Estefanía Molina es uno de los rostros, voces y plumas más reconocidas de los medios de comunicación. Es politóloga, periodista y escritora; y una de las compañeras que ha seguido al pie del cañón la actualidad en los últimos años. Recientemente ha publicado su libro El berrinche político, una suerte de crónica que retrata con detalle y cuidada redacción las sacudidas que sufrió la democracia española durante el periodo que abarca desde 2015 hasta 2020, con apuntes y matices de 2021.

Quedamos junto a los Leones del Congreso de los Diputados, casa que, precisamente, ha acogido esta encarnizada batalla política; y nos acercamos a una cafetería de los aledaños donde charlamos de muchos y muy variados temas: los cambios estructurales de la democracia, la irrupción de los nuevos partidos, cómo el bipartidismo ha dado lugar a lo que denomina bibloquismo, el papel de la prensa, la carrera de Pablo Iglesias

Desde ElPlural.com os acercamos la primera parte de esta profunda conversación plagada de reflexiones:

Pregunta: Tu libro se titula El berrinche político. Los años que sacudieron la democracia española. Y abarcas desde las elecciones generales del 2015 hasta diciembre de 2020. ¿Crees que esa etapa de agitación ha concluido y, ahora, se abre un nuevo periodo?

Respuesta: Creo que al final, como todo, la política son procesos iterativos que se van revisando. Hay varios elementos que denotan que esto ha sido una etapa en sí misma. De un lado, por el ciclo de los nuevos partidos tal y como los entendíamos hasta ahora, con los liderazgos tan personalistas como irrumpieron Podemos y Ciudadanos. Ahora ya ha habido un cambio de liderazgo y su test, en ese sentido, es ver cuál es su capacidad de sobrevivir al líder original. Probablemente tenga más capacidad Podemos que Ciudadanos, que es un partido que se va a reabsorber dentro de la propia derecha. Y también es un ciclo por otros elementos como la cuestión territorial. Han sido unos años de auge del procés, de expansión; y al margen del debate actual de los indultos, el procés es una etapa cerrada tal y como se había entendido. La vía unilateralista se ha agotado y ahora se abre otra etapa que no sabemos cómo será.

También es un ciclo por cómo se ha ido polarizando el tablero en España. Se ha quemado muy rápido la idea del multipartidismo de pactos cruzados que se abrió en el año 2015 y tenemos ese bibloquismo que digo, incluso el fenómeno de la polarización. Por tanto, esa idea de que tendríamos una democracia más plural a lomos de nuevos partidos se ha hundido porque hemos vuelto a tener dos bloques como el bipartidismo clásico con sus nuevas dinámicas.

Es una nueva etapa, también, por las dinámicas que se han dado en el Congreso y el Gobierno. A lomos del uso del marketing y las redes, la política se ha espectacularizado de una forma que hay instituciones que se han visto debilitadas. El Congreso es una de las principales, ha habido mucho espectáculo.

Por tanto, hay muchos elementos que se dejan abiertos en el libro, incluso la batalla izquierda-derecha creo que también ha quedado bastante resuelta. A ver cómo se desenvuelven los nuevos partidos con los nuevos liderazgos e incluso Vox, a ver cuál es su papel en el nuevo tablero. Pero sí, hay elementos que permiten señalar que ha sido una etapa en sí misma: la primera moción de censura en España, el revisionismo de los liderazgos…

P: Hablas de la devaluación del Congreso y precisamente acabo de salir de una sesión de control al Gobierno con la sensación de que se ha convertido todo en una suerte de escenificación. Se ha perdido la esencia de cámara de debate político. Las leyes y acuerdos se hacen entre bastidores y allí se escenifica el desacuerdo. A día de hoy, ¿en qué contribuye el Congreso al debate público?

R: Hay que entender que el Congreso ha sufrido una devaluación de su papel y esto bebe a lomos de dos elementos. Hay uno que es estructural, que le ocurre a todos los parlamentarismos. Las leyes, en el fondo, en una democracia se acaban elaborando realmente desde el Poder Ejecutivo. Es un mal endémico de todos los parlamentarismos. El Ejecutivo es el que suele llevar la batuta de la elaboración de las leyes. Por un motivo muy evidente, la Administración General es la que tiene más recursos.

