El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, y el expresidente del Gobierno, Felipe González, compartieron un fin de semana en la finca que el socialista posee en la Sierra de Guadalupe, en Cáceres. Este encuentro tuvo lugar en un momento significativo, cuando el liderazgo de Pablo Casado en el partido tambaleaba y Feijóo aún era presidente de la Xunta, tal y como adelantó recientemente El Confidencial.
La estancia se prolongó durante dos días, en los que el líder gallego y su pareja, Eva Cárdenas, convivieron con González y su esposa, Mar García Vaquero, en un entorno privado donde el expresidente suele recibir a amigos, políticos y reyes, entre otras figuras.
Aunque la coincidencia continúa resultando relevante, las pistas sobre la relación entre ambos llevaban tiempo apareciendo. En 2018, durante una entrevista con Jordi Évole, Feijóo admitió haber votado a González en las elecciones de 1982 y quizá también en las de 1986, destacando su papel como “buen presidente”. Por su parte, González reconoció años después, en otro programa con Évole, que ambos mantenían una “relación personal”, confesando que se trataba de una persona con la que se entendía.
Guadalupe, la joya de Extremadura entre estrellas y leyendas medievales
El destino de Guadalupe, famoso por ser uno de los pueblos más bonitos de Extremadura, envuelve al viajero con su patrimonio histórico, misticismo y naturaleza viva.
Sus calles, siempre tranquilas pero llenas de ecos antiguos, conducen inevitablemente a la majestuosa Plaza de Santa María, donde el tiempo parece detenerse ante la imponente silueta del Real Monasterio. Allí, entre muros que han visto pasar a reyes, monjes y peregrinos, nace la identidad de un lugar que ha hecho de la espiritualidad su raíz más profunda.
Sin embargo, este magnífico destino también ofrece montes que lo rodean, cielos limpios que invitan a mirar las estrellas y el Geoparque Villuercas-Ibores-Jara, donde el tiempo se mide en millones de años. Este rincón, reconocido por la UNESCO, es hoy escenario de experiencias que conectan ciencia, emoción y paisaje, de la mano de iniciativas como ‘Naturaleza para los sentidos’.