El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acudió este martes por la tarde a una misa fúnebre en la localidad onubense de Matalascañas. A su salida, numerosos vecinos contrarios al gobierno esperaban para abuchearle. Ocurrió en el exterior de la parroquia de San Francisco de Asís.

Sánchez, con mascarilla, abandonaba el templo y subía a un vehículo entre gritos de "¡fuera, fuera!" por parte de los ultras presentes. Pero no todos lo hicieron, ya que también se escucharon algunos aplausos.

Anteriormente, Sánchez pasó unos días de vacaciones, desde el 4 al 11 de agosto, con su mujer y sus dos hijas en la Residencia Real de La Mareta, otro palacio que Patrimonio Nacional posee en el municipio de Teguise de Lanzarote. Ahora, el presidente regresaba al Palacio de Marismillas en Doñana para seguir con sus vacaciones. El emblemático edificio es la residencia de descanso para uso de los presidentes del Gobierno y sus invitados.

El "acoso" ya ha sido condenado

El presidente acudió al funeral en memoria de José María Pérez de Ayala, el ambientalista onubense recientemente fallecido. El "Cicerone de Doñana" era un personaje muy querido en la comarca por su excepcional uso de la fotografía del parque natural y todo los archivos especiales que ha dejado tras su paso, dejando así un legado del que muchos ahora se enriquecen para visitar dichos parajes.

Las redes han condenado la "falta de respeto" de los ciudadanos que han protagonizado la escena.

Asimismo, el Ayuntamiento de Almonte también ha alzado la voz al respecto, pidiendo a la ciudadanía "respeto democrático".