La exsecretaria general de Vox en el Congreso, Macarena Olona, ha roto su silencio sobre Vox y en 'Soy Macarena’, su libro de memorias editado por La Esfera de los Libros, al que ha tenido acceso en exclusiva ElPlural.com, asegura que Santiago Abascal no manda en Vox.

“Las decisiones importantes de Vox no se toman dentro de Vox. Que, ni mucho menos, es Santiago Abascal el responsable de tomarlas. Que (Jorge) Buxadé es un hombre de paja, una marioneta, pero no pude llegar a ver quién mueve sus hilos. Y puedo decir, sin temor a equivocarme, que Ariza Junior y Kiko Méndez-Monasterio no son el último eslabón de la cadena. Me atrevería a decir que son los validos del valido de otra persona. Julio Ariza es el último escalón antes de la penumbra y la oscuridad. Detrás, está la incógnita”, afirma Macarena Olona.

De este modo, Olona señala a Julio Ariza como la máxima autoridad de Vox y el encargado de defender los intereses de los verdaderos dueños del partido ultra: “Gente infinitamente más poderosa que Santiago Abascal”.

Cabe precisar que, en otro capítulo de su libro, Olona asegura que Vox pidió a la Junta de Andalucía que realizasen pagos a Julio Ariza si querían que apoyasen al Gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla.

Yunque, en Miami o en Irán”

“Abascal es un juguete en manos de las tinieblas que empiezan en Ariza y acaban no sé si en el Yunque, en Miami o en Irán. Santiago no es libre, Santiago es esclavo del poder, y ese querer conservar el poder le hace esclavo de los intereses de gente infinitamente más poderosa que él”, sostiene Olona.

De hecho, la exdirigente de Vox, en otro pasaje de su libro, admite que “la deriva de Vox afecta a lo moral y religioso, y quienes han tomado el control son los yunqueros, personas que tienen en común sus posiciones radicales ultracatólicas, que consideran que España es un instrumento de Dios en la Tierra, que España es la elegida por Dios porque fuimos los encargados de expandir el catolicismo por el mundo. Soros y los movimientos globalistas son una herramienta del diablo, y Vox, el instrumento necesario para conseguir el ‘Bien Común’. Así se conoce también en España a El Yunque, como ‘Organización del Bien Común’”.

En este contexto, Olona describe así a El Yunque: “Diré que es una peligrosa, peligrosísima organización paramilitar y ultracatólica secreta de origen mexicano y alcance internacional, que, como apunté páginas atrás, declara como propósito ‘defender la religión católica y luchar contra las fuerzas de Satanás’, así como instaurar ‘el reino de Cristo en la Tierra’”.

El que más manda, Ariza

“Solo puedo afirmar mis impresiones personales: que las decisiones importantes de Vox no se toman dentro de Vox”, prosigue Olona. Es cierto que la exsecretaria general de Vox en el Congreso reconoce que en el partido de extrema derecha existe un “órgano paralelo y secreto” en el que sitúa a Santiago Abascal, Enrique Cabanas e Ignacio de Hoces. Olona también alude a Kiko Méndez Monasterio y Gabriel Ariza, propietarios de Tizona Comunicación S.L., la empresa encargada de llevar la comunicación de Vox y que tal y como ha desvelado ElPlural.com, ha facturado en solo 5 años la friolera cantidad de 3.771.854 euros.

En cualquier caso, todos ellos mandan mucho menos que Julio Ariza, “el último escalón antes de la penumbra y la oscuridad”.

Olona fue espiada por “Tizona”

En otro pasaje del libro, publicado también por ElPlural.com, Olona denuncia que Vox le obligó a compartir piso con su propio “espía”: “Tuve que tragar”.

La expolítica denuncia que los “seguimientos” y “marcajes” los realizó un trabajador de Tizona, la agencia de comunicación de Vox.

“Tizona Comunicación es la empresa asesora de cabecera de Vox, propiedad de Kiko Méndez-Monasterio y Gabriel Ariza. A través de ella, entre otras sociedades, es por donde factura esa dupla Méndez-Monasterio/Ariza Jr”, explica Olona tras admitir que hasta que no fue designada como candidata a la Junta de Andalucía, no vio ni palpó “el entramado societario que se ha levantado en torno a Vox y que ha hecho de la bandera de España un negocio para algunos”.

“He llegado a la conclusión de que ahí está una de las grandes causas de la deriva de Vox, en el dinero, en no saber gestionarlo, en dejar que mancillase una ilusión y una forma de hacer las cosas que fue la que lo llevó al éxito; en convertir la bandera en un negocio y un partido S.A. (sociedad sin alma) (…) Y sí, lo que separó a Vox de los ciudadanos de a pie fue el dinero y el poder”, subraya.