No han sido meses fáciles para Alberto Casero. El diputado extremeño del PP, víctima de una campaña de memes desde que su error en la votación de la reforma laboral diera un balón de oxígeno al Gobierno, ha reaparecido este miércoles en el Congreso de los Diputados con una intervención poco ortodoxa y que le ha valido la reprimenda de la presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet.

Concretamente, el momento se ha producido después de un duro rifirrafe entre la ministra de Igualdad, Irene Montero, y la bancada del PP después de que la primera acusase a los populares de “promover la cultura de la violación” con sus campañas por el 25 de noviembre, día internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer. Montero se refería así a una cartelería realizada por la Xunta de Galicia en la que, fuera de poner el foco en los agresores, se decía a las mujeres que si corrían en mallas deportivas corrían el riesgo de ser violadas: “No debería pasar, pero pasa”, sentenciaba la campaña.

Pese a todo, y sin que el PP haya pedido perdón por la realización de esta cartelería, la bancada comandada por Cuca Gamarra se ha levantado al unísono para reclamar a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que hiciese algo para enmendar unas duras declaraciones y acusaciones realizadas por la titular de Igualdad. Los gritos se han sucedido mientras Batet, desesperada, pedía a sus señorías que guardasen silencio. Acabado el furor inicial y conseguida la pretendida pausa, la presidenta de la Cámara Baja ha indicado a Montero que las acusaciones eran desproporcionadas, instándole a medir las palabras en su turno de intervención.

La ministra de Igualdad, en cambio, ha decidido continuar su intervención insistiendo en la idea de que el PP, con este tipo de campañas, promueve la cultura de la violación: “¿Entonces ustedes cómo llaman a decirle a una mujer que vigile su copa en vez de poner el foco en el agresor? Pónganle ustedes el nombre", ha contestado.

Ha sido entonces cuando Alberto Casero, fuera de sí, y desde su escaño, ha explotado a viva voz para que se escuchase su insulto: “¡Sinvergüenza!”. El grito ha sido de tal magnitud que ha podido escucharse nítidamente en la cámara pese a que su escaño es uno de los que están más arriba, alejados de una Batet que, al escuchar el exabrupto, ha pedido al dirigente del PP que por favor guardase silencio. Es entonces cuando las cámaras del Congreso han enfocado al propio Casero, que, tras recibir un afectuoso apretón de una compañera en el hombro, ha levantado el brazo en clara señal de hartazgo.

Vox, en la misma línea

Posteriormente, ha sido el turno de Inés Cañizares, diputada de Vox, quien no ha dudado en seguir en la misma línea y pedir abiertamente la dimisión de Irene Montero por faltar el respeto a las víctimas con sus políticas.

La titular de Igualdad, ya más relajada después de la tensa bronca vivida con el PP, ha defendido las virtudes de su ley y ha pedido acabar con el “populismo punitivo”.