Las urnas han desalojado a Albert Rivera del trono de Ciudadanos. El hasta hoy líder del partido naranja ha presentado su dimisión como tal después de un resultado catastrófico para una formación que, en un abrir y cerrar de ojos, ha pasado de ser posible socio de gobierno a los lindes con la más absoluta irrelevancia. La renuncia del expresidente liberal también supone su adiós de la vida pública.

Dejo la política”, ha anunciado un Albert Rivera visiblemente emocionado, conteniendo el llanto. Después de la reunión de la Ejecutiva del partido, el líder liberal ha comparecido ante los medios de comunicación en una atmósfera de silencio, caras largas y un mar de lágrimas que iba aumentando su caudal a medida que pasaba el tiempo.

El ya ex presidente de Ciudadanos pone fin a un camino que inició allá por 2006 y sienta un precedente en esta nueva política en la que nadie asume responsabilidades. El ambiente en la sede de la calle Alcalá era propio de un velatorio, en consonancia con lo que se le venía encima al centro político.

Ha hecho balance de estos años, recordando los primeros eurodiputados que obtuvieron en los comicios de 2014, pero también ha remarcado que ha llegado a esta hecatombe con las mismas caras y nombres que consiguieron el mejor resultado de la historia de Ciudadanos. “Gracias por llegar hasta aquí porque esto no es más que una parada”.

La ovación que sus compañeros de partido le regalaron a su entrada enfatizaba la importancia de este momento, donde Ciudadanos se tendrá que desvincular del hiperliderazgo de Rivera y adaptarse a nuevos y difíciles tiempos.

La emoción se palpaba en el ambiente y las lágrimas se veían en uno de los dos flancos de la sede naranja, mientras en el contrario, una pequeña horda de curiosos se asomaba a las ventanas para contemplar un momento histórico para el partido.

Algunos líderes han sido incapaces de esconder su pesar mientras Rivera anunciaba su adiós. “No le debe sorprender a nadie que hoy dimita y, aunque algunos pueden pensar que es justo o injusto, yo considero que es lo responsable y así me lo enseñaron mis padres”, pronunciaba el exdirigente del partido, quien ha aludido a su entorno durante todo momento.

Rememoró que tomó el acta de diputado en 2015, aunque “parece que lleve toda la vida”. Un escaño al que no volverá después de anunciar que no acudirá al Congreso a recogerla. “Ser diputado es un honor”, deslizaba un Rivera que no ocultaba su temprana melancolía al admitir que “siempre me he pellizcado cuando he entrado” en el Hemiciclo.

Un aplauso interrumpió por completo las palabras del líder de Ciudadanos, que retomó su discurso reiterándose en lo que avanzó anoche: “Nunca estuve atornillado a un escaño”. Considera que es el mejor momento para que alguien tome su relevo y esté al “120%”.

El líder continuó su discurso mientras la tristeza continuaba expandiéndose por la sala de prensa de Ciudadanos. El catalán aprovechó para parafrasear a Barack Obama. “Decía Obama que si para ganar tienes dividir, tendrás un país ingobernable”, deslizaba el expresidente de los liberales, que deseaba “mucha suerte y acierto” a su sucesor y, también, a los dirigentes de los otros partidos.

Nueva vida

Albert Rivera, tal y como ha anunciado, podrá dedicarse a lo que más quiere: su familia. Admite que, por motivos obvios, no ha estado todo el tiempo necesario con su hija y su gente. Sin embargo, asegura que es el momento de “servir” a sus padres, a su hija, a su pareja, a sus amigos y a todos sus compañeros de partido. “Seré feliz alejado de la política y lo haré con orgullo y gratitud. Sin rencor”, zanja.

Este fatídico día para Albert Rivera concluye con un grito en pos de la libertad. “¡Viva la libertad!”, vociferó antes de que sus compañeros abordaran el escenario principal para respaldarle por completo. El futuro de Ciudadanos ha dado el pistoletazo de salida, pero el tablero naranja aún tiene que reconstruirse y lo hará con paciencia.

Sede vacante

El liderazgo de Ciudadanos se decidirá en un Congreso extraordinario, tal y como avanzó en la la noche del domingo Albert Rivera. Esta cita aún no tiene fecha, por lo que la incógnita del liderazgo sobrevolará la calle Alcalá durante varias semanas.

De momento, el Papa naranja ha abandonado su asiento dando pie a un periodo de sede vacante. Su puesto, al menos de manera interina, será para José Manuel Villegas, que el domingo se quedaba sin escaño en el Congreso de los Diputados. El próximo cónclave de Ciudadanos dirimirá al nuevo guía de los liberales en su periodo de rearme.