Pedro Sánchez se enfrentará, el jueves de la próxima semana en el Congreso, al primer examen serio del proyecto de Presupuestos Generales que presenta el Gobierno, en el trámite de las enmiendas a la totalidad. De momento, parece que la votación será mayoritariamente favorable. No hay que olvidar que en 2019 la falta de apoyo a los presupuestos motivó la convocatoria de unas segundas elecciones generales. Más tarde se formó el Gobierno de coalición.

 El Ejecutivo se ha preocupado en negociar de manera discreta y tenaz con cada uno de los partidos, convencido de que es indispensable conseguir unas nuevas cuentas ante el panorama de crisis de salud, con el horizonte económico que aguarda y a la espera de los fondos europeos.

 Por suerte para todos, un amplio sector del Parlamento parece que lo entiende así y no presentará enmiendas a la totalidad. Pero hay otros partidos que mantienen su oposición. Se supone que mostrarán su rechazo  Vox, Coalición Canaria, quizás UPN y Foro Asturias y la mitad del grupo de Junts x Cat (la otra mitad votará con el Gobierno), mientras el PP mantiene el suspense. La suma de todos los que votarán no, está lejos de lo que exigiría la mayoría absoluta.

El resto, hoy por hoy, no mantendrá una postura de rechazo, aunque cada uno pone sus condiciones. Unas condiciones que suman más de ocho mil millones de euros en diferentes conceptos. En resumen, el PNV dirá que sí tras algunas reticencias de forma si bien rechazan el impuesto al Diésel y reclaman más inversiones para Euskadi, como también lo hace EH Bildu que, de paso, pide libertades en general y recuerda que está pendiente la cuestión la reforma laboral.

Ciudadanos exige más apoyo para pymes y autónomos y más gasto en Sanidad. El escollo es estar en el mismo frente con ERC que, a su vez, rechaza coincidir con las posiciones del partido que fundó Albert Rivera.

No hay que olvidar que Ciudadanos nació en Cataluña con el objetivo de plantar cara al nacionalismo, cuando una gran parte de éste aún no se había entregado en brazos del independentismo. Por tanto esa semilla fundadora pervive en la formación de Inés Arrimadas.

Por su parte, ERC exige que se mantenga el impuesto al diésel y que se haga algún gesto político como, por ejemplo, la conversión de la comisaría barcelonesa de Via Laietana, en un museo contra la represión, como señalaba este viernes el diario El País. Más adelante, puede plantear sin duda, otras exigencias sobre los presos del Procés.

  Las demandas del resto de los socios van en la línea de barrer para casa y conseguir más dinero para sus comunidades, como plantean Compromis, BNG y los defensores de la España vaciada, Teruel Existe.

Superada esta prueba preliminar, en enero se abordará la aprobación final de las cuentas del Estado para 2021. La experiencia indica que, pasada esta primera fase, la segunda tiene éxito después de otro intenso tira y afloja negociador.

Lo que cuesta entender es la oposición frontal de la derecha civilizada en colaborar en la urgente recuperación de nuestra sociedad. Pablo Casado habrá comprobado que mantener el suspense hasta el último momento para mostrar a continuación las distancias que le separan de Vox le resulta rentable. Pero aún tiene tiempo para reflexionar y demostrar que preside un partido responsable y preocupado por su conciudadanos. No es momento para políticas de pacotilla.