El inversor y empresario Saad Mohseni volvió a Afganistán, su país de origen, para fundar dos medios de comunicación: Arman Radio y ToloTV. Considerada la primera cadena comercial afgana, esta segunda sirvió para hacer frente a la cadena estatal que apenas resurgía tras la expulsión de los talibanes en 2001. Después de años trabajando en pos de la libertad de prensa, Mohseni cuenta en una entrevista concedida a El País cómo están viviendo los periodistas el regreso de los extremistas al poder. 

El empresario relata que muchos de los trabajadores han decidio irse al aeropuerto para intentar huir del país, pero que han "contratado nuevos equipos" para que el canal funcione con la máxima normalidad posible dentro de los límites que establecen los insurgentes. "Es una situación extraña porque por un lado queremos ayudar a la gente a irse y por otro queremos seguir adelante con el proyecto", asegura.

A renglón seguido, Mohseni explica los cambios que ha experimentado ToloTV desde el punto de vista de contenidos. En este sentido, señala que la mayoría de las variaciones se han producido en las emisiones que tienen que ver con el entretenimiento: "En el canal de noticias, no ha habido cambios; seguimos haciendo el trabajo de siempre. En el de entretenimiento, decidimos suprimir algunos, como los de baile, que son el tipo de contenidos que pueden ofender a los talibanes".

Mohseni mantiene que aún es pronto para ver en qué se van a traducir las palabras de los talibanes, quienes hace unos días dijeron que iban a respetar a las mujeres "dentro de la ley islámica". En cuanto a estas declaraciones, el empresario afganoaustraliano dice que no cabe otra cosa que esperar: "Aún estamos en los primeros días. Tengo la esperanza de que adopten algunos de los cambios que se han producido en estas dos décadas. Pero no es tan simple. Tenemos que esperar a ver quién va a prevalecer,  si la línea moderada, que muestra signos de querer mantener relaciones con el resto del mundo, o el sector más radical".

El empresario se ha referido, precisamente, al papel que espera que tengan las mujeres -unas de las más afectadas, sino las más por el regreso de los talibán- en sus medios. En una línea igualmente cauta, defiende que van a hacer todo lo posible para que las profesionales con las que contaba la cadena sigan en activo, pero que "no puede especular".

El de Saad Mohseni es solo un ejemplo más de lo que supone la llegada del grupo extremista al poder, también en lo que a libertad de expresión se refiere. Aún es pronto para asegurar nada, pero lo que parece más que evidente es que Afganistán retrocederá ampliamente en los derechos de mujeres, periodistas y de todos aquellos que no comulguen con el nuevo mando.