“Soy muy contrario a lo pactado. Me duele como español y militante”. Estas fueron algunas de las píldoras que el pasado martes vertió Emiliano García-Page en relación al acuerdo entre PSOE y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) para remodelar el delito de malversación. Una intervención de muchos decibelios a nivel orgánico que obligó a los socialistas a posicionarse. Sin embargo, el propio presidente de Castilla-La Mancha, a pesar de reafirmarse en sus postulados, ha admitido que quizás hizo unas declaraciones “muy saladas”, dependiendo, eso sí, de quién las escuche.

A pesar de que los epicentros informativos de este jueves se posan sobre el Congreso de los Diputados y el Tribunal Constitucional, la figura de Emiliano García-Page es lo suficientemente magnética como para atraer momentáneamente el foco mediático. El barón socialista, durante la presentación de la campaña Navidad en compañía. Ningún mayor solo, se ha referido a su oposición frontal, verbalizada el pasado martes y con un crudo tono en clave PSOE.

Page, que entre otros titulares deslizó que no considera de izquierdas “apoyar los privilegios de un territorio”, se ha reafirmado en su rechazo frontal a la reforma de la malversación, pero ha matizado ligeramente su intervención del martes. El presidente de Castilla-La Mancha asegura ahora, entre risas, la posibilidad de que le añadiera un poco de “sal” a sus palabras.

El barón castellanomanchego ha asegurado que en absoluto se siente “solo” dentro del partido cuando alza la voz. “Es bajarme del atril y sentirme acompañado”, ha replicado el jefe del Ejecutivo de Castilla-La Mancha al ser preguntado por la “altura de miras” que le requiere el líder del PSC, Salvador Illa. No obstante, pese a todo, sí que ha deslizado que pudo pasarse de frenada. “Me dicen que hice unas declaraciones muy saladas”, ha recordado un Page que sugería que “a lo mejor” le echó algo más de “sal”, aunque, eso sí, “según quien las tome”.

Réplica a Illa

Por otro lado, Page ha contestado a Salvador Illa, quien le reclamó ampliar las miras en lo relativo a la reforma de la malversación. El presidente de Castilla-La Mancha ha abogado por mantener “los pies en el suelo” y reivindicar mirar a los ojos “a la gente”. En este sentido, ha señalado que es óptimo volver la mirada al horizonte” y “ver un poquito más allá” para, además de contemplar al independentismo, se vislumbre al resto de autonomías que componen España.

El jefe del Ejecutivo manchego ha optado por no mencionar directamente a Salvador Illa y subrayar que lo idóneo pasa por “mirar a la altura de los ojos de la gente”. Sin embargo, pese a las críticas cosechadas, no se siente solo en el plano orgánico, sino todo lo contrario: “Me siento enormemente acompañado aunque a lo mejor seamos muy poquitos los que lo digamos”, ha verbalizado Page, quien ha avisado a su vez de que se “puede estar muy alto” pero entrar en “vértigo” y, a continuación, “caerse, tropezar y no entender lo que quiere la ciudadanía”.