El presidente de Rusia, Vladimir Putin, da una nueva marcha atrás en su invasión a Ucrania. En este caso, el máximo responsable de Moscú ha retirado sus tropas de la ciudad de Jersón y del marco occidental del río Dniéper, enclaves estratégicos ambos para las aspiraciones del líder ruso además de la única capital que controlaba. El hecho podría considerarse como la tercera gran victoria de la resistencia ucraniana en una guerra que al inicio de la misma se antojaba relámpago.

De hecho, el primero motivo de celebración, si es que puede existir tal cosa en un conflicto bélico, fue el ejercicio de aguante que llevaron a cabo los soldados ucranianos al inicio del mismo cuando consiguieron, al menos, retrasar la victoria de Putin. A estas alturas algunos vaticinan que el que iba a ser el gran triunfo del presidente ruso puede terminar por ser una de las grandes hecatombes de la historia reciente del país. Es imposible vaticinar qué sucederá ni cuánto durará la ofensiva.

Lo que parece evidente  es que, pese a que el líder de Moscú tenga también motivos para festejar como es la reciente anexión de los territorios ocupados por el ejército -aunque uno de ellos es, precisamente, Jersón- de producirse una cada vez más dudosa victoria por su parte, esta va a seguir sin ser un camino de rosas para las tropas del país invasor.

De Kiev a Jersón

En los primeros días de guerra, Ucrania consiguió evitar la entrada de Rusia por el norte de Kiev, lo que podría haber derivado en una guerra relámpago. Esto ocurrió en apenas 48 horas desde el inicio de la invasión, pero los dos países insistieron-uno en atacar y el otro en defenderse- desde la capital, siendo una de las imágenes más famosas la del convoy que los ucranianos consiguieron desviar.

La segunda gran victoria que ha cosechado el país invadido tiene que ver con la segunda mayor ciudad del país, Jarkov. Si bien el asedio sobre la misma ha sido brutal y durante los meses de abril y mayo sufrió algunos de los bombardeos más graves, la resistencia ucraniana logró una vez más empujar a su enemigo más allá de las fronteras del territorio, evitando que los rusos llevasen a cabo la gran expansión que pretendían y tuvieran que centrarse en Donetsk y en controlar las rutas de suministro del este ucraniano. El tercer ejemplo de resistencia sería el de Jersón.

Zelenski pide huir de los triunfalismos

Pese a lo logrado, Zelenski ha pedido a la población serenidad y bajar los ánimos por los últimos logros cosechados. "Hoy en día hay mucha alegría en el espacio de la información, y está claro por qué. Pero nuestras emociones deben ser restringidas, siempre durante la guerra", ha instado el mandatario ucraniano en su mensaje diario a la población ucraniana. Asimismo, ha afirmado que no quiere "alimentar al enemigo" dando detalles sobre las operaciones ucranianas en los frentes abiertos en el sur y en el este del país, ya que cuando se sepa el resultado, "todos lo verán".

Por ello, y aunque no suene como "lo que la gente espera ahora", el presidente ucraniano ha recordado que el Ejército ruso "no da regalos" y que cada pedazo de tierra "liberado" le cuesta la vida a la gente.

"El enemigo no nos da regalos, no hace gestos de buena voluntad. Elegimos todo esto. Y cuando estés peleando, debes entender que a cada paso siempre está resistencia del enemigo, siempre es la pérdida de la vida de nuestros héroes", ha aseverado. “Este será el resultado de nuestros esfuerzos, nuestras operaciones de defensa. Los que están actualmente en curso, los que todavía estamos planeando", ha apostillado.