Me acuerdo que en el año 2016 se decía: gobernar desde el Parlamento. Eso no es así. El Gobierno tiene capacidad de vetar leyes que impliquen modificación del Presupuesto si no hay correlación en los ingresos. Por tanto, al final siempre la política acaba pivotando en torno al Gobierno y los grupos que le apoyan.

Hay otro elemento que es la pérdida de soberanía de los Estados nacionales. No porque sí en el año 2015 nacieron los populismos a lomos de esta idea de que hay cuestiones que ya no se deciden aquí. La política económica no se decide 100% en España, pertenecemos a un ente supranacional, la UE.

P: Y que se ha convertido en poco menos que un teatro...

R: Claro, también la espectacularizción. En todo este periodo de sucesivas repeticiones electorales, la forma que encontraron los partidos de visibilizarse fue la Cámara de representantes. Era el escaparate que percibían los ciudadanos. No había tiempo de elaborar leyes porque estábamos en repeticiones electorales. A este elemento hay que sumarle el auge de las redes sociales. Hoy en día los políticos le hablan a Twitter porque perciben también más utilidad con que su mensaje circule en redes. Recuerdo que Vox decía: no vamos a presentar enmiendas al Presupuesto del Gobierno de coalición, sino que vamos a hacer vídeos para redes.

Y creo también que el Congreso se ha devaluado a lomos del Gobierno. Creíamos que una Cámara más fragmentada generaría gobiernos o presidentes más obligados a negociar, y la evidencia es que no ha sido así. La ingobernabilidad ha ido en paralelo al uso exponencial del decreto ley, que es una figura que limita el debate. Ha funcionado porque el gobierno se ha ahorrado la ingobernabilidad, y taambién porque los partidos han encontrado una utilidad en el estado de alarma a sacar adelanto los reales decretos bajo la idea de ‘dame algo a cambio’. Mesas de diálogo, financiación…

"El Congreso se ha devaluado a lomos del Gobierno. Creíamos que una Cámara más fragmentada generaría gobiernos o presidentes más obligados a negociar, y la evidencia es que no ha sido así"

P: En este punto, a mi juicio, también deberíamos reflexionar e incluso hacer autocrítica. Al final damos bombo y pábulo a todos esos enfrentamientos y espectáculos. La noticia es el desencuentro.

R: A mí me gusta a mucho la frase que se dice en Ciencias Políticas: el conflicto es la esencia de lo político. Hay que entender que nosotros, por contraste, se supone que la noticia es cuando hay algo que sale de la norma. Y salir de la norma es el conflicto. Asumimos que la calma es lo normal. ¿Qué ha pasado en estos años? Que ha habido tantos sucesos, tanta intensidad… Han pasado cosas que no habían pasado nunca en este país. Un 155, una moción de censura exitosa, un Gobierno de coalición… El conflicto ha sido permanente. Aquí la autocrítica es un poco el bucle en el que nos hemos sumergido. En el libro cuento una frase de Albert Rivera que dice algo así como ‘tenemos que parar’. Al final los periodistas nos nutrimos de información y hoy en día no es como hace 15 años que el periodista tenia toda la tarde para escribirse su página. Estamos alimentando a redes sociales, alimentamos medios digitales que tienen que salir los artículos ya porque sino se pierde la inmediatez o se pierde audiencia. La gente también quiere saber qué es lo que ocurre y puede saberlo a través de todos esos canales y nosotros hemos alimentado la necesidad o el propósito comunicativo a lomos de un exceso de conflicto y un ecosistema que es minuto a minuto. No dejamos de ser una parte de ese ecosistema que es la política. Pero sí que es cierto que tal vez los periodistas deberíamos resaltar también las experiencias positivas. Habría que abrir más espacios para aquello que es bonito o respetuoso. Recuerdo un tuit de Rufián disculpándose por haber votado en contra una proposición de Adelante Andalucía, algo que propuso Teresa Rodríguez. Que eso fuera noticia en algunos lugares denota que la cortesía ha dejado de ser noticia. Ahí también tenemos que estar. 

