La izquierda vive su propio periodo de transformación. Sumar, plataforma encabezada por Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, nace como una marca cuyo futuro está en entredicho. A la multitud de voces y sensibilidades políticas que la conforman se le añade el cabreo de quienes le dieron nombre, aquellos que otrora precedieron el liderazgo, los que un día sumaron de verdad. En Podemos no esconden su malestar: se sienten desprotegidos, anulados, invisibilizados; no obstante, tienen un plan, una conjura para volver a liderar el espacio a la izquierda del PSOE “en el medio plazo”.

Este es el vaticinio realizado en los pasillos del Congreso por una voz autorizada de la formación. Apartados del Gobierno, recuerdan que ya no deben ningún tipo de pleitesía a la coalición, por lo que estos cuatro años, siempre que no haya adelanto electoral, se harán notar en cada votación, cada negociación, cada minuto donde se pueda capitalizar el descontento social que un día les colocó en Moncloa.

La estrategia es sencilla: autonomía y relato. Este mismo jueves, en la sala de prensa del Congreso, la secretaria general de Podemos pasó de ministra a portavoz parlamentaria en apenas 48 horas. De su furiosa despedida de la cartera de Derechos Sociales, ejecutada de forma perfectamente sincronizada con Irene Montero, partner in crime, a los micrófonos y las preguntas de los periodistas en la Cámara Baja. “Ya lo dijimos, el PSOE se arrepentirá de habernos echado del Gobierno”, dijo Belarra frente a las cámaras. “Se lo haremos entender a golpes”, añadían fuentes muy cercanas a la dirigente fuera de ellas.

Y es que, más allá de la terminología o la potencia de los titulares, Podemos dice lo mismo frente a las cámaras que tras ellas. Una vez fuera del Ejecutivo se acabó lo impostado, la constante necesidad de contentar a una parte contraria con la que se rivaliza más que se aplaude. Belarra hizo de portavoz parlamentaria, de hecho, para lanzar un duro mensaje a Pedro Sánchez: “Con el viaje a Israel, el presidente del Gobierno blanquea la figura de Netanyahu”, sostuvo, pidiendo al líder del Ejecutivo que antaño fue su jefe que viajase a Bruselas para conseguir que el primer ministro israelí acabe siendo juzgado en la Corte Penal Internacional por sus crímenes de guerra.

Además, la otrora titular de Derechos Sociales, pidió a la UE que rompiese relaciones diplomáticas con Israel y que luchase en pro del embargo de las que hace uso para perpetrar un ataque sine die que se extiende, de forma más abusiva, desde el pasado siete de octubre: “Se trata de un genocidio planificado y hay que forzar a la UE a actuar. ¿Cómo? Ya lo hemos explicado en otras ocasiones: con sanciones económicas ejemplares, al igual que con Rusia; con el embargo de armamento y con la suspensión definitiva o temporal de las relaciones”, sentenciaba Belarra.

¿Ruptura del grupo parlamentario?

Podemos está sumergido en una posición incómoda. Acaban de romper con Sumar, plataforma en la que fueron integrados a las elecciones del pasado 23 de julio, pero aún están supeditados al grupo parlamentario y sus reglas internas. Además, cabe recordar que la formación morada firmó un acuerdo con Yolanda Díaz en el que se especificaba que si decidían ir por libre no cobrarían el 20% de los ingresos de la formación magenta.

Con este contexto como telón de fondo y una separación en visos de ejecutarse, la pregunta es sencilla: ¿se rompe el grupo parlamentario? Por el momento ambas partes niegan la mayor, asegurando que son capaces de trabajar internamente, coser las heridas y “convencer” a sus compañeros de las diferentes políticas o posiciones que haya que fijar día a día en los despachos de la Carrera de San Jerónimo.

No obstante, el miedo sale a la luz cuando son abordados en privado: “Sánchez nos ha echado del Gobierno. Quién sabe si Sumar hará lo mismo en el grupo parlamentario”, temen desde Podemos. Sobre el protagonismo que ellos mismos puedan jugar en este escenario, explican que ahora mismo los cinco de Podemos se encuentran en un momento de trinchera, observando, a la espera de ver “qué da de sí” la relación.  

Pese a agazapados, como ellos mismos se reconocen, estas fuentes no esconden su voluntad “en el medio plazo”: “Nuestra aspiración es volver a mandar en el espacio”, exponen, denunciando que a lo largo de esta campaña electoral la órbita de Yolanda Díaz ha “minimizado” el papel y el protagonismo de Podemos.

Sobre el futuro próximo, con varios procesos electorales a la vista, fue la propio Belarra la encargada de dictaminar cómo actuará su formación: “Habrá acuerdos donde sea rentable”, explicó, dejando en manos de sus delegaciones territoriales las posibles coaliciones en los comicios de Galicia y País Vasco. En las europeas, en cambio, parece decidido que la formación morada acudirá en solitario. En España, por el momento, solo un sueño: “Volveremos”.