Renovados los equipos, digeridos los despidos y conscientes del difícil escenario que se avecina de cara al calendario electoral que monopolizará 2023, PSOE y PP empiezan a mostrar las primeras cartas de una campaña que ya ha arrancado y será permanente durante cerca de año y medio. Génova y Ferraz diseñan su argumentario bajo premisas contrapuestas: mientras los populares creen que su proyecto de “alternativa” está más cerca de consolidarse, aupado por los últimos resultados electorales y una situación económica que según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional y el contexto internacional prevén dificultades a corto, medio y largo plazo, los socialistas arguyen que el trabajo realizado, bien comunicado y con la fuerza necesaria, es una carta de presentación más que suficiente para recuperar territorios, anular el tan pretendido cambio de ciclo al que hace referencia Feijóo y consolidarse como la única vía para que esta vez, con una pandemia y una guerra de por medio, las dificultades se repartan de una forma más justa y equitativa.

El cambio de tono en el PSOE es claro. La sensación que ha llevado al presidente del Gobierno a realizar su enésimo cambio de estructuras, esta vez en la Ejecutiva Federal del partido, es que había un problema comunicativo evidente que ha provocado que el malestar social no sea capitalizado y rentabilizado por el Ejecutivo pese al “histórico” esfuerzo realizado. La línea a seguir, pese a todo, sigue siendo la misma: más coalición, más gasto social y evitar el enriquecimiento sistemático de aquellos capaces de lucrarse en situaciones complicadas.

No es de extrañar que el nuevo portavoz de los socialistas en el Congreso de los Diputados, Patxi López, se haya mostrado visiblemente orgulloso de estrenarse en la Cámara Baja con la Proposición de Ley para que energéticas y entidades bancarias asuman parte del sacrificio de esta crisis: “Es de sentido común que quien obtiene beneficios extraordinarios sea quien aporte parte de esos beneficios a la solidaridad común”, ha manifestado el socialista.

Tampoco lo es que Pilar Alegría, ministra de Educación y nueva portavoz del PSOE, haya aprovechado los buenos datos que ha reflejado el último informe de la EPA para sacar pecho de la reforma laboral y condenar el catastrofismo de un PP que no deja de alimentar unas perspectivas que, por el momento, y pese al descenso en el crecimiento pronosticado por ciertos organismos internacionales, se niegan a asumir en el seno de Ejecutivo: “Frente al ruido, empleo. Frente al catastrofismo, empleo. Frente al inmovilismo, empleo”, ha indicado Alegría en clara referencia al descenso del número total de parados de 255.300 personas en el segundo trimestre del presente año (cayendo por debajo de los tres millones desde 2008).

Sin embargo, los dos grandes protagonistas en las renovadas portavocías socialistas, en sustitución de Héctor Gómez y Felipe Sicilia, también han tenido tiempo para criticar al partido líder de la oposición: “¿Para qué sirve el PP y su patriotismo de tierra quemada? ¿A qué juega?”, se ha preguntado López. "El balance de Feijóo demuestra poco trabajo, mucho catastrofismo y ningún acuerdo", ha recalcado, en la misma línea, Pilar Alegría.

Un perfil más combativo, duro y directo con el que recuperar al votante socialista descontento y volver a sumar ilusiones de cara a un año electoral en el que los socialistas esperan llegar a las presidenciales de 2023 con el rebufo de unos buenos resultados en las municipales y autonómicas que servirán de preludio para la gran cita por La Moncloa. Una confrontación directa entre dos modelos, el de la estabilidad frente a la alternativa, a la que tanto desde PSOE como desde Unidas Podemos esperan sacar provecho gracias al impulso de medidas que el Consejo de Ministros ya ha puesto en marcha y pondrá a lo largo de un otoño que se prevé cargado de anuncios.

Será este viernes cuando el líder del Ejecutivo, Pedro Sánchez, haga su propio balance del curso político que acaba. Lo hará 24 horas después que Alberto Núñez Feijóo, quien, convirtiendo el Senado en su campo de batalla predilecto, ha enarbolado un discurso que no ha sentado bien en Ferraz ni en la propia plaza de la Marina Española, donde, ante decenas de periodistas preparados para lanzar sus preguntas, el presidente de los populares ha optado por un discurso enlatado, silenciando a la prensa y sin contestar a ninguna de las inquietudes de los presentes.

Los tres ejes de Feijóo

El líder del PP ha realizado este jueves su propio balance, cimentado en tres ejes para condenar la “inestabilidad” y “debilidad” de un Pedro Sánchez al que ya consideran en el tiempo de descuento. Economía, ERES y tensiones internar en el Ejecutivo han centrado el discurso de Feijóo frente a las puertas del Senado: "España necesitaría un gobierno para avanzar y lo que tiene es un desgobierno que le frena", ha indicado el dirigente gallego, emplazando a Sánchez a censurarse a sí mismo tras la sentencia del Tribunal Supremo sobre los ERE tras recordar que el actual jefe del Ejecutivo llegó al poder con una moción de censura contra Mariano Rajoy a raíz de la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el caso Gürtel. 

Incidiendo en la idea de que el Ejecutivo está fracturado, Feijóo ha comparado los Consejos de Ministros con “un derby a dos vueltas: una entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz y la otra entre Yolanda Díaz y el resto de Podemos". Para ello, y de forma previa al símil deportivo, el popular ha ejemplificado la desunión interna en el Gobierno hablando de algunas de las polémicas más recientes, tales como el caso Pegasus, lo ocurrido con Marruecos, la destitución de la directora del CNI o los pactos con Bildu.

Posteriormente, y solo después de atacar al Gobierno en algunos de sus puntos débiles, el presidente del PP ha planteado su proyecto como la única “alternativa” que puede ofrecer a los españoles “el Gobierno que merecen”: “Me comprometo a que no tengamos más hoja de ruta que recuperar la economía, mejorar los servicios públicos y mejorar el resto de nuestras instituciones", ha proclamado, sentenciando que mientras en Moncloa experimentan un momento de inestabilidad interna, el PP ha conseguido salir reforzado de una crisis -la vivida entre Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado- que, a su juicio, ha sido “enterrada en tiempo récord”.