Luego también creo que no solo está en los periodistas. También en los ciudadanos. Hay estudios que demuestran que la gente cada vez mas quiere reafirmar sus opiniones. Antes creíamos la teoría buenista de que la gente no pensaba de otra forma porque no tenia esa información y consumía lo que pensaba según su espectro ideológico y como no tenia la otra información pensaba así. Ahora hay estudios que demuestran que cuando le das a la persona la información contraria, el contrapunto, tiende a rechazarlo y reafirmar todavía más su posición. Hay ciudadanos dispuestos a compartir bulos y les da igual que sea falso porque les cae mal equis partido o líder.

P: Volviendo al berrinche, esa etapa 2015-2020 coincide con la irrupción de Podemos y su entrada en el Gobierno.

R: Al final Pablo iglesias es una figura que rinde mucha cuenta de lo que ha sido este periodo de España. Aparecieron unos líderes absolutamente personalistas como Rivera e Iglesias. Al principio daba la sensación de que Rivera lo era más pero con las formas que fue tomando Podemos, muy jerarquizadas… La gente a veces se pregunta dónde están los críticos de Podemos. Algunos se fueron y otros han fundado otro partido. Ya no es como en el bipartidismo, que por muy mal que se llevaran las corrientes internas la gente se quedaba en el partido. Iglesias responde a esos liderazgos muy personalistas. En la nueva etapa que se va a abrir en la política española, en el caso de Podemos, es la coralidad. Intentar que el partido sea un ente donde el poder esté mucho más dividido.

"Podemos ha pasado de ser Podemos a ser una vieja Izquierda Unida por la pérdida del componente plurinacional"

Al final, de lo que han pecado Podemos y Ciudadanos ha sido de los climas de opinión. Tal vez creyeron que a lomos de los climas de opinión podían prosperar o crecer y que era suficiente para consolidar un partido. Y eso no es así, la prueba es que PSOE y PP resisten porque en cada pueblo de España hay una oficina de PP y PSOE. Entonces ese arraigo territorial le ha faltado a los nuevos y a Podemos, que ha ido perdiendo ese elemento plurinacional. Podemos ha pasado de ser Podemos a ser una vieja Izquierda Unida por la pérdida del componente plurinacional, que les permitía estar arraigado en muchas zonas de España. Esa capilarización por el territorio lo han ido perdiendo.

La salida de Iglesias es un ciclo por esta idea de que había una izquierda que podía sorpassar al PSOE y no ha sido así, por tanto, el PSOE le ha ganado esa batalla de igual forma que el PP a Cs y Vox.

Tú le preguntas a la gente si le gusta el multipartidismo y te dice que si, en el mismo porcentaje que hace cinco años, pero las urnas no lo han reforzado. El bipartidismo ha triunfado a la hora de hacerle creer a la gente de que si todo esto era un lujo era por culpa de los nuevos, no por ellos. No porque a ellos les convenía ir a muchas repeticiones electorales. Los nuevos tenían mucha ansia de copar las instituciones porque vivían de capitalizar el desgaste de los viejos. El tema de Iglesias es un liderazgo muy masculino, de jerarquía de orden y mando. Eso no quiere decir que no haya mujeres jerárquicas, pero como se quiere plantear ese Podemos mucho más horizontal, feminista, se supone que responde más a los liderazgos femeninos o más corales. Esto en la teoría.

Y también Iglesias es fundamental en la historia de España porque ha logrado el primer Gobierno de coalición. No la derecha, que yo creo que no habría tenido problema en compartir el poder PP con Cs o con Vox. La derecha ha mutado a lo largo de la historia de España de muchas formas. El PP antes era AP, antes otros partidos.. Están acostumbrados a las reinserciones de siglas. En España el PSOE ha sido el PSOE desde hace 140 años, es decir, solo una izquierda de Estado. Que el 15M, que encarnó Podemos, rompiera el monopolio de solo una izquierda de Estado, eso también responde a la astucia de Iglesias de si vamos a elecciones el PSOE nos va a necesitar. La astucia de Podemos o Pablo iglesias es haber roto el monopolio de que solo cabía una izquierda de Gobierno aunque luego el poder ha acabado pivotando sobre el PSOE. Podemos se quedó con carteras de muy poco poder real. Ocupó más el poder del relato, no tanto del Estado. Pero hubo un gobierno de coalición y esa es una de las mayores victorias de Pablo iglesias.