El inicio del curso político ha venido cargado de reuniones para el presidente del Gobierno. La necesidad de aprobar de forma urgente unos nuevos Presupuestos Generales del Estado ha forzado al líder del Ejecutivo a reunirse en el Palacio de La Moncloa durante dos días con los líderes políticos de los partidos del arco parlamentario. Si ayer fue el turno de PP y Ciudadanos, previa negociación de un borrador de mínimos exigibles con el vicepresidente Pablo Iglesias.

Aquellas dos reuniones fueron diferentes. Mientras que con Arrimadas se presenció una cierta sintonía de cara a pactar los pormenores de las Cuentas del Estado, Pablo Casado se enfrascó en el ‘no es no’ que el PP lleva encabezando desde la sesión de investidura. Los llamamientos a un pacto de Estado no han fructificado, y, pese a las exigencias europeas y las complicaciones de la pandemia, socialistas y populares siguen muy lejos de entenderse.

Especial atención había depositada en el encuentro de Sánchez con el líder de ERC, Gabriel Rufián. El acercamiento del Ejecutivo a Ciudadanos provocó desasosiego entre los soberanistas, cansados de servir de segundo plato en las negociaciones. El tema que estaba sobre la mesa, la vuelta a la mesa de diálogo entre el gobierno nacional y el autonómico. Saldado este problema, Rufián no ha cerrado la puerta a pactar los presupuestos, aunque ha advertido de que la cercanía de sectores del Gobierno con los de Arrimadas debilitaría el pacto tanto con su propia formación como con Unidas Podemos.

Y es que la geometría variable que ha servido a Sánchez durante a peor etapa de la pandemia para prorrogar el estado de alarma se complica sobremanera para negociar las cuentas del Estado. Mientras Arrimadas prometió luchar por unos presupuestos “moderados” que no fueran repartidos en los despachos de Rufián, Otegi e Iglesias, el líder de ERC recordaba que los naranjas gobiernan con el PP y Vox en Andalucía y la Comunidad de Madrid.

Recuperar el bloque de la moción de censura o apostar por Ciudadanos y las peticiones de altura de Estado. Ese es el dilema que se debate en el consejo de ministros, donde, las dos almas que lo conforman, tratan de marcar una hoja de ruta común mientras deslizan guiños particulares según su propia predilección.

Este jueves Rufián no ha sido el único líder convocado por el presidente. Por la mañana se ha sumado Aitor Esteban. El líder de los jeltzales ha explicado que en los presupuestos se debería fijar como objetivo reactivar la economía con especial atención a la situación que atraviesa la industria española. Además, como los grupos que le precederían, ha apostado por sumar con los partidos que facilitaron la moción de censura.

Especialmente críticos han sido grupos como Más País, EH Bildu o Compromís. Recordando la necesidad de que estos presupuestos sean de carácter social, han recelado del apego a Ciudadanos: “Nuestros votos no serán gratis”, ha espetado Íñigo Errejón. En la misma línea, Joan Baldoví ha manifestado que “se han de cumplir los acuerdos firmados para investir a Pedro Sánchez”: “Por encima de vetos, para nosotros lo importante serán si estos presupuestos cumplen con lo acordado”, ha sentenciado el dirigente valenciano.