En un Pleno donde el foco debía estar sobre los aliados del Gobierno de coalición, el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, se hizo hueco a codazos a base de improperios al presidente del Gobierno, pero también a quienes podrían ser sus socios potenciales; a la sazón, PNV y Junts. El Partido Popular la ha tomado especialmente con los nacionalistas vascos, a quienes tiene declarada la guerra desde que asumió las riendas de Génova, intensificada en estos últimos meses con el bulo del palacete de París. En el debate sobre corrupción, volvió a ocurrir, reservando toda la hostilidad hacia los jeltzales y alejando las posibilidades de gobernar en solitario. “¿Creen que así les vamos a apoyar?”, espetaba su portavoz tras los ataques furibundos del conservador.

La sensación en el grueso del arco parlamentario es que Feijóo ha vuelto a condenar al Partido Popular. Los conservadores siguen castigados en el rincón de pensar, en buena parte por una retórica hostil hacia los socios del Ejecutivo. Concretamente a quienes tendría más facilidades de atraer como son los nacionalistas del PNV y de Junts Per Catalunya, socios clásicos de los gobiernos conservadores en el pasado. Pero Génova sigue anquilosada en tesis del 2017 y no supera la traición de los conservadores vascos en la moción de censura a Mariano Rajoy.

Para el PP, aún quedan muchas facturas por pagar y están presos de sus propia dialéctica contra el Gobierno de Sánchez, al que acusan de trocear el país y ponerlo al servicio de Carles Puigdemont. Pero en lo que respecta a los nacionalistas vascos, la cuestión es más sangrante. Génova ha intentado acercamientos, pero diluidos entre los constantes dimes y diretes parlamentarios en cuanto algún emisario del PNV se niega a bajarle el pulgar a Pedro Sánchez y es precisamente esto lo que se vio en la sesión matinal del Congreso de este miércoles.

En el rincón de pensar

Feijóo no dejó títere con cabeza, desenmascarando la “moderación” que el PP vendió en su Congreso extraordinario del pasado fin de semana. El líder del principal partido de la oposición no se cortó ni con un cristal en la ofensiva contra unos socios que en Génova ven “dóciles y mansos”. Pasó con Sumar, a quién describió como “muleta” de la “podredumbre” del PSOE y haciendo hincapié en las paces selladas con Ferraz: “¿Están ustedes enfadados conmigo? Lo entiendo, debe ser muy duro ser muleta”.

Replicó la receta para responder a Gabriel Rufián, quien minutos antes buscó el retrato de Feijóo al interrogarle si se plantea la derogación de la Ley de Amnistía. Desempolvó entonces el mantra de ETA, acusando a la Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) de Carod Rovira de haber pactado con la banda terrorista: “Lo entiendo. Ya negociaron para que no se asesinase a nadie en Cataluña”.

Maribel Vaquero (PNV): "¿Piensa de verdad que el PP va a llegar a gobernar desacreditando al adversario y tratando de confundir a la opinión pública con bulos y con mentiras?"

Pero la mayor descarga de ira de un desquiciado Feijóo cayó sobre una de las patas del Ejecutivo que más crítica se mostró en la sesión: el PNV. Los jeltzales redujeron a tres vías el posible escape de un Sánchez al que le afearon sus nulas explicaciones del caso Cerdán. De hecho, junto a Coalición Canaria, fueron los únicos en elevar al debate parlamentario la opción de la cuestión de confianza.

El PNV noquea a Feijóo

A Feijóo, sin embargo, le supo a poco y cargó las tintas contra el Grupo Vasco y su portavoz, Maribel Vaquero, advirtiéndole de que el PSOE terminará por apoyar a EH Bildu. “Ustedes verán. Les acabarán llamando fachas, se quedarán sin gobierno, sin principios y sin votantes. Allá ustedes, señorías”, espetó el jefe del principal partido de la oposición, quien, por supuesto, enardeció las emociones de los nacionalistas.

Vaquero fue al choque sin miramientos, sabiendo que Feijóo estaba sobre la lona. “¿Piensa de verdad que el PP va a llegar a gobernar desacreditando al adversario y tratando de confundir a la opinión pública con bulos y con mentiras? ¿Cree que así el PNV le va a dar su apoyo?”, se preguntaba la portavoz jeltzale con un interrogante que profundiza en el aislamiento parlamentario de una formación que hasta hace dos días hablaba de “gobernar en solitario”. Al mismo tiempo, aconsejaba al PP no dar lecciones ni consejos a nadie y “menos en cuestión de principios”, recordando que ya pactaron con el PSOE para “arrebatar” la lehendakaritza a los nacionalistas. “No enfanguen más. Están engordando a la ultraderecha y, por tanto, dañando más al sistema democrático”, remataba.

Paso en falso

Desde la barrera, el Gobierno se frotaba las manos con el rifirrafe entre populares y jeltzales. “Lo están haciendo muy mal. Están condicionados por Vox”, comentan en privado fuentes próximas al Ejecutivo consultadas por ElPlural.com y, al mismo tiempo, hacen hincapié en el “grave error” que cometió en el Pleno y que expone su soledad. No exactamente arrinconados, pues siempre les quedará la inocua cooperación de la ultraderecha.

Por ello, creen que la fotografía final del debate vuelve a resucitar a un Sánchez que sale reforzado de lo que se preveía como un via crucis. “De largo”, comentan otras voces, que ven el Pleno como un punto de inflexión para coger aire y seguir adelante con la legislatura. Eso sí, en la habitación de Moncloa sigue un elefante con el cartel de “agenda social” colgado de la trompa.

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