Los fondos europeos pendían de un hilo después de que Ciudadanos anunciara, junto con el PPEsquerra Republicana y otros partidos minoritarios, que votarían en contra de su aprobación. Las cuentas no salían con ninguna de las combinaciones restantes. Sin embargo, y ante esta situación límite, apareció un actor inesperado: Vox

El partido de Santiago Abascal anunciaba horas antes de la votación que se abstendría, permitiendo así la aprobación del decreto ley para la gestión de los fondos europeos. Los diputados del partido ultra, Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio, no tardaron en alardear en declaraciones a la prensa y a través de las redes sociales, de su responsabilidad con España. 

Estrategia política

Sin embargo, y a pesar del férreo compromiso con la patria del que hacen gala continuamente, su último movimiento se vincularía a una estrategia política derivada de una sencilla ecuación. Se baraja la hipótesis de que la formación de Abascal decidiera el signo de su voto atendiendo a un presumible 'sí' de Ciudadanos, que no se produjo contra todo pronóstico. Si el partido de Arrimadas votaba a favor y ellos se abstenían, dejaban solos a PP y a ERC, que anunciaron su rechazo en los prolegómenos de la sesión.

Más allá de lo que hiciera o no la formación naranja, lo que está claro es que Vox quería, con las elecciones de Cataluña en el horizonte, desarmar al PP. Es más, este viernes el partido de extrema derecha ha salido en tromba a acusar a los de Pablo Casado de retrasar el progreso de España.

De hecho, el "aliento" de Vox al Gobierno se vio favorecido, según cuenta La Información, por las presuntas conversaciones que mantuvieron patronal y partidos políticos.

Siempre contra el estado de alarma 

Sin embargo, Vox ha entorpecido continuamente las acciones gubernamentales para contener la pandemia y sofocar los daños económicos derivados de ésta.

El partido de Abascal ha votado en contra de todas la prórrogas - salvo de la primera - del estado de alarma. Primero, desde el mes de marzo de 2020 y hasta junio, cuando el Gobierno levantó la cuarentena. Más recientemente, también se opuso a decretar un nuevo estado de alarma que se extendiera, como mínimo, hasta mayo de 2021.

La formación ultra justificó su negativa en plena primera ola alegando que el confinamiento constituía una "vulneración derechos y libertades de los españoles" para "amordazar al Congreso" . Al menos, así lo creía el eurodiputado, Jorge Buxadé. El partido ultra planteó como alternativa configurar un gobierno de "emergencia nacional".

Manifestaciones en plena pandemia

No suficiente con manifestarse dentro de las instituciones, también lo hicieron fuera de ellas. En mayo salían a la calle con una caravana y alentaron a miles de ciudadanos a hacer lo propio con su coche y su bandera, colapsando así el centro de Madrid.

Además, y aunque se no se puede acusar directamente a la formación ultra de alentar a las movilizaciones contra el Gobierno, sus representantes y los del PP sí defendieron estas protestas.

Moción de censura fallida

Más allá de anular - o al menos intentarlo - cualquier propuesta que llegara desde el Gobierno de coalición, Vox anunció que presentaría una moción de censura contra Pedro Sánchez, aunque eran plenamente conscientes de que estaba abocada al fracaso.

La votación confirmó el fracaso. Todo el Hemiciclo, incluido el PP, votó en contra. Casado pronunció uno de sus más duros discursos contra Vox, lo que provocó un refuerzo en torno a su figura. De esta manera, se posicionó como la moción con menos apoyos de la historia.

A pesar de esta fracaso sin precedentes, Vox no descarta presentar otra moción de censura contra Pedro Sánchez en este 2021.

Abstención y bulos en la "paguita comunista"

El Congreso de los Diputados sacó también adelante la aprobación del Ingreso Mínimo Vital con la abstención de Vox. Más allá de las polémicas que suscitó esta medida en el seno del Gobierno y los retrasos en su gestión, la coalición entendía la urgencia de esta medida, al igual que el resto de grupos parlamentarios. Todos salvo Vox.

Si bien es cierto que no votaron en contra, como se suponía, el partido de Abascal no apoyó una medida que entendía como "la estrella del señor Iglesias". El líder de Vox, incluso, alegó que el apoyo del resto de fuerzas se traducía como un pacto "firmado con el diablo".

Más allá de este no apoyo, Vox ciñó su estrategia en la difusión de bulos de lo que ellos denominaron como "la paguita". El más sonado fue el que deslizaba que la medida favorecería el "efecto llamada". Algo que no es solo populista, sino completamente falso, ya que una de las bases para su petición es que la persona solicitante lleve un año residiendo en España.

Hay tres excepciones a este apartado: los menores que se incorporen a la unidad de convivencia, mujeres víctimas de violencia de género y personas víctimas de trata de seres humanos y de explotación sexual. Algo que no se traduce en "todos los inmigrantes que lleguen en patera", como el partido ultra quiere hacer creer.