la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER) le otorgó el título de Doctor Honoris Causa al Dr. Baltasar Garzón. Foto: Universidad

 

 


“Reivindicamos la lucha por los derechos humanos que no tienen frontera. Baltasar Garzón sintetiza la mejor expresión de la verdadera justicia, y por eso la UADER le brinda este modesto homenaje”. Así se expresó  el pasado viernes  5 de septiembre, Aníbal Sattler el rector de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Argentina) en el acto de distinguir al juez español con un Doctorado Honoris Causa. “Quiero decirle gracias en nombre de todas las víctimas de los procesos”, completó el rector. Emocionado Garzón recibía este reconocimiento académico que suma el número 30 de su historial.

Para Sattler en el caso de Garzón “es fundamental su  aporte a las políticas de Derechos Humanos que los países latinoamericanos vienen llevando y que en Argentina, Brasil, Bolivia, Uruguay y otros puntos de Latinoamérica se intentan profundizar en los últimos años».  Una contribución que en numerosos países del continente americano no solo reconocen, sino que reclaman.

Los indígenas aché le esperan
Así, mientras en la UADER se realizaba este acto de máxima consideración académica, en otro país, en Paraguay, prácticamente al mismo tiempo, la comunidad indígena Aché volvía a pedir justicia para sus parientes asesinados, durante los actos de  la II Semana Nacional de la Nación Aché y depositaban su esperanza en Baltasar Garzón para conseguirla.

Genocidio de una etnia
“En los próximos días visitará nuestro país el juez internacional Baltazar Garzón, a quien nuevamente los aché harán presente la denuncia internacional que presentaron contra el Estado paraguayo por el genocidio a su pueblo”, resaltaban los enviados especiales de ABC color.  Los Aché resultaron diezmados durante la dictadura. Más de 200 personas siguen

El juez involucrado

Y es que Garzón se ha involucrado personalmente en la denuncia presentada por la Federación Nacional Aché en Argentina que es parte de una querella más amplia presentada por ciudadanos paraguayos y en la que se solicita se investiguen los crímenes cometidos contra la comunidad Aché, de Paraguay, durante la dictadura de Alfredo Stroessner

Fe en Garzón
"Nuestras abuelas expresan su dolor cantando y nosotros no sabemos qué hacer. Por eso creemos en la justicia universal", apuntan los aché. Por eso tienen fe en Garzón y en su trayectoria de búsqueda de verdad y reparación a las víctimas.

Siempre de parte de las víctimas
Esa cualidad de búsqueda de la justicia en cualquier país es la que destacaba la Universidad de Entre Ríos, resaltando  “la disposición del arresto del dictador chileno Augusto Pinochet, su decisión de investigar las desapariciones durante la Guerra Civil Española y el «haberse puesto en cualquier continente y país de parte de las víctimas”.

Una gran responsabilidad
Garzón,  respondía al rector  afirmando que “el reconocimiento académico de una universidad, que además tiene una cátedra de Derechos Humanos, exige estar a la altura de la misma. No es indiferente que te reconozcan por el compromiso y el activismo de los DDHH y que después no seas coherente con ese otorgamiento y no continúes haciéndolo, porque te pondrán exigir la responsabilidad de que no cumpliste a lo que te habías comprometido”.

Justicia independiente
Sobre el papel de la política y la justicia, señaló: “los ciudadanos lo que quieren es que se les proteja, que se les garantice su seguridad y una justicia independiente y ágil, que puedan vivir en una paz integral, sostenible y con respeto al medioambiente”, continuó.

El peligro de la represión
“Es decir, quieren una convivencia pacífica y cuando eso no se garantiza desde las instituciones o al menos no se ve que haya un compromiso cierto por defenderlo, la sociedad se rompe, la indiferencia se expande y es lo peor que puede ocurrir porque ahí es donde pueden incidir todos los movimientos autoritarios y de represión, de pérdidas y anulación de derechos”.

“No se puede criminalizar la protesta”
Para el juez, la acción vigilante y militante es permanente. Planteó que los Estados deben apostar al “camino del diálogo, de diseñar políticas sociales integradoras, no atentar contra los derechos de los trabajadores consolidados. No se puede criminalizar la protesta hasta el límite de eliminarla ni hasta ningún límite”.

El peligro de la intransigencia
Sus palabras de talante universal, expresadas en ese acto, parecían referirse a la situación española: “lo que hay que hacer es conjugar el equilibrio de los deberes y derechos de los ciudadanos y siempre hay un punto en el que se encuentran. Sufrir la deriva hacia la intransigencia es muy peligroso en cualquier país”.

Una gran coalición

No oculta en sus conferencias y declaraciones a los medios informativos esa inquietud de búsqueda de la convivencia política que no le abandona. En el último número de Le Monde Diplomatique España afirma “me gustaría hacer una gran coalición progresista que establezca unos puntos de dinamismo que nos lleven hacia delante y no necesariamente esos grandes pactos de Estado”.

Todos los progresistas
“¿Quíen debería participar?”, pregunta la entrevistadora, Berta Rodrigo Mateu. “Se tendrían que invitar a sí mismos – responde Garzón-  Debería participar, evidentemente,  la izquierda española y todos los ámbitos progresistas que se extienden más allá de la izquierda y que parece que están adormecidos: cada uno quiere hacer la lucha por su cuenta”.

“Mi vida es muy intensa”
De no haber  terciado ese empeño en apartarle de su profesión judicial, es probable que Garzón no hubiera podido realizar manifestaciones como la precedente y su vida profesional habría sido Indudablemente agitada y prolífica, pero seguro que no tan multifacética como es ahora. Él mismo lo define en  la  citada entrevista: “Mi vida es muy intensa desde el momento en que me suspendieron hace ahora cuatro años”.

Actividad sin pausa
Relata en la entrevista su paso por la Fiscalía de la Corte Penal Internacional para ocuparse de crímenes internacionales, después la participación en la misión de apoyo del proceso de paz en Colombia, donde trabaja también con la Fiscalía en el diseño de investigación de crimen organizado; ha creado y preside la Fundación Internacional Baltasar Garzón con sede en cuatro países; dirige el Centro Internacional de Derechos Humanos en Argentina y desde su despacho de abogados en Madrid atiende causas complejas siempre en el mismo ámbito.

Este doctorado honoris es el número 30 que cuenta en su historial, concedidos por prestigiosas universidades en su mayoría internacionales. Su papel de luchador por los Derechos Humanos suele ser el argumento común para el reconocimiento. Garzón amplia el concepto  a la defensa del medio ambiente y de los recursos naturales.

Nadie es profeta en su tierra
El juez se expresa convencido de que “los derechos Humanos son la base de la convivencia y su ausencia pone en riesgo a la Humanidad”. Por esa razón la etnia aché está esperando su llegada con fervor. En España, aunque bien claro está que nadie es profeta en su tierra, también muchos ciudadanos mostrarían su acuerdo.