El exvicepresidente del Gobierno y ex secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha fallecido este viernes a los 67 años de edad. 

Desde este miércoles, Rubalcaba se encontraba ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Puerta de Hierro tras sufrir un infarto cerebral (ictus). El último parte emitido por el centro hospitalario ya hacía temer lo peor: el exvicepresidente del Gobierno se encontraba en estado de "extrema gravedad". Por ello, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez -que se encontraba de viaje en Rumanía-, decidía anticipar a toda prisa su regreso a España para estar con la familia.

Toda una vida en el PSOE 

Menos presidente del Gobierno, Rubalcaba lo ha sido todo en el PSOE. Con Felipe González, fue ministro de Educación en 1992 a 1993 y de la Presidencia de 1993 a 1996. A partir de 2006, con José Luis Rodríguez Zapatero al frente del Gobierno, asumió el Ministerio del Interior. En 2010 fue nombrado también vicepresidente primero y portavoz del Gobierno.

Tras la decisión de Zapatero de no presentarse a las elecciones generales de 2011, Rubalcaba fue designado candidato. El 20 de noviembre de 2011, consiguió unos malos resultados electorales. Pese a ello, se presentó al congreso del PSOE de febrero de 2012 y ganó a su adversaria, Carme Chacón, por un escaso margen: 22 votos.

En las elecciones europeas del 25 de mayo de 2014, el PSOE cayó aún más y Podemos irrumpió en el tablero político. Al día siguiente del desastre tomó la decisión de dejar la política de forma definitiva. 

Una despedida que se produjo de forma oficial el 26 de julio de 2014, una vez que Pedro Sánchez ganó las primarias para liderar el Partido Socialista. Ese día, Rubalcaba lo dejó claro: "Soy socialista y lo seré hasta el final de mis días. Todo lo que soy se lo debo al PSOE”​. 

Un hombre de Estado 

Profesor universitario, químico, pero sobre todo, político, Rubalcaba no solo se ha empeñado toda su vida en luchar por el PSOE -ingresó en sus filas en 1974-, sino en trabajar por el bienestar de su país. No hay adversario político que no reconozca que fue un verdader "hombre de estado". 

Con su fallecimiento deja tras de sí una larga trayectoria de servicios públicos. 21 años como parlamentario, el desempeño de varios ministerios y la vicepresidencia del Gobierno coronada por la inteligencia política demostrada en la gestión del final del terrorismo de ETA y en los esfuerzos para evitar la ruptura de la política catalana con España.