Lo que empezó como una rivalidad empresarial y política ha estallado en una crisis institucional de primer nivel en Estados Unidos. Elon Musk ha encendido la mecha definitiva al publicar un vídeo que, según asegura, vincula directamente a Donald Trump con el Jeffrey Epstein, y el caso de escándalo de tráfico sexual de menores que sacudió las élites estadounidenses durante la última década. Las consecuencias, tanto políticas como económicas, ya se dejan sentir a ambos lados del Atlántico.

De aliados a enemigos: una ruptura anunciada

Durante años, Donald Trump y Elon Musk mantuvieron una relación estratégica marcada por la conveniencia mutua. Musk apoyó financieramente la campaña del magnate republicano en 2024, y a cambio, fue nombrado director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una especie de oficina para la “modernización del Estado” diseñada a la medida del empresario.

Sin embargo, la convivencia duró poco. Musk abandonó el cargo tras apenas seis meses y se convirtió en un crítico feroz del nuevo plan fiscal de Trump, al que calificó como “una aberración liberticida que empobrece al país y sabotea la transición energética”.

Desde entonces, la tensión fue en aumento, con ataques cruzados en redes sociales, filtraciones y amenazas veladas… hasta que esta semana, el conflicto escaló de forma dramática.

La tensión escaló cuando Musk sugirió en su red social X que Trump figura en los archivos no publicados del caso Jeffrey Epstein, insinuando que esa sería la razón por la que dichos documentos no se han hecho públicos. Aunque no presentó pruebas, la acusación generó un terremoto político.

En respuesta, Trump amenazó con cancelar todos los contratos gubernamentales con las empresas de Musk, como Tesla y SpaceX. Además, Steve Bannon, exasesor de Trump, pidió la deportación de Musk, alegando que su estatus migratorio es ilegal y acusándolo de consumo de drogas y de intentar acceder a información clasificada del Pentágono.

Estas declaraciones provocaron una caída del 14% en las acciones de Tesla, lo que se tradujo en una pérdida de aproximadamente 150.000 millones de dólares en su valor de mercado.

El vídeo que sacude los cimientos del poder

En un movimiento inesperado, Musk publicó en su red social X un vídeo de 1 minuto y 25 segundos en el que aparece una figura donde se puede apreciar a Donald Trump en compañía de Jeffrey Epstein, en una de las propiedades del financiero fallecido, presuntamente en el Caribe.

El video compartido por la usuaria @Chesschick01 en la red social X muestra imágenes de una fiesta de 1992 en Mar-a-Lago, la residencia de Donald Trump en Florida. En las imágenes se observa a Trump en compañía de Jeffrey Epstein, ambos participando en un evento social con varias personas presentes.

¿Y ahora qué? El futuro político, en juego

La confrontación entre dos de las figuras más influyentes de Estados Unidos refleja el grado de polarización de la política estadounidense. El vídeo sobre el caso Epstein no solo ha reavivado uno de los escándalos más turbios del siglo XXI, sino que podría tener consecuencias penales y electorales de enorme alcance.

Con este movimiento, Musk no solo ha puesto en jaque al expresidente, sino también al propio sistema. Ha cruzado una línea que ningún multimillonario —ni siquiera Rupert Murdoch en su día— se atrevió a traspasar: desafiar directamente el núcleo del poder político con documentos no verificados pero altamente incendiarios.

Lo que está claro es que la política estadounidense ha entrado en una nueva era: la del fuego cruzado entre millonarios con capacidad para derribar presidentes.

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