Escuchando a Pedro Sánchez este sábado en Sevilla, nadie habría dicho que no hay elecciones a la vista. Aunque con un formato ligeramente distinto al de los mítines convencionales al haber incorporado preguntas de los asistentes al ‘candidato’, el tono y el contenido de las intervenciones de Sánchez y de sus teloneros Antonio Muñoz y Juan Espadas han sido los propios de una campaña electoral en toda regla. 

No ha intervenido en el acto la ministra de Hacienda y flamante número dos socialista María Jesús Montero, pero todos han sabido que estaba allí, pues no en vano Pedro Sánchez la ha citado elogiosamente en varias ocasiones, propiciando los aplausos de una audiencia a la que Montero saludó levantándose de su silla. El nombre de Montero siempre se barajó como posible recambio a Susana Díaz en el PSOE andaluz, aunque finalmente sería Juan Espadas quien ocuparía ese puesto.

Tras las intervenciones del alcalde de Sevilla Antonio Muñoz, de su predecesor y secretario general del PSOE andaluz, Juan Espadas, y del propio presidente Sánchez, comenzó el turno de preguntas de los genuinos representantes de la “clase media y trabajadora”, que es la expresión más repetida últimamente desde el Gobierno y desde el PSOE para referirse a quienes son el objeto preferente de sus políticas. En realidad, no se trataba propiamente de preguntas de ciudadanos de a pie, sino de amables interpelaciones formuladas por militantes o simpatizantes socialistas al secretario general del partido. 

No hubo, en todo caso, mensajes nuevos por parte del presidente. Tampoco ningún anuncio de medidas políticas que habrían podido desviar la atención del objetivo que parecen perseguir los estrategas de Ferraz y la Moncloa: recuperar la corriente de empatía entre Pedro Sánchez y sus votantes.

El alcalde de Sevilla hizo un discurso muy sevillano, presumiendo de ciudad y de gestión, pero sin olvidar una reclamación al Partido Popular que disfruta de mayoría absoluta en el Parlamento autonómico: la tramitación cuanto antes de una ley de capitalidad como tienen otras grandes ciudades. Al Gobierno de sesgo fuertemente malagueño de Juan Manuel Moreno no parece que le corra mucha prisa en atender la reclamación de la capital. 

Por su parte, Juan Espadas se deshizo en elogios a las virtudes del presidente del Gobierno y a las medidas del Ejecutivo, pero no olvidó leerle la cartilla al Gobierno del PP en materia de políticas para paliar los efectos de la sequía: “Quiero denunciar que este Gobierno sí se ocupó de las obras frente a la sequía pero la Junta no está ejecutando las que son de su competencia. Señor Moreno, ¿dónde estás las 17 obras urgentes que aprobó hace dos años y no ha ejecutado?”.

Se le ha visto cómodo y desinhibido al presidente. No en vano estaba rodeado de los suyos y podía presumir sin interrupciones ni interpelaciones incómodas de una gestión de la que, saltaba a la vista, se siente orgulloso porque considera que nada tiene que ver con la realizada por la derecha durante la anterior crisis.

El presidente desgranó las medidas sociales que ha ido tomando su Gobierno para afrontar una “legislatura compleja” en la que cree haber marcado cuál debería ser el rumbo de la Unión Europea para contrarrestar la instrumentalización por parte de Moscú de la energía como “arma de guerra”. El presidente volvió a pedir a Bruselas que adopte medidas para modificar el mercado eléctrico europeo, que ya había dado muestras de ineficacia pero cuyas debilidades se han visto agudizadas por los efectos de la guerra de Ucrania.

“Me hago cargo del enfado de muchos españoles durante la pandemia. Y ahora, una guerra. Me hago cargo de esa frustración”, ha dicho el presidente en otro momento, para a continuación reivindicar la utilidad de la política: “Ni paños calientes ni discurso del miedo: lo que nosotros hacemos es actuar porque somos el Gobierno de la gente”.

Sánchez está convencido de haber adoptado medidas “de sentido común que benefician a la gente”, pero no ha contado con el respaldo de las derechas: “Os propongo este ejercicio: ved cuál ha sido la reacción de la derecha política y mediática a nuestras medidas sobre pensiones, energía, impuestos a los grandes… La reacción ha sido coincidente en la derecha política, económica y mediática, están a otra cosa, a defender sus intereses particulares y de los poderosos. De hecho, nunca olvidaré quién medraba en Bruselas para que nos dijeran que no a la excepción ibérica: la derecha política, económica y mediática”. En esa misma línea, el presidente se ha mostrado muy severo con las eléctricas y las grandes empresas que "van de la mano de la derecha"

Tras reprochar a la Junta de Andalucía no haber hecho "nada" frente a la situación de sequía, a diferencia del Gobierno central que aprobó en marzo de este año "medidas por un valor de 450 millones de euros en beneficio del sector primario y todos aquellos afectados por la sequía", el presidente ha resumido así su manera de entender la política: “Gobernar es elegir. Primero la gente y luego todo lo demás Y menos mal que estamos los socialistas gobernando en esta situación de crisis”.