Néstor Rego, portavoz del Bloque Nacionalista Galego (BNG) en el Congreso, no puede evitar sonreír cuando mira los cuadros de Alfonso Rodríguez Castelao y Rosalía de Castro, dos emblemas de la literatura gallega. Seguramente a ellos, que personifican lo que él defiende, se encomiende para que la candidata de su formación, Ana Pontón, logre dar la sorpresa y arrebatar la Xunta de Galicia a Alfonso Rueda.

El partido no pierde la esperanza y dará la batalla hasta el último minuto. Así lo deja claro el también diputado en una conversación que desafía a las matemáticas a partir de una realidad de 15 años "absolutamente desastrosos" bajo mandato 'popular' desde la llegada de Alberto Núñez Feijóo en 2009. "El cambio es perfectamente posible", confía. 

Con un tono sosegado especialmente bien recibido en estos tiempos y una cercanía que siempre se agradece en los políticos, Rego cuenta a ElPlural.com qué tienen que ofrecerle a la gente, mientras analiza por dónde pasan las posibilidades de la izquierda el próximo 18 de febrero, el perfil de los dos últimos presidentes que ha tenido la autonomía, el papel de los medios para favorecer que hayan sido de índole conservador, la gestión de los pellets y alguna que otra cuestión en clave nacional.

PREGUNTA (P): Las encuestas reflejan que Rueda revalidaría la mayoría absoluta en Galicia (así lo mostraban al menos hasta el último CIS). ¿Creen que hay tiempo o margen para un cambio? ¿Por dónde pasarían esas posibilidades? También es cierto que en el PP parece que tienen un poco de miedo. Recordemos aquello de Feijóo cuando decía que uno puede quedar fuera o dentro por un “puñado de votos”.

RESPUESTA (R): Es verdad que la mayoría de las encuestas indican que el PP podría mantener la mayoría absoluta, pero también que está a la baja. En este momento tiene un margen de cinco diputados sobre la mayoría absoluta, pero los sondeos indican que podría quedar en 38, 39, y alguno en 37, perdiéndola.

Por lo tanto, está claro que hay una tendencia en la que coinciden todos los sondeos, el PP está a la baja y desgastado; y el BNG está fuerte y sube. Y esa es la base del cambio político. Un cambio político que hoy, creo, la inmensa mayoría de la sociedad galega ya ve como necesario. De hecho, en todos los últimos procesos electorales las fuerzas que encarnamos la oposición tuvimos más votos que el PP.

Vamos a trabajar hasta el último minuto para hacer realidad un cambio que es necesario para que nuestro país tome un rumbo diferente y tenga unas pautas de futuro que no tiene con Alfonso Rueda.

P: ¿Considera que la situación derivada de los pellets y la gestión ‘popular’ puede ser suficiente para que se produzca un viraje a la izquierda? El clamor en la calle, el descontento de pescadores y asociaciones ambientales son evidentes. Sin embargo, desde 2009 los escándalos del PP han sido una constante en Galicia y no le ha pasado factura electoral.

R: Creo que la tendencia de desgaste del Partido Popular viene de muy atrás. Tenemos un balance de 15 años que son absolutamente desastrosos para Galiza desde el punto de vista social, económico y político (…) con políticas de precarización y de privatización de los servicios públicos, de favorecer a las empresas amigas, el expolio eólico, de no apostar realmente por desarrollar las potencialidades que hay en el ámbito social y económico que tiene nuestro país.

Creo que eso es lo que pesa un electorado que está harto de ver cómo Galiza en vez de avanzar se estanca o retrocede, y de ver cómo la principal preocupación del PP es mantenerse en el poder a toda costa, a base de mentiras y de manipulación mediática.

En ese contexto, la crisis de los pellets es una evidencia más, porque lo que sucede es que el PP, en vez de intentar resolver el problema se dedicó a ocultarlo al sector y al conjunto de la sociedad durante casi un mes. Y después fue una exhibición de incompetencia, mentiras y una manipulación mediática que hace que en este momento, por ejemplo, sea indistinguible la maquinaria de propaganda del PP de la televisión de Galiza o  las cuentas institucionales de la Xunta. Todos a uno intentan asegurar la posición del PP, desprestigian con mentiras a la oposición y, sobre todo, abandonan a la sociedad hacia los concellos, que son los que sin medios tuvieron que hacer frente a esta crisis. Y contra eso es contra lo que se moviliza la gente, porque es evidente que ni el PP ni el Gobierno galego son responsables del vertido, pero sí de una pésima gestión y de intentar engañar a la ciudadanía.

Los pellets pueden ser la gota que colma el vaso, pero insisto, sobre todo porque evidencian la forma de actuar del PP durante más de 15 años.

