El Congreso ha hecho uso por primera vez en la historia de las lenguas cooficiales en el Congreso. Lo ha hecho el diputado del PSOE Jose Ramón Goméz Besteiro entre el gallego y el castellano.

Sin embargo, ha tenido que interrumpir su discurso a los pocos segundos porque Vox ha realizado una 'performance' para abandonar el hemiciclo y quejarse de que se usen las lenguas cooficiales minutos antes de que se apruebe por los 350 diputados. 

Interrumpiendo al orador, la nueva portavoz de la extrema derecha, Pepa Millán, a interpelado a que la presidenta de la Cámara Baja, Francina Armengol, corrigiera al diputado y le hiciera hablar en español. Esta ha llamado al orden en varias ocasiones a la diputada. Finalmente, el grupo parlamentario al completo ha decidido levantarse de su escaño y abandonar el espacio de la soberanía nacional, dejando los auriculares empleados para la traducción simultánea en el asiento del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez

Así ha sido el discurso

"Señora Presidenta, Señorías,

Buenos días, Bo día, Bon día, Egun on,

Quiero antes de nada agradecer a mi grupo, al Grupo Parlamentario Socialista, la oportunidad que me ofrece de intervenir en el primer turno de palabra que se concede en esta XV legislatura.

É unha honra dobre, xa que me permite estrear o sistema de tradución simultánea na que é a miña lingua materna, o galego, lingua que tan ben simboliza a riqueza e a diversidade cultural do noso país.

Señorías, o que pretende hoxe o meu grupo con esta proposición da reforma do Regulamento do Congreso dos Deputados é, nin máis nin menos, que normalizar nesta Cámara o que xa é normal para millóns de cidadáns e cidadás que falan unha lingua oficial ademais do castelán.

Facer, en definitiva, que este Parlamento se pareza máis ao país que representa.

Falouse moito ao longo dos últimos anos da necesidade de achegar as institucións á realidade do país.

Da necesidade de que, o que se di e fai neste Parlamento, simbolice da maneira máis precisa o que ocorre nas rúas. Iso é precisamente o que queremos facer coa reforma do Regulamento.

Nuestra propuesta encuentra amparo en la Constitución y su contenido, desarrollado por el Tribunal Constitucional.

Dado que los grupos que se oponen se empeñan en considerar inconstitucional todo lo que no coincide con sus programas electorales, permítanme unas consideraciones.

En primer lugar, es la propia Constitución, en su artículo 3, la que reconoce el especial respeto y protección que merecen nuestras lenguas cooficiales, en tanto que patrimonio cultural común, común de toda la ciudadanía española.

Ya el propio Tribunal Constitucional, en 1990, declaró plenamente acorde con la Constitución una iniciativa parlamentaria que pretendía introducir las lenguas cooficiales en el Senado.

Y reconocía que una reforma de este tipo incidía “sobre materias de considerable importancia, simbólica y afectiva, en la estructuración autonómica del Estado”. Una Sentencia que, me permito añadir, se adoptó sin un solo voto particular.

En definitiva, el Tribunal Constitucional demostraba en el año 1990 mucha más sensibilidad y respeto hacia la diversidad de nuestro país que la que ponen de manifiesto algunos en el año 2023. ¡Ya en el 90!

Señorías, hace ya más de 13 años que el Senado tramitó y aprobó una propuesta de reforma de su reglamento para permitir el uso oral y escrito de las lenguas cooficiales como lenguas de trabajo parlamentario.

Por tanto, nuestra cámara de representación territorial ha venido demostrando que no pueden oponerse razonablemente motivos ni tecnológicos, ni presupuestarios ni constitucionales.

Y creo que a estas alturas todos sabemos que el Reglamento del Congreso de los Diputados no contiene ningún artículo que imponga la utilización del castellano, ni prohíba el uso de las lenguas cooficiales, en los procedimientos parlamentarios.

Resumiendo; nuestra Constitución lo establece, el Tribunal Constitucional ha configurado este derecho y las Cortes en el Senado ya plasman su ejercicio. Si no hay normas que lo impidan, es imposible dar con razones de índole constitucional o legal que justifiquen el rechazo a la Proposición que comenzamos a tramitar en este momento.

Esta reforma non é algo illado, senón que forma parte dun recoñecemento máis amplo, como pon de manifesto a proposta do Goberno de incorporar as nosas linguas cooficiais como linguas de traballo nos órganos da Unión Europea. Por certo, a diversidade lingüística está normalizada na práctica parlamentaria en países como Bélxica, Canadá ou Suíza.

Señorías, non busquen escusas. É posible e é constitucional!; quen se opón a iso non é por outra razón que a de opoñerse a que no Congreso se falen as linguas que a diario fala a cidadanía.

Chegou por tanto o momento de poñer fin a esta indefinición regulamentaria e incorporar á práctica desta Cámara o plurilingüismo que xa está asumido con plena naturalidade nos parlamentos autonómicos e na outra cámara.

