Cinco días han bastado para que la relación entre Elon Musk y Donald Trump se haya dinamitado a ojos del público. Tras la reciente salida del multimillonario de la Casa Blanca 130 días después de haber estado al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), a través de X -antigua Twitter-, ha cargado por todo lo alto contra las medidas fiscales del presidente de Estados Unidos: “Lo siento, pero ya no lo soporto más”.

Este martes, a través de su red social, Musk ha criticado sin miramientos una de las medidas estrella de la Administración Trump que está afectando en gran medida a la economía y política de la potencia norteamericana: “Este proyecto de ley de gastos del Congreso, masivo, escandaloso y lleno de gastos superfluos, es una abominación repugnante. ¡Qué vergüenza para quienes votaron por ello! Saben que hicieron mal, lo saben”, ha clamado.

 

Pese a estas palabras, cierto es que no es la primera vez que el magnate arremete contra la ley fiscal de Trump, aunque sí con estas palabras tan directas. A finales del pasado mes de mayo, Musk dijo sentirse “decepcionado” con las consecuencias directas de llevar a la práctica estas medidas fiscales.

"Francamente, me decepcionó ver el enorme proyecto de ley de gastos, que aumenta el déficit presupuestario, en lugar de reducirlo, y socava el trabajo que está realizando el equipo de DOGE. Creo que una ley puede ser grande o hermosa, pero no sé si puede ser ambas cosas. Es mi opinión personal", reconoció en un fragmento de una entrevista para la CBS.

Ahora, en cuanto al cargo de Musk en la Casa Blanca, ahora vacante, la oficina del DOGE permanecerá en activo, a partir de ahora en manos del ultrcanservador Russell Vought, quien ocupa también el cargo del director de la oficina de presupuesto.

La ley fiscal de Trump: menos impuestos, mayor gasto en Defensa

Cabe recordar que la Cámara de Representantes aprobó, con un voto de diferencia, un proyecto de ley para recortar impuestos a la vez que aumenta el gasto en Defensa, todo ello en mitad de las críticas dentro del propio Partido Republicano. La normativa, que tendrá que pasar ahora al Senado en el que los republicanos tienen mayoría, contó con 215 apoyos y 214 votos en contra, incluidos el de dos congresistas díscolos que votaron junto a los demócratas.

La razón de ser de la ley radica en que se favorecen a los grandes bolsillos y salen perjudicadas las clases medias y bajas. Con ello, ha de tenerse en cuenta que la Oficina Presupuestaria del Congreso cifró el aumento del déficit en 3,8 billones de dólares en la próxima década; así como el Comité para un Presupuesto Federal Responsable en un 3,1 billones. No obstante, la ley de Trump estaba planificada para que las rebajas de impuestos puedan lanzarse de manera temporal, ya que acabarían tras su mandato.

Además de extender los recortes impuestos en 2017 durante el primer mandato de Trump, con esta ley se añaden nuevas exenciones fiscales y una mayor financiación a su agresiva política migratoria. Para compensar este aumento del gasto, el presidente también propone desviar partidas destinadas a programas sociales y de asistencia sanitaria.

Con esta ley fiscal, se suma el impacto de su amenaza arancelaria a toda la Comunidad Internacional. Dos elementos que, en su fórmula, Trump calcula que la economía estadounidense crecerá entre el 5% y el 9% en los próximos años, pese a que las estadísticas apuntan y reflejan un escenario muy distinto.

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