P: Precisamente, respecto de la crisis de los pellets, ElPlural.com ha sacado informaciones sobre la tía de Alfonso Rueda, Paloma Rueda, como gerente de CETMAR (cargo por el que percibe 60.000 euros al año) y encargada de un proyecto contra los microplásticos que cuesta 1,3 millones de euros. Las voces críticas lamentan que ella está “desaparecida”. Me gustaría saber qué opiniones les merecen estos hechos y si el BNG exigirá actuaciones.

R: Sí, ya lo estamos exigiendo, pero esta es una práctica habitual del Partido Popular: el nepotismo, intentar hacer negocio con el sufrimiento de la gente y con las crisis que pasan en nuestra sociedad. Lo hizo durante el Prestige, Núñez Feijóo de manera muy directa como presidente de la Xunta durante más de 13 años, particularmente en el ámbito de la de la sanidad, y lo hace Rueda.

Es una muestra más de algo que debemos dejar atrás, porque creo que un gobierno, sobre todo, tiene que ser eficaz, capaz de resolver los problemas, de impulsar proyectos que mejoren la vida de la gente y de actuar con absoluta transparencia y honradez. Y esto es incompatible con que el PP se mantenga en el Gobierno.

Los pellets pueden ser la gota que colma el vaso, pero evidencian la forma de actuar del Partido Popular durante más de 15 años

P: El BNG volvería a ser segunda fuerza, según las matemáticas. ¿Qué propone a la sociedad gallega frente a los recortes y escándalos del PP? ¿A qué acuerdos estarían dispuestos a llegar en un hipotético escenario con el PSOE, por ejemplo, más allá de las diferencias evidentes con el partido de Besteiro?

R: Todos los sondeos dan al BNG una subida de tres o cuatro puntos. Creo que dicha tendencia se va a ir acentuando y puede suponer que no sólo mantengamos la posición de segunda fuerza política, sino que la consolidemos con un avance que esperamos que sea de varios diputados hasta situarnos en una horquilla de entre 22 y 24 frente a los 19 que tenemos ahora, y una mayoría conjunta con el Partido Socialista.

Proponemos otra forma de actuar. Frente a la sumisión permanente del gobierno galego en manos primero de Feijóo y luego de Rueda a los dictados de la dirección del PP de Madrid, frente a esa falta de ambición de país, de impulso a la capacidad de resolver y de decidir, proponemos que haya un gobierno con las manos libres para actuar exclusivamente en función de los intereses de todos los galegos y galegas. Que nadie le pueda decir desde Madrid lo que debe hacer. Esa garantía sólo la ofrece el BNG.

En segundo lugar, profundizar en los instrumentos que pueden permitir el desarrollo de las potencialidades que Galiza tiene como país. Eso significa también avanzar en el autogobierno. Nosotros somos una fuerza soberanista, que quiere una Galiza plenamente soberana, pero sabemos que en los próximos años el objetivo que podemos perseguir es profundizar en el autogobierno por la vía de, primero, asumir todas las competencias pendientes, que rondan todavía las 35, algunas realmente muy, muy relevantes, frente al balance del PP de cero competencias asumidas en 15 años. Después, avanzar una propuesta de nuevo estatus -nuevo marco jurídico político- que reconozca a Galiza como nación y que blinde esas competencias y esa capacidad de decidir.

Y proponemos una política social y económica diferentes. En vez de que las empresas amigas puedan hacer negocio con los cuidados y los servicios públicos, fortalecerlos, universalizarlos y garantizar que todo el mundo tenga acceso a la atención a las personas mayores, la sanidad, la educación... la promoción de un desarrollo económico  centrado sobre las bases buenas que tiene nuestro país en muchos ámbitos y frente al progresivo declive de esos sectores. No hablamos solo de los tradicionales (del sector agrario pesquero o el sector agroindustria), sino también de nuevos ámbitos de actividad económica en  los que nuestro país tiene aún muchas potencialidades.

Y estamos hablando, por encima de todo, de tener un gobierno que no le mienta a la gente, que promueva una regeneración democrática, que deje de utilizar los medios públicos como aparato de propaganda al servicio del PP, algo que lleva causando las protestas semanales de los trabajadores y trabajadores de la Compañía de Radio Televisión de Galicia durante más de cinco años.

Y todo esto no llega con un cambio de personas, sino con un cambio de políticas como impulsa el BNG.

P: Podemos y Sumar podrían quedar fuera del Parlamento. Teniendo la aritmética en cuenta, ¿consideran que deberían haber apelado al voto útil?

R: Nosotros no le vamos a decir a ninguna fuerza política si debe presentarse o no, a diferencia de lo que hizo el PP con Vox. Lógicamente están en su derecho, pero al mismo tiempo creemos que tenemos toda la legitimidad para apelar al electorado a que en esta ocasión el cambio es perfectamente posible y que depende de la movilización de ese electorado. Estas son las primeras elecciones realmente abiertas en 15 años y para nosotros esas posibilidades se pueden verificar concentrando todo el voto en el BNG.