Y quiero subrayar la especial trascendencia de la propuesta al incluir el mandato para la adaptación del reglamento al lenguaje inclusivo de género. Este Congreso no puede demorarlo por más tiempo.

Creo que todas y todos somos conscientes de que una reforma como la que propugnamos en el día de hoy, a pesar de la relativa simplicidad de su redacción, traerá consigo transformaciones en el funcionamiento del día a día de esta Cámara. Es por ello que quiero agradecer desde el primero momento al personal del Congreso, en nombre del Grupo Socialista, su esfuerzo y dedicación en esta tarea.

Pero, aunque abundan las razones jurídicas y constitucionales para tomar en consideración una reforma de esta naturaleza, querría incidir ahora en las razones políticas para promover una reforma de este calado.

El reconocimiento del uso normal de las lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados no sólo es posible desde el punto de vista técnico. También es la superación de una anomalía histórica.

¿De verdad no merece la pena el esfuerzo de adaptarnos en el Congreso al plurilingüismo, que el mismo Tribunal Constitucional defiende que es una riqueza cultural que debemos preservar, solo por evitarnos un pinganillo…?

Mi Grupo piensa que merece la pena. Que tenemos que avanzar. Este Parlamento es lo suficientemente grande para que en él quepan todas las lenguas. Y sobre todo pensamos que la diversidad no va en detrimento de la unidad. Que la uniformidad no es garantía de cohesión.

Los símbolos importan. Y mucho. Sin caer en la obsesión, los símbolos deben ser cuidados pero nunca patrimonializados. Patrimonializar es una forma de excluir.

Que España sea rica, también en cultura, historia y lenguas es algo que hay que potenciar. Que la sede de la soberanía se exprese en todo su potencial lingüístico es un símbolo de unión. Sí, señorías, de unión, en la diversidad.

Teño a sorte de pensar en varios idiomas, de vivir desde que teño uso de razón así… sen ter que elixir. Ensanchar liberdades, vivir desde o respecto é o maior compromiso persoal e ético co que, quero pensar, estamos comprometidas a inmensa maioría das persoas que conformamos esta cámara.

Desde esta convicción, o anunciado rexeitamento da extrema dereita non me sorprende, pero o rexeitamento do Grupo Popular resúltame tan incomprensible coma doloroso.

Como galego, como alguén que leva toda a súa vida falando as dúas linguas, dóeme que o partido que goberna en Galicia queira impedir que o galego se fale no Parlamento de España.

A semana pasada, e co actual Presidente da Xunta de Galicia á cabeza, o Partido Popular votou en contra de que a lingua galega se fale neste Congreso.

O Partido Popular en contra do galego. É incomprensible.

Merece la pena hacer un último esfuerzo desde esta tribuna para que no caigan otra vez en el error de siempre, para que no vuelvan a las andadas. Estos días, cuando escuchaba las declaraciones de la portavoz del Grupo Parlamentario Popular, pensaba que su problema es que asocian el acuerdo con la debilidad, cuando el sentido de la historia de la democracia española desde 1977 es precisamente el inverso; el acuerdo es requisito de fortaleza porque representa a muchas y muchos más.

Y ustedes no lo acaban de entender…

Acordar para avanzar. Así se ha construido la democracia española. 

Todos los grandes avances desde los constituyentes hasta hoy mismo se han sustentado en el acuerdo entre distintos. Desde la propia Constitución hasta las grandes leyes que han situado a nuestro país en la modernidad se han basado en el acuerdo y, lamento decir, que muchas de ellas han contado con la oposición del Grupo Popular o sus inmediatos antecedentes.

El rechazo al título Octavo, las leyes del divorcio y del derecho de las mujeres a la interrupción voluntaria del embarazo, el matrimonio igualitario…, prácticamente todas han contado con su oposición.

Es más, las han combatido sin descanso para que decayesen como, por acudir a lo más reciente, en el caso de la ley de Eutanasia, el derecho a morir con dignidad, sobre la que el Tribunal Constitucional acaba de rechazar su recurso de inconstitucionalidad. Un nuevo fracaso.

Por eso, me dirijo a ustedes para que cambien el rumbo y no se opongan a esta proposición de Ley. No persistan en el error. El Grupo Parlamentario Socialista trae, junto con la mayoría de los Grupos Parlamentarios, esta Proposición de Ley porque estamos convencidos de que el Congreso debe incorporar en su funcionamiento las lenguas que son comunes a toda la ciudadanía.

Mentres uns se pechan en banda, tamén haberá quen diga que tempo houbo nestas décadas de desenvolvemento constitucional para facelo antes. É certo. Chegou o momento cando se reúnen todas as condicións para facelo. Pois ben, fagámolo entre todos e todas.

Señorías, acordar para avanzar. Esa foi a nosa fortaleza, a de todas as persoas que formamos parte deste país, desde a Transición e durante todos estes anos da democracia.

Acordar para avanzar.

Dicía Castelao que a lingua é a gran obra de arte dun pobo.

Fagamos que esta riqueza pertenza tamén ao patrimonio vivo das nosas Cortes.

Moitas grazas.

Gràcies.

Eskerrik asko".