El canciller de Alemania, Olaf Scholz, ha subrayado este miércoles la importancia de la migración para la economía alemana en un discurso ante el Parlamento alemán. No obstante, ha defendido la controvertida política migratoria que su Gobierno ha aprobado recientemente, que incluye la implementación de controles en todas las fronteras para limitar la entrada de personas de manera ilegal en el país. Scholz ha afirmado: "No hay ningún país en el mundo que registre un descenso de la población y a la vez un crecimiento económico. Esta es la verdad y tenemos que hacerle frente".

Tras días de intenso debate sobre las políticas de asilo y migración, Scholz ha recalcado la necesidad de facilitar la entrada en Alemania de migrantes "cualificados" que puedan contribuir a ciertos sectores del mercado laboral. Este debate se ha intensificado después de un ataque con cuchillo en Solingen, que dejó tres muertos y ocho heridos. El principal sospechoso es un joven sirio que había evitado su deportación a Bulgaria, primer país de la Unión Europea en el que fue registrado tras dejar Siria.

Sin embargo, el canciller ha insistido en la necesidad de "permanecer abiertos a cuestiones migratorias" mientras se toman medidas para "gestionar de forma adecuada las llegadas y controlarlas". Scholz ha asegurado: "Somos un país que ofrece protección a aquellos que son perseguidos políticamente, que huyen para salvar sus vidas. Está en nuestra Constitución y no vamos a poner eso en la mesa de debate".

Olaf Scholz defiende su política migratoria en el Bundestag

El canciller también ha aprovechado la ocasión para criticar al partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), asegurando que su Gobierno hará "todo lo posible" por detener a dicha formación, tras su victoria en las elecciones locales en Turingia y Sajonia. Scholz ha tildado estos resultados de "deprimentes" y ha afirmado que el AfD está "casado con el pasado" y con una "visión antigua de la Humanidad".

También ha criticado duramente a Friedrich Merz, líder de la oposición de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), acusándolo de alinearse con la derecha y fracasar en comprometerse con negociaciones "de buena fe" para efectuar "cambios genuinos" en la política migratoria. Scholz ha subrayado que los ciudadanos alemanes no desean "actuaciones teatrales, sino políticas serias" y ha acusado a Merz y otros políticos del bloque de centro-derecha de "lanzar eslóganes" pero "no hacer nada".

Por su parte, Merz ha rechazado las acusaciones del canciller de ser "irrespetuosas" y ha declinado la invitación a mantener conversaciones al respecto. Aunque ha criticado que las políticas del Gobierno "se quedan cortas", ha expresado que la oposición también desea que Alemania permanezca abierta a la entrada de extranjeros, aunque con políticas migratorias más estrictas. Merz ha enfatizado su oposición a "todas las formas de xenofobia", manteniendo una postura firme contra el racismo mientras busca políticas más rigurosas.

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