Esto es lo que indican todos los sondeos. Por lo tanto, nosotros apelamos a que no quede ningún voto en casa, porque creo que una de las ventajas que puede tener el PP es que la gente que quiera el cambio no ejerza su derecho a voto al dar por descontado que no es posible. Estamos convencidos de que lo es, por lo que estamos solicitando, y lo vamos a hacer durante la campaña, que la gente se movilice, que vaya a votar, que nadie quede en casa y que no se pierdan votos a candidaturas que no tienen posibilidad de entrar en el Parlamento.

Estamos diciendo que la candidatura de Ana Pontón es la que puede permitir el cambio y que es la de todas las personas, votasen lo que votasen en anteriores ocasiones, que quieren que ese cambio exista.

P: No ha habido conversaciones con Yolanda Díaz en este sentido, entonces.

R: En absoluto. Como digo, somos muy respetuosos con todas las fuerzas políticas, que están en su derecho de presentar candidatura. Pero insisto, también nosotros estamos en el nuestro de apelar a la gente que quiere cambio para que apoye la candidatura del BNG, que es la que puede hacerlo posible.

Nosotros no le vamos a decir a ninguna fuerza política si debe presentarse o no, a diferencia de lo que hizo el PP con Vox

P: Pasemos al ámbito nacional. Al PSOE no le están poniendo las cosas fáciles. Lo estamos viendo con Junts en la ley de amnistía, en los reales decretos cuya votación llegó al límite…¿Creen que la legislatura puede complicarse sobremanera hasta el punto de peligrar?

R: Es evidente que fácil no va a ser. Yo no me atrevo a pronosticar si va a durar o no. Creo que si el PSOE consigue sacar adelante los Presupuestos de 2024, le va a permitir por lo menos dos años de legislatura, pero también depende de ellos.

Es evidente que hay una mayoría parlamentaria muy ajustada, que constata la dependencia de todas las fuerzas políticas, porque aquí hubo derrotas parlamentarias y mayorías tan ajustadas que se producen por un voto. Nosotros podemos decir que gracias al voto del BNG, el PSOE salvó por lo menos cuatro cuestiones.

Está claro que el PSOE tiene que cambiar su forma de actuar en este contexto, que no puede seguir haciéndolo como si tuviese los apoyos garantizados, porque no los tiene. Eso implica que debe evitar legislar por real decreto ley y que la única opción que tienes es votar a favor o en contra; y sí, una segunda derivada, que es que se pueda tramitar como proyecto de ley, pero después de tener que aceptar a veces cuestiones que no te gustan para que puedan salir adelante otras con las que sí estás de acuerdo.

Por otro lado, debe dialogar antes de llevar las cuestiones al Parlamento, hacer un esfuerzo de negociación y de cesión, porque es importante avanzar en la democratización del Estado español, en política más progresivas desde el punto de vista tanto social como democrático. Y parece bastante claro que el PSOE no tiene gran disposición a avanzar si no se ve forzado a ello. Vamos a ver qué posibilidades y qué disposición hay para que esto se produzca.

Nosotros firmamos un acuerdo de investidura con medidas muy importantes, muchas de carácter social y, por lo tanto, general para el Estado español, pero otras específicas para nuestro país. También para intentar superar ese déficit histórico en inversiones, infraestructuras, equipamientos, servicios…  Y vamos a estar muy atentos a que cumplan esos compromisos estrictamente, porque hacerlo es cumplir con Galiza.

P: ¿Les sorprende el acercamiento de Feijóo hacia perfiles como los de Díaz Ayuso o Abascal, o en Galicia siempre supieron que el ahora presidente del PP no era tan centrista y esa imagen obedecía más a una construcción de medios como La Voz de Galicia?

R: No queremos decir “ya os lo dijimos”, pero sí (risas). Bromas aparte, siempre advertimos de esa imagen que lamentablemente creó no solo la prensa del entorno de la derecha o el centro derecha, sino también buena parte de la progresía mediática y política madrileña en un determinado momento en que parecía que para enfrentar a Casado había que poner como ejemplo de buen gestor y moderado a Feijóo.

Siempre dijimos que no era ni buen gestor -más allá de para sus amigos, ni moderado. El balance de 13 años en nuestro país es absolutamente desastroso, de precarización, de deterioro, de privatización de los servicios públicos, de falta de impulso al desarrollo social y económico, de incapacidad para resolver los problemas y para gobernar.

