Tiempo ha que la Corona no atraviesa su mejor racha. Desde que trascendieron las grabaciones en las que Corinna zu Sayn-Wittgenstein acusa al rey emérito Juan Carlos I de haberla usado como testaferro para ocultar dinero y propiedades fuera de España, la imagen de la Monarquía española ha quedado seriamente lastrada. Esta coyuntura ha sido aprovechada por Podemos, que comanda una ofensiva en pos de una nueva república. La última de estas acometidas la ha protagonizado Pablo Iglesias. Y lo ha hecho desde las páginas de El País.

El secretario general de Podemos ha publicado una tribuna en la cual analiza el papel de la Monarquía durante la Transición y en años posteriores, para concluir que su tiempo ya pasó y dicha institución no es necesaria. En consecuencia, solicita modificar la figura del jefe del Estado para que se acceda “por elecciones y no por fecundación”.

El líder morado pone en valor el rol desempeñado por el emérito durante la transición. Considera que la Corona, “y en particular Juan Carlos I jugaron un papel de dirección política en la transición que llevó a nuestro Estado de una dictadura a una democracia homologable a las de la Europa occidental de entonces”.

Iglesias argumenta que la transición fue el resultado de la correlación de fuerzas entre actores políticos y sociales procedentes de la dictadura y la “resistencia democrática”: “Los primeros tenían casi todo el poder, pero ninguna legitimidad; los segundos contaban con toda la legitimidad, pero apenas tenían poder”. Precisa que buena parte de la base de la lucha antifranquista pudo decepcionarse con que la llegada de la democracia se produjera por negociación con actores del franquismo y no por ruptura, pero admite que “difícilmente las cosas hubieran podido ocurrir de manera muy diferente” dado que “la mayoría de los ciudadanos apostaban por fuerzas políticas que habían asumido (PCE incluido), con mayor o menor entusiasmo, el papel central de la Monarquía en la dirección del proceso democratizador de España”.

Asegura que, inicialmente, la figura del rey fue cuestionada por la izquierda “como heredero de Franco” que era y no seducía a los ciudadanos, pero contó con su “aceptación implícita” tras las votaciones por la Constitución de 1978: España “tragó con el heredero de Franco a cambio de democracia, y el heredero, poco a poco y con la ayuda de los grandes medios, se hizo querer por amplios sectores de la ciudadanía”.

El líder de Podemos admite también que, “a pesar de sus claroscuros”, Juan Carlos I jugó un papel relevante en el golpe de Estado del 23F, pero ahora, el riesgo de un golpe militar es inexistente y, en consecuencia, “40 años después quizá haya que preguntar: ¿Sigue siendo útil la Monarquía para nuestra democracia?”.

Opina que una Monarquía puede ser tan democrática como una república, siempre y cuando se garanticen las libertades. Sin embargo, existen distintos niveles de profundización y calidad democrática, y el hecho de que “a la jefatura del Estado se acceda por elecciones y no por fecundación sería profundizar en nuestra democracia”.

Además, la Monarquía se ha convertido en un símbolo apoyado por los sectores más conservadores, mientras “incomoda cada vez más a ‘progresistas” y es rechazada de plano en Catalunya y Euskadi. “Si el 23F reforzó a Juan Carlos I, el 3 de octubre debilitó a Felipe VI” porque no fue “capaz de erigirse como símbolo de diálogo”. De esta manera, para abandonar “la crispación y el enfrentamiento” entre españoles (propio del pluralismo político), Iglesias considera que deben adoptarse símbolos de consenso, y una república despertaría más consenso que una Monarquía.