “está muy necesitada", la política gallega nos ha contado cómo se siente ante las palabras que le dedicó el posible sucesor de Mariano Rajoy.

¿Tan crispada está la política para que se llegue a estos extremos?

No creo que sea un problema de crispación, sino que lo que revela es lo que realmente hay detrás de estas palabras. Me han ofendido en mi dignidad como mujer, máxime cuando esta expresión de Núñez Feijóo no se produjo cuando estaba debatiendo conmigo, sino con Luís Villares, portavoz de En Marea. Es algo gratuito, que está fuera de lugar y que destila un machismo trasnochado ante el que no podemos quedarnos callados, ni permanecer impasibles. Es importante responder como mujeres feministas ante estas situaciones que me parecen intolerables en cualquier espacio, pero más grave cuando se pronuncian dentro de una institución que representa a toda la ciudadanía gallega y por una persona que es el presidente de Galicia.

¿La falta de argumentos conduce a descalificaciones incluso de género?

Hay una tendencia que muchas veces no se percibe desde afuera. Yo como portavoz de Bloque Nacionalista Galego (BNG), llevo sufriendo desde hace años la constante y deliberada descalificación personal del presidente gallego cada vez que no tiene argumentos. En este caso además de la descalificación personal, emerge con gran prepotencia todo ese poso machista. Esto, no solo necesita una respuesta y una reflexión, sino que, además, un poco de humildad por parte del presidente de la Xunta.

¿Cree suficiente que Feijóo pidiese que se retirasen sus palabras del libro de sesiones?

Es insuficiente y creo que debería disculparse. Desde ayer estoy sorprendida por la cantidad de muestras de cariño y de solidaridad de muchas mujeres y de muchos hombres que se sienten agredidos ante tipo de comentarios. Detrás de estas palabras hay machismo que nos agrede a todas las mujeres. Esto no es un problema individual, sino colectivo y como tal, merece una respuesta unánime. Es importante que ante este tipo de palabras que reflejan actitudes que responden a un esquema sexista y que no tienen cabida en nuestra sociedad, se proporcione una respuesta global. Yo lo intento combatir día a día desde mi responsabilidad política y creo que es importante que, desde las instituciones, desde donde tanto se habla de ejemplaridad, se dé ejemplo cuando nos equivocamos y exista la mínima cortesía de disculparse cuando se ofende la dignidad de una mujer.