Adriana Rivas, oriunda chilena empleada muchos años como niñera en Sidney, y ex secretaria de Manuel Contreras y agente de represión de la temida DINA de la dictadura de Augusto Pinochet, perdió su última posibilidad de permanecer en Australia. A comienzos de semana, la Corte Suprema de Justicia australiana, formada por tres jueces, denegó el certificado de apelación para evitar la extradición que reclama Chile por sus vínculos con los crímenes de la dictadura militar de Pinochet.

Hace seis meses, fuentes del grupo periodístico Nine Entertainment dieron a conocer las alegaciones del abogado Frank Santisi, quien defendía los intereses de Adriana Rivas. Según el letrado, Augusto Pinochet, antes de morir, hizo un decreto que exoneraba a los principales actores de la dictadura sobre cualquier litigio presentado ante los tribunales de justicia, en un estilo a la Ley de Amnistía que perdonó los delitos del franquismo. Sin embargo, los argumentos cayeron en saco roto, por cuanto las autoridades judiciales australianas rechazaron categóricamente las alegaciones de Santisi.

Adriana Rivas con un militar de la dictadura chilena. STORYBOARD MEDIA

Adriana Rivas con un militar de la dictadura chilena. STORYBOARD MEDIA

Pero, echando la vista atrás, entre los años 1970 y 1977, la inculpada tuvo que responder en la judicatura a los cargos de secuestros de políticos del partido comunista, incluyendo a sus principales dirigentes: Víctor Díaz y Pereira Reynalda quien, por aquel entonces, estaba embarazada de cinco meses.  

Colaboraciones de Adriana Rivas con la temida DINA

El siniestro pasado de Adriana Rivas está íntimamente ligado con la dictadura de Pinochet en Chile, cuando estuvo empleada junto a Manuel Contreras, el todopoderoso mandamás de la Dirección de Inteligencia Nacional, la temida DINA creada por la represión militar como una agencia de espionaje que se dedicaba al secuestro, tortura y asesinato de rivales políticos. Contreras, entre la jerarquía militar, era reconocido como el mandamás, después de Pinochet, y Rivas estuvo contratada a su servicio, primero como una especie de secretaria que, poco a poco, fue derivando a un papel de agente sobre el terreno, dado que sus conocimientos de idiomas y formación, junto a su belleza, le permitía infiltrarse en cualquier escenario. "Como yo, gracias a Dios, era bonita, tenía un buen cuerpo, un buen trato, buena modulación, entonces yo tenía clase. Sabía tratar, sabía comer, podía ir a cualquier parte e iba a pasar por uno de ellos", relataba la propia Rivas en el documental El pacto de Adriana, que realizó su propia sobrina, la cineasta Lisette Orozco.

Bajo su mandato, la DINA, durante los años de la dictadura, fue acusada de actuaciones similares a la Gestapo, en su empeño de secuestrar y eliminar a sus opositores. Rivas formó parte de la aterradora Brigada Lautaro, el grupo de élite encargado de eliminar a la cúpula del Partido Comunista. Ella, en el documental, defiende que nunca golpeó o torturó a nadie, incluso que nunca estuvo cerca de un detenido. Pero ella misma relata la formación que recibió, con entrenamiento de tiro al blanco, defensa personal, maquillaje y actuación.

Adriana Rivas posa con su jefe, el director de la temible DINA, Manuel Contreras. STORYBOARD MEDIA

Adriana Rivas posa con su jefe, el director de la temible DINA, Manuel Contreras. STORYBOARD MEDIA

Sin embargo, lo más importante son los testimonios de la investigación que también aparecen en el documental, que la identificaron como una de las principales agentes y torturadoras de la Brigada Lautaro. Joselino Vergara, conocido como el mocito que trabajaba en el cuartel miltar Simón Bolívar, sede de la Lautaro, cuenta en El pacto de Adriana como una vez tuvieron que quitarle a un detenido para evitar que lo matara a golpes. "No la vi matar gente, pero torturó al extremo de que quedó moribunda. Después llegó la teniente Calderón y le puso el tiro de gracia, una inyección de cianuro a la vena", dice Vergara, en un testimonio fundamental en la causa porque ni una de las víctimas, los torturados que pasaron por el cuartel, lograron sobrevivir.

Cabe destacar que Adriana Rivas ya fue detenida en el año 2007 en uno de sus viajes a Chile desde Australia, donde vivía desde hace años, oculta para la democracia sudamericana. Sin embargo, en una de sus salidas permitidas de prisión en 2011, Rivas violó su libertad condicional y se fugó a Australia, donde fue detenida en 2019 y propuesta como candidata a la extradición.

En el 2014 en una entrevista exclusiva de la SBS, Adriana Rivas, dio a entender que trabajaba, codo a codo con Contreras, y ensalzó su forma de ser y de actuar sin nada que objetar. Es más, en el curso de la entrevista vino a decir que el difunto jefe de la DINA era una buena persona. Pero, respondiendo sobre su forma de actuar con sus opositores Rivas, no titubeó diciendo que "cuando los opositores al régimen silencian sus ideas, hay que responder con mano dura, como hacen en todo el mundo".

Adriana Rivas, con varias amigas de la juventud, en la época en que la DINA la reclutó. STORYBOARD MEDIA

Adriana Rivas, con varias amigas de la juventud, en la época en que la DINA la reclutó. STORYBOARD MEDIA

La ministra federal del Interior Michaela Cash, ha sido la encargada de tramitar la extradición Adriana Rivas. A la espera del ordenamiento definitivo con fecha puntual y, teniendo en cuenta que los gobiernos anteriores no lograron resolver el dilema, Elplural.com preguntó a la abogada chilena Adriana Navarro, quien ha colaborado con la causa de las víctimas. En su respuesta a este periódico dijo que los casos de extradición son enormemente complejos y de ningún modo habría que achacar culpas a las anteriores Administraciones. Sin embargo, la letrada chilena añadió que, en esta ocasión, abrigaba muy buenas esperanzas de que por fin Adriana Rivas, fuese extraditada de acuerdo al último dictamen de la Corte Suprema de Justicia.

Un acuerdo que, para Pilar Aguilera, oriunda chilena, quien también se solidarizó con la causa. En conversación con El Plural.com dijo que era una gran noticia para los familiares de las víctimas que viven en Australia y que, durante muchos años, hicieron campaña y lucharon para conseguir la extradición de Adriana Rivas.