A pesar de tratarse de un asunto de calado internacional, la crisis de Ucrania emerge como un arma arrojadiza en la campaña de las elecciones de Castilla y León en el espectro de la derecha. Pablo Casado buscó la diferenciación con Vox en su entrevista en la Cadena COPE, donde censuró el silencio “irresponsable” de la formación de Santiago Abascal, quienes después respondieron al jefe de la oposición: “Nosotros no tenemos ningún acuerdo con el partido comunista chino”.

La respuesta de Vox no se hizo esperar. Como cada lunes pasado el mediodía, el portavoz y eurodiputado ultraderechista, Jorge Buxadé, compareció ante los medios de comunicación desde la sede del partido. Los periodistas no iban a dejar escapar el dardo que horas antes había lanzado Pablo Casado al partido de Santiago Abascal desde los micrófonos de la Cadena COPE.

A primera hora de la mañana, el líder del Partido Popular aparcaba su política de ignorar a Vox para recriminarle su silencio ante la escalada de tensión en la frontera de Ucrania, insinuando un apoyo al “régimen de Vladimir Putin” como ya hiciera la formación en “otras ocasiones”. Por este motivo, Casado exigía a Vox que aclarase su posición y afeaba su silencio “irresponsable”.

Nosotros no tenemos ningún acuerdo con el partido comunista chino. Ninguno”, espetaba Jorge Buxadé desde la sede de Vox en la madrileña calle de Bambú. El portavoz de extrema derecha atajó los ataques de Casado para evitar que significaran a su partido como un defensor de la Rusia de Putin.

Eso sí, lo que ha evitado a toda costa el portavoz de Vox es respaldar la respuesta del Gobierno de Pedro Sánchez a la crisis de Ucrania. Por este motivo, y desmarcándose del apoyo que el PP, exige la comparecencia del Ejecutivo para solicitar la autorización del Congreso de los Diputados para la movilización de las tropas. No obstante, la petición de Buxadé es innecesaria, pues el despliegue de la fragata Blas de Lezo está amparado por misiones anteriores. Lo que sí han hecho en la formación de ultraderecha es trasladar su apoyo a Ucrania, pero sin fuegos artificiales.

Ucrania entra en campaña

A pesar de la gravedad del conflicto en la frontera de Ucrania, las reticencias de Casado para con Vox en este asunto se interpretan como una batalla en clave más regional. Y es que Castilla y León está a menos de tres semanas de acudir a las urnas para dirimir el color del próximo Gobierno autonómico, que la demoscopia le entrega al propio Partido Popular de Alfonso Fernández Mañueco.

El objetivo de los conservadores, tal y como han admitido desde que el presidente de la Junta y candidato popular adelantar las elecciones, es gobernar en solitario. De ahí se desprende el cambio de estrategia en el PP, que ha abandonado el ‘pasotismo’ hacia Vox para pasar a una postura más belicosa. “Todo lo que está fuera de las siglas vamos a combatirlo”, aseguran desde la formación, sabedores que los de Santiago Abascal no van a vender barato su pelaje en una presumible investidura de Mañueco.

Recuperar la hegemonía

Los dirigentes conservadores lo tienen claro. De hecho, el propio Pablo Casado lo ha verbalizado públicamente: “Tenemos que reunir al centroderecha por la base. Ya ha pasado con Ciudadanos y espero que pase también con los votantes de Vox”. Por el momento, los sondeos sitúan al candidato conservador en la frontera con la mayoría absoluta. Apenas cuatro separan a los populares del objetivo marcado.

En Génova desean que se repita el escenario que Isabel Díaz Ayuso obtuvo en Madrid, que dejó a Vox al borde de la inoperancia. Sin embargo, la ultraderecha no claudicará con facilidad, ya que las encuestas le sitúan en torno a los 15 puntos. Y es que para el PP los comicios castellanos y leoneses son el preludio de lo que pueda ocurrir en Andalucía y, por supuesto, a escala nacional, por lo que supondría un duro golpe toparse con una ultraderecha potente y que condicione el Gobierno de la Junta.