El vicepresidente primero de Acción Política de Vox, Jorge Buxadé, ha expresado este jueves su rechazo a la visita a España del comisario de Justicia de la Unión Europea, Didier Reynders. A su juicio, se trata de un tema de organización judicial han de resolver los españoles y en el que Bruselas no tiene “nada que decir”.

“De la misma manera que decimos que no queremos que los partidos controlen el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) yo no quiero que venga un comisiario de Bruselas a decir cómo tenemos que operar los españoles”, ha apuntado en una entrevista concedida a Radio Nacional cuando le han preguntado si confía en que Reynders pueda actuar como mediador y propicie el desbloqueo de la renovación del órgano de gobierno de los jueces.

Según ha estimado el político ultra, puede venir “para lo que tendría que hacer la Comisión” que, para él, es “estar al servicio de los estados miembros, hablar con el Gobierno y decirle cómo ayudar para que el sistema lo organice mejor”.

Sin embargo, ha destacado que, para él, Reynders coincide con lo que viene defendiendo Vox desde su constitución: "Dice lo mismo que nosotros. Exige la reforma de la ley orgánica del poder judicial para garantizar que esos 12 magistrados sean elegidos por y entre los jueces y magistrados”.

Sobre Polonia y Hungría

El dirigente de Vox ha señalado que se trata de una situación “realmente sorprendente y muy llamativa en términos de discurso europeo”, mientras ha hecho alusión a los procedimientos del artículo 7 contra Hungría y Polonia que ha iniciado la Comisión “por cuestiones idénticas o menos graves de lo que se está produciendo en España”.

Al respecto de esto, y preguntado por si considera que en España se estén poniendo en juego derechos fundamentales como así lo aprecia Bruselas en estos países, Buxadé ha matizado que se trata de dos cosas distintas porque una de ellas es la "independencia judicial y otra la organización judicial".

“En España, por desgracia, se vulneran derechos fundamentales”, ha aseverado poniendo el ejemplo de Cataluña con el asunto del castellano en las escuelas. Sin embargo, a su juicio Política y Hungría -con la ultraderecha a los mandos- son países conservadores que defienden su cultura y política.