De la tormenta Feijóo al vendaval Ayuso. Las elecciones municipales y autonómicas del próximo 28 de mayo tienen dentro de las puestas de Génova 13 una lectura interna que bien puede cuestionar los planes del gallego. En el PP llevaban meses vendiendo a puerta cerrada y abierta que estas elecciones serían una primera vuelta de las generales. El principio del fin. Sin embargo, conforme se acercan los días las expectativas de lograr los resultados esperados se tornan más complicadas. Una situación que puede aprovechar muy bien Isabel Díaz Ayuso, a la que muchos ven como sucesora de Feijóo de no obtener los resultados esperados.

El PP cree, con la boca pequeña, que va a ganar las elecciones municipales. Sin embargo, en los territorios las encuestas internas van hacia un resultado muy ajustado en la práctica totalidad de ciudades en liza. Alberto Núñez Feijóo se encuentra inmerso en un tour que le va a hacer pasar por las 10 capitales de provincia que gobierna con la esperanza de no perder ninguna y sumar entre cinco y seis más como Albacete, Granada, Sevilla, Valladolid y Valencia. Pocas o nulas oportunidades ven en las ciudades de tamaño medio. Por poner un ejemplo, la campaña popular en Toledo se ha convertido en motivo de mofa en otras formaciones políticas. "Ni ponen carteles electorales", bromeaban hace unos días en otras filas evidenciando el pefil bajo del PP en la ciudad. Y no es para menos. Puede ganar sin gobernar en muchas de ellas, incluso en las que aún mantiene como Madrid.

En el PP ya asumen que las municipales no serán esa primera vuelta que llevan vendiendo desde enero. Para sorpresa de muchos, la marca PSOE es mucho más fuerte que la marca Sánchez y muchos de los votantes votan más pensando en el partido que en el presidente del Gobierno.

En el plano autonómico las encuestas les dan un respiro. Creen posible gobernar en al menos seis comunidade en las que gobierna el PSOE. Por ejemplo, las encuestas internas les dan casi la absoluta en La Rioja, tal y como ocurre en Madrid. En ambas plazas los populares quieren forzar una abstención de Vox y evitar que entren a formar parte de los gobiernos autonómicos. 

De hecho, en Génova aseguran que la campaña se está traduciendo en un "crecimiento generalizado" en los trackings diarios, tanto en las diferentes regiones como en el plano nacional. La niña bonita es la Comunidad Valenciana. Dicen que quien gobierne aquí gobierna en Moncloa. El Ohio con paella. En el PP creen que Carlos Mazón sacará 36 escaños, los suficientes para pactar con Vox, que sacaría 15 y gobernar en coalición. En el PSOE lo ven menos ajustado. Creen que el Botànic tiene cuerda para al menos cuatro años más. En el mismo escenario se encuentran en Baleares los dos partidos.

De hecho, los socialistas solo muestran cierta preocupación en Castilla-La Mancha, donde el PP puede arrebatar la casi absoluta a García Page, Aragón, donde los partidos regionalistas como Aragón Existe decidirán el gobierno y Valencia, donde todo puede pasar.

El pulso de Ayuso

Un escenario que se puede antojar complicado si tenemos en cuenta a Ayuso. La sombra de que a Feijóo le ocurra lo mismo que a Pablo Casado tiene un nombre: Isabel Díaz Ayuso. Muchos ven a la presidenta de la Comunidad de Madrid como sucesora del gallego si el resultado en estas elecciones pasa de exitoso a paupérrimo y se complica el camino a Moncloa del PP en diciembre. 

De hecho la presidenta y su entorno mediático llevan echando un pulso a Feijóo varias semanas. Aznar hace más campaña por Ayuso que por Feijóo e incluso le quita protagonismo y habla de "otros liderazgos" que le gustan en el PP. Aguirre habla de un posible salto a Moncloa de Ayuso y cuestiona el liderazgo de Feijóo en una entrevista concedida en plena campaña a un medio nacional. Y Ayuso marca la agenda a Feijóo con el tema que ha colado el líder del PP en campaña: los pactos con Bildu. Mientras en el PP evitan hablar de ilegalizar a la formación de Otegi, Ayuso toma la delantera y se alinea con Vox pidiendo que se reconsidere la sentencia del Constitucional que avaló al partido para presentarse a las elecciones. 

Por su parte, en Génova reconocen a puerta cerrada que la crisis con Madrid está cerrada. "Hay un pacto de no agresión y lo que ocurrió hace más de un año no se va a repetir", indican fuentes del PP. 

Sin hablar de pactos hasta el 29 de mayo

El tema Bildu parece no preocupar al PSOE, que asegura que no hay trasvase de voto a otras formaciones por más que el PP centre su campaña en ello y creen que solo da alas a Vox. Una situación que deja un escenario más abierto y que deja todo en los pactos. Génova evita hablar de las coaliciones de gobierno que saldrán el 29 de mayo. En especial si llevan a Vox en la ecuación. Afirmar que pactarán con ellos sería un aviso de lo que ocurrirá en las generales.

Por ello, en los territorios buscan un plan B para evitar gobernar con Vox. De hecho, centran esfuerzos en que las investiduras cuenten con el apoyo de la ultraderecha y gobiernen en solitario o apoyados desde fuera por otros partidos regionales.