La Alianza Atlántica ya ha enviado por escrito su respuesta a las exigencias realizadas por Rusia para proporcionar una desescalada de las tensiones, una retirada de las tropas en la frontera con Ucrania –donde ya hay más de 100.000 efectivos desplegados sobre el terreno- y una vuelta a la diplomacia sin persuasión ni amenazas de por medio. Ha sido el secretario de Estado de los EEUU, Antony Blinken, el encargado de comparecer desde Washington para informar de qué determinaciones ha adoptado la Casa Blanca, interlocutor escogido por Vladimir Putin para representar a la OTAN, para contestar a Rusia y tratar de despejar el miedo a un nuevo conflicto armado en suelo ucraniano.

Son tres las exigencias realizadas por el Kremlin, tal y como informó este martes el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares: una garantía de que los países de la antigua URSS no entrarán en la OTAN, la retirada de todos los efectivos de la Alianza Atlántica en los países que ingresaron a partir de 1997 –como Polonia- y la retirada de los sistemas de misiles en la frontera rusa. Como era de esperar, y ha dejado patente el propio Blinken, pese a no profundizar demasiado en el contenido del comunicado enviado a Moscú, no hay acuerdo: “No voy a entrar en detalles sobre el documento enviado, pero incidimos en lo que venimos predicando desde hace tiempo. La OTAN debe tener las puertas abiertas, ya que es el compromiso que nos une. No hay concesiones en este aspecto. No hay cambios ni habrá cambios”.

Preguntado por cuáles han sido las armas de EEUU para tratar de suavizar el tono y convencer a Rusia, el secretario de Estado norteamericano se ha limitado a explicar que en la respuesta enviada este mismo miércoles se incluye un ofrecimiento tácito hacia un nuevo modelo que dote de seguridad a ambas partes del engranaje del conflicto: “Lo que hemos hecho en este documento, al margen de compartir cuáles son nuestros principios básicos, es hablar de áreas en las que juntos podríamos reforzar la seguridad para todos. Si el trabajo es recíproco y de buena fe, puede marcar diferencias en aspectos como los misiles, los ejercicios militares, el control de armas o la mayor transparencia. Si Putin se toma en serio nuestras demandas con un espíritu recíproco, habrá cosas positivas en este documento”.

“Entendemos que Rusia tiene preocupaciones en cuestión de seguridad, igual que nosotros, y estamos abiertos a debatir y negociar para mejorar la seguridad de todos. Ahora mismo solo hablamos de ideas que podrían llevarse a cabo. Toca ver cómo responde Rusia”, ha proseguido, añadiendo que existe el miedo a que este exceso de burocracia, con respuestas por escrito y plazos extensos, sirva a Rusia para prepararse para una invasión sorpresiva.

“Nosotros no estamos quietos. Podemos caminar y hablar a la vez, y es lo que estamos haciendo. Hemos dejado claro a Rusia que hay dos caminos: el diplomático y el de la disuasión. Aunque trabajemos en la vía del diálogo, hemos dejado claro a Rusia que estamos preparados”, ha indicado al respecto. Además, Blinken ha asegurado que la presencia de EEUU en la embajada de Kiev seguirá siendo poderosa pese a verse obligado a aconsejar a los ciudadanos estadounidenses en la zona cero del conflicto que abandonen el país, llegando a ofrecer ayudas monetarias si no pueden hacer frente al gasto derivado de su traslado.

Prosigue el envío de armamento

Sin embargo, e igual que están haciendo la gran mayoría de países europeos, Blinken ha compatibilizado el diálogo con el envío constante de material armamentístico a Ucrania: “Hemos aumentado la ayuda militar durante esta semana con 283 toneladas de munición y podrán llegar más en las próximas semanas. Hemos dado más material estas semanas a Ucrania que en toda la historia. Queremos entregar helicópteros M-17. Además, el sector de defensa informó de que 8.500 militares norteamericanos en suelo europeo están dispuestos en caso de ser necesario”.

“Hemos adoptado esta medida como prudencia, ya que esperamos no activar nuestras fuerzas. Si es así, estaremos listos. Además, estamos desarrollando una respuesta rápida y de alto impacto que afectaría a la economía rusa”, ha añadido. Al margen, Blinken también ha especificado que la estrategia norteamericana y de los países aliados se fundamenta en tres ejes: el envío de ayudas económicas y militares a Ucrania, el plan de sanciones rápidas y contundentes a Rusia y, por último, dotar de garantías a todos los países europeos para que sus economías no se vean afectadas por una previsible respuesta rusa.

“Queremos apoyar a nuestros socios europeos para ayudarles en caso de que sus economías queden maltrechas por las sanciones impuestas a rusas. Mientras, garantizamos medidas para dotar el sistema de energía de capacidad suficiente en caso de que Rusia quiera jugar esa carta. Es necesario mitigar la inflación de precios y abastecer de la energía necesaria a los aliados independientemente de lo que haga Moscú”, ha sentenciado Blinken.

La OTAN, “preparada para lo peor”

Minutos después de que Blinken diese por finalizada su comparecencia, ha sido el turno de Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN. Cabe recordar que EEUU está liderando las negociaciones, hablando en voz de todos los países de la Alianza Atlántica, por expreso deseo de la Federación Rusa.  “Los aliados están listos para reunirse en cuanto sea posible en el consejo Rusia-OTAN. Somos una alianza defensiva que no busca la confrontación, pero no comprometeremos los principios de seguridad de nuestra alianza”, ha expresado Stoltenberg desde Bruselas.

Al igual que su predecesor, el secretario general de la OTAN ha reivindicado que hay áreas en las que podría haber entendimiento: “El Control de armas, reducir las amenazas de las armas nucleares, así como de los misiles de medio y corto plazo, más transparencia… todos estos temas son áreas donde podemos mejorar la seguridad de todas las partes. Esto se trata de si existe la buena fe para sentarse y encontrar las bases comunes”.

Sobre el plan de los países aliados para dar respuesta a un posible conflicto armado, Stoltenberg ha añadido que la OTAN tiene 5.000 tropas preparadas para dar una rápida respuesta en caso de ser necesaria: “Estamos buscando el diálogo y una solución política, pero al mismo tiempo nos preparamos para lo peor. Los aliados han aumentado su presencia en el Mar Negro y el Mar Báltico para vigilar qué está ocurriendo. Hace semanas aumentamos la predisposición de la fuerza de respuesta de la OTAN, conformada por 5.000 tropas lideradas por Francia y otros aliados que podrían desplegarse en días”.