La decisión de ERC de presentar a Oriol Junqueras como cabeza de lista el próximo 28-A responde, esencialmente, al intento de taponar una peligrosa fuga de voto útil en beneficio de Pedro Sánchez, detectada entre su electorado. La caída del gobierno socialista y el peligro de una victoria de la triple derecha, atribuidos directamente a la actitud de los grupos independentistas en el Congreso, les está pasando factura entre todos aquellos soberanistas que no comparten la política obstruccionista dictada por Carles Puigdemont. Jordi Sánchez, candidato de la Crida para encabezar la candidatura de JxCat, también rechaza la teoría de cuanto mayor sea la parálisis institucional en Madrid mejor para la causa de la secesión.

La dirección de ERC maneja un sondeo realizado entre sus votantes tradicionales que alerta de la predisposición a votar directamente al candidato Sánchez, como medida más eficaz para evitar un gobierno de derechas que llegue con el 155 bajo el brazo. Esta amenaza se sumaba a la debilidad política de Gabriel Rufián como cabeza de cartel para hacer frente a la decisión de los Comunes de presentar a Jaume Asens, un concejal de Ada Colau independentista en toda regla, y la hipotética decisión de la CUP de concurrir también a las elecciones generales. Tantos inconvenientes dibujaban un escenario en el que la victoria de ERC anunciada por los sondeos hasta ahora se tambaleaba a favor del PSC.

El movimiento de los Comunes con Asens busca este voto del soberanismo partidario del gobierno de izquierdas en  Moncloa, frustrado en primera instancia por la falta de apoyo del independentismo; además de pretender contrarrestar  la presencia de Elisenda Alamany, su ex portavoz en el Parlament, en las listas de ERC. La buena sintonía del hasta ahora concejal barcelonés y abogado activista en favor de los políticos presos con los republicanos le convertía en una alternativa creíble para sus votantes frente a Rufián. Según el estudio, sólo Junqueras, líder indiscutible de del republicanismo soberanista de izquierdas, podía frenar esta tendencia.

Una eventual participación de la CUP en las generales, rompiendo con una tradición de absentismo en los comicios españoles, también podría restar votos a ERC, en este caso, por el flanco del radicalismo decepcionado con el nuevo plan de ruta del partido de Junqueras, basado en el diálogo. Los anticapitalistas comienzan a padecer los problemas económicos propios de los partidos del sistema y pueden valorar la opción de buscar nuevas fuentes de financiación en el Congreso de los Diputados. De todas maneras, partidos integrantes de la CUP, como Endavant, ya han expresado su oposición a trasladar la lucha revolucionaria al conjunto del estado.

El voto útil soberanista para Pedro Sánchez es también una amenaza para la candidatura de JxCat que se formará con el apoyo de la Crida y el PDeCat, aunque tal vez en mayor medida por razones ideológicas. De todas maneras, al apostar por un candidato claramente de izquierdas como Jordi Sánchez para liderar la lista, también quedan inmersos en las dudas de quienes confían en un gobierno de progreso en Madrid para encauzar una salida negociada al conflicto catalán y temen la involución anunciada por la derecha para toda forma de autogobierno .

La lucha electoral entre el presidente de ERC y el ex presidente de la ANC, actualmente sentados en el banquillo del Tribunal Supremo, ya ha comenzado. Para Jordi Sánchez, uno de los errores más graves cometidos en los últimos tiempos por el independentismo fue “condicionar el sentarse a hablar de presupuestos a la actitud de la Fiscalía con los presos”, posición que atribuye a Joan Tardà y Gabriel Rufián. Tampoco el grupo del PDeCat apoyó la tramitación de los presupuestos, sin embargo, el dirigente de la Crida, no se siente vinculado por las decisiones de la vieja Convergència. Más difícil tendrá convencer al presidente legitimista instalado en Bruselas de la necesidad de hacer política real en Madrid, frente a quienes defiende la “no política” como política.

La posición de Jordi Sánchez ante un nuevo gobierno socialista será esta: dialogar con la autodeterminación como referencia y un referéndum como instrumento democrático para avalar la solución. La fórmula insiste en la referencia autodeterminista, demostrada como escollo insalvable para el gobierno constitucionalista, aunque teóricamente abre la puerta a cualquier oferta que no responda estrictamente a la pretensión secesionista.

Joan Tardà, en su tour de despedida como diputado, ha defendido más o menos una propuesta como esta, afirmando que el universo soberanista debe hacerse a la idea de que un referéndum binario sobre independencia sí o no es prácticamente imposible. Una supuesta consulta, ha venido a decir, deberá dar a elegir entre diversas opciones de futuro para Cataluña, desde la mejora del autogobierno al estado propio o al estado compartido.