El presidente de Rusia, Vladimir Putin, estaría vinculado a un imponente palacio que cuenta con casino, salón erótico y anfiteatro. El Kremlin siempre ha negado que el lugar sea propiedad del aristócrata, aunque los críticos del mismo lo relacionan con la persona que puso en jaque a Europa y Occidente tras declarar la guerra en Ucrania.

El sitio se encuentra muy cerca de la ciudad de Gelendzhik, a orillas del Mar Negro, pertenece oficialmente a un alto cargo de Gazprom, la petrolera estatal rusa, y ha ido adquiriendo más misterio con el paso de los años.

Todo tipo de lujos y 1,2 mil millones de euros

La mansión se puede ver desde Google Maps y no le falta ningún tipo de lujo. Así lo publicaba en enero de 2021 el líder opositor Alekséi Navalny en su investigación El palacio de Putin. La historia del mayor soborno. Según dicho documento, muchas de las excentricidades habían sido regalos para Putin por parte de sus amigos adinerados. Sin embargo, más allá de los lujos que presumiblemente tiene el lugar, éste cuenta con un casino, un salón erótico y un anfiteatro, entre otras salas, según publica ya el diario británico The Mirror.

Además del edificio principal, la propiedad dispone también de una iglesia y una sala para huéspedes con 11 habitaciones, como indica el líder de la oposición en el documental; y es que la edificación tiene un valor de 1,2 mil millones de euros.

El supuesto palacio de Putin visto con Google Maps

Vínculos con Putin

No existe la confirmación oficial de que el dueño de la mansión sea Putin. Sin embargo, los vínculos con ella por parte del mandatario ruso son bastante evidentes; y es que Arkady Rotenberg, antiguo compañero del líder ruso y una de las personas del círculo cercano a él, sancionado por occidente antes del conflicto bélico, afirmó mediante comunicado que era de su propiedad y que estaría terminado “en un par de años” para convertirse en hotel. Él tiene una fortuna de 2,12 mil millones de euros y su hijo Igor es accionista mayoritario de una empresa de perforación de Gazprom.

“Fue desmantelado”

El Kremlin ha negado todo lo que se ha dicho sobre el palacio, pero las afirmaciones sobre el lujo que había allí dentro han sido ratificadas por los trabajadores que estuvieron renovándolo durante 15 años (entre 2005 y 2020).

Los testimonios de estas personas vendrían a confirmar que el sitio tenía muchos restos del decorado que Navalny expuso en su documental, aunque después “fue desmantelado”. Además, también hubo que limpiarlo porque “las paredes y los techos estaba recubiertos de moho verde, incluso negro, en algunos lugares”. En explicaciones a la BBC las mismas fuentes cuentan que el palacio “se usó durante varios años” pero que después “aparecieron los hongos, acompañados de un olor desagradable” que obligó a deshacerse de muebles y otros bienes.

Antes de Rotenberg, la residencia habría sido adquirida por el oligarca ruso Aleksandr Ponomarenko, quien según The Mirror habría podido ayudar a establecer y construir la casa para el presidente.