Con Salvador Illa ya ejerciendo como President de la Generalitat, y una sociedad de Cataluña que busca pasar página hacia un nuevo ciclo político, Carles Puigdemont sigue haciendo ruido. El expresident, que reapareció y desapareció en Barcelona durante la investidura de Illa, señala esta vez -ya desde Waterloo- hacia el Tribunal Supremo por la negativa a aplicar la Ley de Amnistía a sus cargos por malversación. El delito por el que aún se reclama a Puigdemont se consideró "no amnistiable" por el Alto Tribunal, al que el de Junts acusa de haber cometido un "golpe de Estado híbrido".

El lider del 'procés' continúa con su discurso una vez burlada la orden de detención que le puso en el punto de mira de los Mossos d'Esquadra al regresar al territorio nacional. Este viernes, Puigdemont ha sacado pecho por su exitoso regreso y posterior huida de España en un artículo en el periódico estadounidense Politico. La pieza, titulada 'Cómo logré mi atrevida huida de España', comienza con el expresident jactándose de haber participado en este evento público "a escasos metros del parlamento catalán".

Puigdemont acusa al Supremo de un "golpe de Estado híbrido"

En su relato de cómo regresó a Cataluña, según él, el pasado martes 6 de agosto, Puigdemont explica la orden de detención que aún pesa sobre él por los delitos de malversación, "a pesar de que el Parlamento español haya aprobado una Ley de Amnistía que ordenó que se anularan todas las medidas que nos impiden ejercer nuestros derechos políticos". Sobre la negativa del Tribunal Supremo a amnistiar estos cargos, el expresident denuncia la politización de la institución: "Estoy entre los políticos y activistas perseguidos a los cuales se tendría que aplicar la Ley de Amnistía, pero la segunda cámara politizada del Supremo ha decidido rebelarse contra una ley que no le gusta, desobedeciendo un parlamento democrático".

"Yo llamo a esto un golpe de Estado híbrido", denuncia el de Junts, que señala que "algunos jueces subvierten la voluntad del pueblo y anulan la legislación aprobada por un gobierno democrático bajo el disfraz del Estado de derecho". Puigdemont recuerda que podría ejercer su condición de diputado, para la que fue electo en las pasadas elecciones autonómicas de Cataluña, ya que no hay ninguna sentencia en su contra ni se le ha juzgado siquiera: "No volví a Cataluña para que me detuvieran, volví para ejercer el derecho a resistir la opresión".

Sobre el delito de malversación, Puigdemont va más allá y asegura que se trata de una excusa del Supremo para excluirle de la aplicación de la Ley de Amnistía. Lo califica como una "distorsión de la realidad", pues según él el referéndum del 1 de octubre de 2017 no costó ningún dinero a las arcas públicas de Cataluña: "No solo desprecia la ley, sino que también burla a los legisladores de España", dice sobre el Alto Tribunal

Puigdemont narra su "atrevida" fuga de la Justicia española

"Había prometido volver a casa para el debate de investidura", así comienza Puigdemont su relato sobre su "atrevida" aventura del pasado jueves 8 de agosto. En un tono burlesco, el expresident asegura haber "conseguido acceder a Cataluña y dirigirse a Barcelona sin ser descubierto" en la tarde del martes. Tras burlar a los Mossos d'Esquadra, el de Junts se jacta de haber logrado "hablar con la cara descubierta, a pocos metros del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y el propio parlamento en frente de una multitud".

"Tomé un gran riesgo personal", dice Puigdemont, que apunta que no se escondió en el maletero del coche que le recogió, "como afirman que hice". Así narra el expresident su fuga: "No fue facil. La policía causó el caos en Cataluña mientras trataba de arrestarme a mí, un miembro del parlamento, un político cuyo 'crimen' fue organizar un referendum, no un terrorista ni un traficante de armas, no un asesino ni un violador. La última vez que se orquestó una operación tan masiva fue hace siete años, bajo mi mandato. En aquella ocasión fue por los terribles ataques yihadistas en Barcelona y Cambrils".

"Pero, finalmente, mi exfiltración fue exitosa. No fue necesario esconderme en el maletero de un coche, como afirman que hice. Me senté en la parte de atrás de un vehículo privado y fui llevado a través de la frontera entre el sur de Cataluña y el norte, que es territorio francés a nivel administrativo".

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