Y moderado, tampoco. Quiero recordar que participó en la famosa foto de Colón. Sólo se vestía de moderado cuando le interesaba, especialmente en los procesos electorales, pero impulsó políticas lingüísticas terribles para nuestra lengua, una españolización constante de la política, una sumisión constante de los intereses de Galiza a lo que decidiesen en Madrid y un deterioro de la posición de la lengua que llevó a que en los últimos 15 años se produzca una caída brutal en número de hablantes y no solo una desprotección de la lengua, sino políticas contrarias a ella.

Y en el ámbito social, exactamente lo mismo. Sabíamos perfectamente quién era Feijóo. En Galiza tenía una protección mediática muy importante y en el momento en que esa protección mediática falla, la gente descubre que no es moderado ni buen gestor, y que es una persona que muchas veces no tiene claro lo que defiende.

Lo que hay es una política cada vez más seguidista de la ultraderecha, supongo que en ese afán de competir y de mantenerse en el liderazgo del PP frente a lo que podemos llamar el fuego amigo, al cuestionamiento interno de los sectores más ultras del partido, especialmente de Ayuso. Entiendo que él cree que la única forma de mantenerse como líder del partido es hacer las mismas políticas que haría Ayuso, pero yo os aseguro que no está incómodo en ellas.

Feijóo tenía una protección mediática muy importante en Galiza. En el momento en el que esta falla, la gente descubre que no es moderado ni buen gestor

P: Tras la reforma del artículo 49 de la Constitución, los partidos de izquierdas, también los independentistas y soberanistas, celebraron el hito, pero pedían más cambios. ¿Qué transformaciones solicita el BNG de la Carta Magna a corto o medio plazo acorde con el instante actual? Parece que para la derecha nunca es buen momento…

R: Sinceramente, nosotros creemos que no hay posibilidades de reformar en sentido democratizador y progresivo la Constitución, porque eso implicaría el acuerdo por la mayoría necesaria del PP. En este caso concreto no presentamos ninguna enmienda, primero porque creemos que el objetivo de quitar el término "disminuido" de la Constitución es absolutamente necesario y no había que “despistar” la atención de la importancia de esto. Y en segundo lugar, porque creemos que se necesitaría  una revisión general de una Constitución que nace con muchos déficit democráticos; y esto desde una fuerza soberanista, que realmente lo que le interesaría no es una reforma, sino un proceso constituyente propio en Galiza que diese lugar a un país plenamente soberano.  

Pero si hablamos de las posibilidades de democratización del Estado español, es evidente que hay limitaciones a las que habría que poner fin, empezando por la jefatura del Estado. La monarquía es un sistema puramente antidemocrático. No solo es anacrónico, una forma que se mantiene desde siglos atrás (…) Una jefatura del Estado, vitalicia no por la gracia de Dios, sino por la de Franco, que fue quien la restauró nombrando a Juan Carlos sucesor a título de rey.

Hace falta una democratización con cambios en algunos artículos que son, creo, difícilmente defendibles a estas alturas, como ese papel que se atribuye al Ejército y que puede llegar a justificar constitucionalmente el golpismo cuando consideren que la defensa de la unidad de la patria así lo exige.

O incluso en el ámbito de la lengua: el hecho de que el español jurídica y constitucionalmente tenga una posición diferente en la medida en que se reconoce el derecho y la obligación de conocerlo (…) Pero la obligación de conocer el galego, por ejemplo, por parte de los funcionarios y las funcionarias garantizaría el derecho de los ciudadanos a utilizarlo. Frente a estos y otros elementos, nadie garantiza que aquellos artículos que recogen derechos sociales (a la vivienda, al trabajo…) sean ejecutados.

El Estado Español tiene una Constitución en la que nadie se preocupa de que la parte del articulado que garantiza derechos se cumpla, mientras hay otra que siempre se utiliza como arma arrojadiza.

Todo el mundo ha oído hablar del artículo 155, pero pocos del 128, que dice que toda la riqueza, sea cual sea su forma, tiene que estar al servicio del país y que puede garantizar, por ejemplo, que en un determinado momento un Gobierno decida nacionalizar la banca o las grandes empresas del sector energética al considerar que esto favorece el desarrollo social o económico.

La realidad, en definitiva, es la de una Constitución que no sólo es insuficiente, sino que además se utiliza de forma absolutamente parcial.

P: Un mensaje a los gallegos y las gallegas para el 18 de febrero. Una especie de minuto de oro.

R: Que hay esperanza y alternativa. Y esto depende de que  todo el mundo que quiere dejar atrás una etapa negativa y nefasta de 15 años para nuestro país vaya a votar; sin quedarse nadie en casa y concentrando toda esa ansia de cambio en la fuerza política que hoy está mejor situada y que ofrece un programa que garantiza ese desarrollo social y económico de nuestro país, con Ana Pontón al frente.

Ha demostrado capacidad de liderazgo, de entender Galiza de otra forma, con una perspectiva de futuro y como una gran nación que realmente puede ser.