La alcaldía del Ayuntamiento de Barcelona se ha decidido en los últimos instantes, dejando ganadores y perdedores que lo son más que nunca. Un vuelco de los acontecimientos ha entregado a Jaume Collboni el bastón de mando y ha dejado a Xavier Trias a las puertas del Consistorio. En el sector independentista la noticia ha caído como un jarro de agua fría y la reacción ha sido dura y directa. “La opresión que se ha producido hoy no es casualidad”, ha señalado Trias, tildando la maniobra de “shock y juego de magia”. "Qué os den a todos", ha sentenciado. 

El candidato de Junts per Catalunya tenía casi garantizado el liderazgo de la ciudad condal después de que el congreso extraordinario de Esquerra Republicano (ERC) confirmase el apoyo de la formación. A su vez, la incapacidad entre la izquierda para alcanzar un acuerdo que convenciese al PP garantizaba que los de derechas se votasen a sí mismo e, indirectamente, investirían, invistiesen al candidato independentistas. Sin embargo, el anuncio de los comunes de Ada Colau de apoyar a Collboni sin entrar en el Gobierno ha empujado a los populares a votar al socialista.

"Hacen un flaco favor tanto a la ciudad como al país bajo el mantra eterno de que no quieren a un alcalde independentista. Son unos mentirosos", ha instalado Trias el marco, en el que se ha apoyado para culpar a la izquierda española de posibles movilizaciones sociales. "Hay un gran problema, debemos dejar de hacer bestialidades"; ha comenzado, ¿por qué pasa eso? Os preguntáis mas tarde. Pues la respuesta es sencilla: porque hacen tonterías, crean un mal ambiente y nos enfrentan a todos", ha lanzado. 

Después de ocho años de Gobierno de Barcelona en Comú, Tria aspiraba a recuperar el Ayuntamiento de Barcelona que ya dirigió entre 2011 y 2015, antes de la construcción de uno de los Ayuntamientos del cambio, como miembro de Convergència i Unió (CiU). El giro final de los de Ada Colau ha evitado la vuelta del conservadurismo catalán, levantado ampollas en las filas de Junts, pero también en ERC. Gabriel Rufián, portavoz de Esquerra en el Congreso de los Diputados y principal cabeza visible, ha acusado a Yolanda Díaz, líder del partido Sumar en el que se integra Colau, y a Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, de “negociar la alcaldía de Barcelona desde un despacho de Madrid”.

De igual manera que su representante en la Cámara Baja, Ernest Maragall, candidato de ERC en Barcelona, ha echado balones fuera y ha señalado a Madrid para denigrar la decisión. Sin embargo, durante su discurso tras la investidura ha evitado abordar la incongruencia de apoyar a la derecha catalana, una vez más, considerándose una formación de izquierdas. La priorización de la cuestión nacional, por encima del la clase, es tal que Maragall ha amenazado al nuevo Consistorio con movilizaciones. “La ciudadanía no permitirá este espectáculo, se lo aseguro”, ha trasladado.

“Tendremos que saber quién es quien ha tomado la decisión de lo que debe hacer y representar el Gobierno de esta ciudad”, ha replicado el argumentario instaurado por Rufián. Maragall ha lamentado presenciar “un espectáculo indigno, un acuerdo contra lo que quiere la mayoría”. “Aquellos que se llaman progresistas están negando y desmintiendo esta condición bajo el yugo del poder. Solo quieren seguir gobernando. No es una buena noticia para esta ciudad”, ha concluido, lamentando que su socio de Junts no haya alcanzado la alcaldía de la ciudad condal.

Colau da el paso y otorga la Alcaldía al PSOE

“La formación lamenta que el PSC no haya realizado ningún movimiento para alcanzar un acuerdo entre las fuerzas de izquierdas, y se disponga a tener la alcaldía con una minoría precaria de sólo diez concejales. Sin embargo, BComú espera que este ejercicio de generosidad y responsabilidad con una ciudad mayoritariamente progresista sirva en el futuro para lograr un acuerdo entre BComú, PSC y ERC, la única garantía de un gobierno fuerte que salga adelante las políticas públicas que Barcelona necesita”, ha justificado Barcelona en Comú su decisión a través de un comunicado.

Desde la formación morada aseguran que “la decisión se ha tomado en coherencia con la necesidad de evitar un gobierno de Junts que extienda alfombras rojas a los lobbies ya los sectores favorables a las políticas de la derecha” y añaden que tan solo formarán parte de un gobierno en la ciudad de Barcelona “si puede sumar con las otras dos fuerzas progresistas”. Al no haber conseguido este pacto, pero con la pretensión de que pueda llegar, han asegurado que  “desde la oposición harán todo lo necesario para conseguirlo”.