Las negociaciones para la aprobación de unos nuevos Presupuestos Generales del Estado siguen en estado preliminar. Meros contactos para medir cómo llega cada una de las formaciones que, si bien están resultando positivas, al menos según la valoración diaria que realizan fuentes del Gobierno, permanecen en stand by por la desconfianza recíproca de aquellos que deben otorgar la mayoría necesaria para su consumación.

Pese a las continuas llamadas a la altura de Estado realizadas por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su sector más cercano, prorrogar una vez más las Cuentas del Estado de Cristóbal Montoro empieza a ser una posibilidad más que real. La llegada del coronavirus, las negociaciones en Europa, paliar la situación económica con medidas de carácter social y poner coto a los brotes han llenado la agenda de los encargados de convencer a los partidos del arco parlamentario para realizar unos nuevos Presupuestos.

Fue el propio Pedro Sánchez quien, a su vuelta de vacaciones, cogió las riendas de las conversaciones para reunirse en el Palacio de La Moncloa con PP y Ciudadanos. Los de Pablo Casado llegaron al envite con un ‘no’ rotundo de antemano, siendo imposible contar con ellos para el propósito del Ejecutivo. Más receptivo se mostró Ciudadanos, para preocupación de aquellos que facilitaron la moción de censura a Rajoy y la posterior investidura de Sánchez. Tampoco gustó la sintonía con los naranjas a los miembros del consejo de ministros de Unidas Podemos, haciendo que el propio presidente y su vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, tuvieran que reunirse a toda prisa para fijar un documento de mínimos sobre el que negociar los Presupuestos.

A medida que avanzan las semanas, la situación continúa paralizada. Inés Arrimadas sigue apostando por su nuevo rumbo: hacer de sus 10 diputados una opción útil. Para su nerviosismo, ciertos sectores de Ciudadanos vuelven a levantar la voz pidiendo que al Ejecutivo que se aleje de Bildu y ERC.

Sin embargo, la aritmética imposibilita esta opción. Con el PP negándose a explorar cualquier tipo de vía que incluya a Unidas Podemos, miembro del Gobierno, la opción más factible vuelve a ser optar por el bloque de la moción. Este mismo miércoles ha sido Pablo Iglesias, más cercano a los postulados de nacionalistas vascos y catalanes, quien se ha reunido a lo largo de la mañana con el líder de ERC, Gabriel Rufián, y los diputados de Bildu Oskar Matute y Mertxe Aizpurua. Por la tarde, la vicepresidenta primera y principal encargada de las negociaciones, Carmen Calvo, ha vuelto a convocar a Gabriel Rufián y se ha reunido, además, con Junts per Catalunya, Más País y Compromís.

Tanto Calvo como Iglesias han apreciado “buena sintonía” y disposición de sus interlocutores para “mantener la estabilidad de la legislatura”. Eso sí, deberá ser bajo "una dirección progresista apoyada en la mayoría parlamentaria de la investidura", tal y como han demandado de forma ecuánime tanto Iglesias como los portavoces de ERC y EH Bildu.”Si tú quieres unos presupuestos de izquierdas, objetivamente resulta complicado realizarlos con una formación de derechas”, ha sentenciado Gabriel Rufián en alusión a las negociaciones del Gobierno con los liderados por Inés Arrimadas.

También se han emplazado a proseguir con las negociaciones Carmen Calvo y la portavoz de JxCat, Laura Borràs. La dirigente soberanista ha avanzado que no pondrá “líneas rojas” y ha garantizado que se mantendrá la cohesión entre sus ocho diputados. Dispuesta a luchar porque las Cuentas del Estado sean buenas para Cataluña, Borràs ha advertido que no se podrá desvincular la negociación de la represión que, a su juicio, se vive en Cataluña.