La presentadora y comunicadora Tania Llasera ha ofrecido uno de los testimonios más sinceros y emotivos de la mesa de Igualdad celebrada en la jornada “Menopausia: Salud, Igualdad y Derechos”. Su intervención ha girado en torno al cuerpo femenino, la maternidad y la presión mediática, temas que ha abordado con la naturalidad y el humor que la caracterizan.

Las jornadas han contado también con la presencia de la ministra de Igualdad, Ana Redondo, quien ha defendido que “la menopausia no es un final, es una etapa para vivir con libertad y plenitud”.

Me programaron la cesárea por la agenda de Melendi”, ha recordado, refiriéndose al nacimiento de su hija mientras trabajaba en el programa La Voz. “Tenía que grabar y no cuadraban las fechas, así que decidieron cuándo tenía que parir. Es tremendo, pero real”.

Llasera ha denunciado cómo la industria audiovisual controla el cuerpo de las mujeres y las empuja a mantener una imagen imposible, especialmente después del parto. "Normalmente engordas, las tetas se vuelven mucho más grandes y se caen. La gravedad también hace su trabajo, yo no quiero tener pinta de que tengo 20 años. Tengo 46 años y estoy muy orgullosa de cada año, pero es verdad que el quererte es un trabajo".

Con su habitual franqueza, ha reivindicado la necesidad de reconciliarse con el cuerpo y celebrar la maternidad sin culpa: “Tenemos un portal entre las piernas que da vida y esto es magia. Y yo entiendo que da mucha envidia a los hombres”.

También ha compartido una de las anécdotas más tiernas de su discurso: sus hijos han bautizado su tripa, a la que llaman con cariño “Ramiro”. “Yo preferiría tener mis abdominales, pero no tengo aquí un inquilino empadronado, que es una balda del Ikea, que no hay manera de quitarla, que sí, y que a mis hijos les encanta. Mamá, nunca cambies esto, lo llaman Ramiro”, ha contado emocionada.

En su intervención, Llasera ha querido desmontar la exigencia de perfección que se impone a las mujeres en televisión y en redes sociales. "Yo sí intento siempre, si necesito pedir ayuda, pedirla que no pasa nada. No soy menos mujer por no ser una supermujer que lo puede todo, porque es imposible y menos con la expectativa de perfección que tenemos cuando nos comparamos a las demás en redes sociales".

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