Los discursos de Vox acostumbran a ser ásperos. Habitualmente juegan en la frontera del decoro parlamentario, atravesándola en más de una ocasión. Y eso es precisamente lo que ocurrió este miércoles en el Congreso de los Diputados. Fue la diputada Macarena Olona quien deslizó unas afiladas palabras que provocaron la marcha de una parlamentaria de Unidas Podemos, concretamente, de Sofía Castañón.

Olona espetó desde la tribuna de oradores que en la formación morada “parece que exijan a sus cargos la condición de imputados o delincuentes condenados por la justicia para acceder a puestos públicos”.

“La decadencia moral ha llegado a tal punto que parece que exijan a sus cargos la condición de imputados o delincuentes condenados por la justicia para acceder a puestos públicos también en esta Cámara”, insistió.

Dichas declaraciones las deslizó después de trascender que la Mesa del Congreso permitiría que el diputado de Unidas Podemos Alberto Rodríguez continuara ostentado su acta pese a la condena impuesta por el Tribunal Supremo por atentado contra agentes de la autoridad.

“Decían los clásicos que la política es el arte de ejemplificar. Veamos cuál es su concepto de ejemplaridad pública”, ha proseguido Olona. Acto seguido, ha mentado a Isabel Serra, de Podemos, quien “fue condenada en abril de 2020 por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid a una pena de un año y siete meses de prisión por un delito de atentado contra la autoridad y lesiones contra agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad”.

La dirigente ultraderechista continuó y llegó un punto en que Castañón optó por no escuchar más aquellos improperios y abandonó el hemiciclo. “Entiendo que se marche”, dijo entonces Olona, arrancando la ovación de su bancada.