La palabra “genocidio” no apareció en su discurso, pese a que Naciones Unidas, desde cuya asamblea pronunciaba el discurso, ya ha tipificado como tal el exterminio que el Estado de Israel está acometiendo sobre la población palestina. Sin embargo, el rey Felipe V no dudó en aprovechar su participación en el 80º periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU para “clamar, implorar y exigir” al “Gobierno de Israel” que “detenga esta masacre”. Un mínimo que ha exaltado al lobby sionista afincado en España, que ha atacado directamente al monarca, comparándolo con su padre.

El rey de España ya no es amigo de los judíos. Y los judíos que aman a Israel nunca volverán a reconocerlo como tal”, ha expresado de forma tajante Acción y Comunicación sobre Oriente Medio (ACOM), aparato de presión al servicio de Benjamín Netanyahu y en pro del genocidio. Felipe V “ha decidido atar su futuro y su reputación al destino de un Gobierno corrupto, traicionero y miserablemente antisemita”, proseguía el chiringuito, muy unido administraciones ultras como la de Isabel Díaz Ayuso. “Con él compartirá su juicio en la historia”, insistían en unir el futuro del rey con el de Pedro Sánchez.

ACOM es un habitual en los ataques al presidente del Gobierno y a toda idea que parezca mínimamente progresista, pero se ha quitado la careta de la pena con su defensa acérrima de un Estado que está asesinando niños, matándolos de hambre, despedazándolos a bombazos y quemándolos vivos. Tan solo a un genocida, o a quien apoya estas prácticas, podría resultarle insultante que un jefe del Estado pida “aplicar sin reservas el derecho internacional humanitario” o que “la ayuda humanitaria llegue sin dilaciones” allí donde se necesita.

Estas fueron las palabras de Felipe VI, que, desde la misma tribuna en la que Donald Trump había insultado a la ONU y acusado a los que condenan el genocidio de apoyar a Hamás, recordó que condenar una masacre no es una cuestión ideológica. “No más muertes en nombre de un pueblo tan sabio y antiguo, que tanto ha sufrido a lo largo de su historia”, espetaba el monarca. Sin embargo, el lobby sionista español no está por la labor de permitir que nadie cuestione el proceder de su amo, ni siquiera el rey.

Comparación con Juan Carlos I

“En la historia de España ha habido reyes que supieron unir al país, representarlo con dignidad y encarnar nuestros valores y la convivencia. También los ha habido desastrosos, que actuaron con miopía, sirviendo a sus propios intereses y a los de su círculo más cercano, sin ninguna visión”, apuntaba ACOM en su comunicado de reacción. “España y los judíos españoles fueron bendecidos por el reinado del rey Juan Carlos I […] Muy diferente es el legado de su hijo”, ahondaban en la comparación entre el actual rey y su padre.

El lobby sionista se decanta por el monarca que tuvo que marcharse del país a una dictadura petrolera, con muchos delitos a sus espaldas, que no pueden juzgarse por ser quien es. Y eso que Felipe VI recordó este miércoles que “España es una nación profundamente orgullosa de sus raíces sefardíes” y que, cuando se refiere a Israel, se dirige a “un pueblo hermano”. Tan solo pidió al Gobierno de Netanyahu que acabase con las prácticas que “repugnan a la conciencia humana y avergüenza al conjunto de la comunidad internacional”, y que está pudiendo contemplar el mundo en directo.

Esto, para los sionistas adinerados acostumbrados a enarbolar el comodín del antisemitismo, es “repetir difamaciones de odio, mentiras y falsedades dictadas por un gobierno radical profundamente hostil a los judíos”. Por el contrario, bombardear hospitales, escuelas, zonas ya arrasadas previamente y donde se desempeñan los servicios de emergencias, tiendas de campaña, campos de refugiados, otros países y cualquier centímetro de la Franja porque hasta los perros son ya de Hamás, o lo serán con total seguridad, siempre según la inteligencia israelí, es totalmente creíble.

Todo lo que no sea asumir esta propaganda sionista es “criminalizar al Estado de Israel”, al que el rey reconoció su derecho a defenderse y vivir en paz, “de sus instituciones, su gobierno, su ejército y sus ciudadanos”. “Constituye una vergüenza histórica que jamás será borrada”, insiste ACOM. Pataleos, agresividad y amenazas de una ideología criminal, la sionista, que se ha acostumbrado a campar a sus anchas por una Europa que siempre ha mirado hacia otro lado, ahora avergonzada, pese a que la persecución a la población palestina y la ocupación ilegal de sus territorios data de mucho antes que el 7 de octubre de 2023, unos 70 años.

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