La guerra entre Rusia y Ucrania no es el único escenario que provoca preocupación en territorio europeo. Desde hace semanas, la escalada de tensiones se ha ido acrecentando entre Serbia y Kosovo, y han sido durante las últimas horas cuando se ha dado la ‘alerta máxima’ al Ejército serbio ante un posible e inminente ataque.

El ministro de Defensa serbio, Milos Vucevic, ha indicado que el presidente, "como comandante en jefe, ha ordenado esta noche que las Fuerzas Armadas de Serbia estén al más alto nivel de preparación para el combate, es decir, preparación al nivel del uso de las Fuerza Armadas", ha indicado en declaraciones a la agencia de noticias Tanjug.

Horas antes, el mandatario del país había afirmado que su Gobierno tomaría "medidas para proteger" a los serbios después de que aumentase la preparación para el combate en Pristina. "Estamos haciendo todo lo posible para preservar la paz y la estabilidad. Desafortunadamente, ni siquiera estaban interesados en escucharlos", ha asegurado tras criticar que las autoridades de Kosovo impidieran este lunes la entrada del patriarca de la Iglesia Ortodoxa Serbia, Porfiri.

El estado de las relaciones ha continuado deteriorándose este martes cuando un grupo de serbios ha bloqueado una carretera de la ciudad de Mitrovica, en el norte de Kosovo. Un movimiento que se da tan solo 24 horas después de la apertura de una investigación por un tiroteo –que acabo sin heridos- en el municipio de Zubin Potok.

Situación “muy peligrosa”

En palabras de Alexander Botsan-Jarchenko, embajador ruso en Belgrado, la situación en Kosovo apunta a ser “muy peligrosa”, ya que el escenario actual “se está calentando” en el norte del país y que, en cualquier momento, se puede dar una “provocación”.

“Pristina está aumentando su presencia militar”, ha señalado en la cadena de televisión Zvezda, debido a que se está poniendo “bajo control las áreas pobladas por serbios en Kosovo”.

Los motivos de las tensiones

Cabe echar la vista atrás, a noviembre, para poner en contexto el escenario actual. Por aquel entonces, el partido Srpska Lista (Lista Serbia) de Kosovo, afín a Belgrado, declaro su renuncia total a las elecciones locales, donde se preveía nombrar a los cuatro alcaldes de municipios de mayoría serbia.

Tras varias noches de incidentes violentos que han dejaron al menos un agente de Policía de Kosovo herido por supuestos disparos serbios, la situación terminó por agravarse con la detención de un agente de Policía serbokosovar, parte de los agentes dimitidos, que provocó el levantamiento de la población de la zona con barricadas que paralizaron el tránsito por el territorio.

La Policía kosovar decidió asumir temporalmente el control de los cruces fronterizos de Jarinje y Brnjak mientras la misión de la UE en Kosovo, la EULEX, denunció haber sido víctima de un ataque con una granada aturdidora contra una de sus patrullas, afortunadamente sin víctimas que lamentar.

La gota que terminó de colmar el vaso fue la presentación de la solicitud de Kosovo para formar parte de la Unión Europea. A día de hoy cinco Estados miembros de la UE, entre ellos España, no reconocen la independencia de la antigua provincia serbia, por lo que no está claro cómo se cursará la solicitud de Pristina, un paso que normalmente lleva meses en el Consejo y que en este caso podría ser un trámite más complicado.